Sociedad
Falleció a los 97 años “Tito” Chiavassa, histórico dirigente y comerciante de la ciudad
:format(webp):quality(40)/https://lvdsjcdn.eleco.com.ar/media/2025/12/tito_chiavassa.jpeg)
Tenía 97 años. El Centro Empresarial y de Servicios lo despidió destacando su compromiso y su huella en la comunidad. Su última gran entrevista con LA VOZ DE SAN JUSTO vuelve hoy como testimonio vivo de una filosofía de vida basada en el esfuerzo y el amor por la ciudad.
La muerte de Alberto “Tito” Chiavassa, a los 97 años, generó un profundo pesar en la comunidad mercantil de San Francisco. Desde el Centro Empresarial y de Servicios (CES), entidad que integró y presidió durante años, lo recordaron con palabras que hoy resuenan con especial fuerza: “Su compromiso, dedicación y visión marcaron la historia de nuestra institución y dejaron una huella imborrable en toda la comunidad”.
Ese legado queda especialmente plasmado en una de las últimas entrevistas que concedió a LA VOZ DE SAN JUSTO, donde repasó su vida desde sus raíces en el campo hasta su medio siglo de trayectoria comercial. Nacido cerca de Plaza San Francisco, séptimo hijo varón de una familia numerosa, siempre sostuvo que su verdadera escuela había sido la vida. “Si algo conozco yo, eso me lo dio la vida. Pero cuesta mucho ganar esta experiencia. Hay que hacerlo día a día”, afirmó en aquella charla. Por eso insistía en que la educación debía ser prioridad: “Si yo fuera gobernante, la prioridad sería la educación. Con educación vamos a tener salud, seguridad. Si fallamos ahí, no tendremos armas para pelear”.
Su historia en el comercio es también la historia de un San Francisco en transformación. Desde un pequeño bazar que adquirió junto a su hermano hasta convertirlo en un referente regional (Bazar Hugo), vivió crisis, recuperaciones y momentos decisivos. La más dura, decía, fue la del 2001: “Tocamos fondo. Se produjo un cambio total, pero gracias a Dios y a circunstancias que favorecieron al campo, vino la recuperación”. Su mirada optimista no era ingenua, sino una convicción de vida: “La vida siempre da posibilidades, pero hay que esforzarse por buscarlas”.
Su compromiso excedía el comercio. Fue dirigente en Sportivo Belgrano, el Movimiento Familiar Cristiano, el Rotary J. B. Iturraspe y, con especial orgullo, en Amigos del Bien, institución que ayudó a fundar y que volvía a presidir por esos días. Su espíritu inquieto lo llevaba siempre a involucrarse. Nunca pensó en retirarse: “Cuando pase la carroza, que pase, pero a mí no me va a agarrar sentado en la vereda”, dijo entre risas, en una imagen que lo definía.
Tito también era un defensor apasionado de la identidad local. “Soy fanático de San Francisco”, repetía. Valoraba la ciudad, su gente trabajadora y su cultura del esfuerzo, y lamentaba profundamente que muchos jóvenes debieran emigrar: “Me duele que se vayan. Triste el que se va, triste el que se queda. La familia se rompe”.
Orgulloso de sus raíces piamontesas, recordaba con emoción a sus abuelos y esas noches de campo en las que cantaban en su lengua: una nostalgia que lo marcó y que reforzaba su deseo de un futuro mejor para las nuevas generaciones.
