Faena clandestina: advertencia y operativos
La faena clandestina constituye una afrenta a la salud humana y se convierte en un negocio floreciente si no se detecta a través de la vigilancia bromatológica y judicial. La impresionante cantidad de carne secuestrada en estos operativos de Gendarmería corrobora y certifica que el problema es mayor de lo que muchos pueden intuir.
Quizás como pocas veces,
el texto de una columna editorial de este diario centenario fue premonitorio.
El pasado 14 de mayo se reflexionaba sobre un hecho sucedido en la ciudad
santafesina de Ceres, relacionado con la faena y comercialización ilegal de
carne vacuna. En esa ocasión, se señaló la necesidad de que se "ajusten los procedimientos de inspección y control para que el
comercio de la carne en toda la región se ajuste a los parámetros legales y
sanitarios que corresponden".
Apenas horas después, los hechos se precipitaron tanto en San Francisco como en Frontera y en el norte del departamento San Justo. En una serie de allanamientos realizados por personal de Gendarmería Nacional se decomisaron casi tres toneladas de carne en avanzado estado de descomposición no apta para consumo que, no obstante, se ofrecían en venta a precios muy accesibles. Se desbarató de este modo una organización destinada a comprar animales muertos en los campos de la región, faenarlos en una cremería abandonada en Colonia San Pedro y luego comercializar la carne en al menos 9 negocios del rubro.
La Justicia Federal ha informado que el delito que se investiga es "faenamiento clandestino, envenenamiento de alimentos y graves transgresiones a reglas de salud pública", establecido por el Código Penal argentino. Y que,como consecuencia de los procedimientos, se secuestraron tres camionetas, varios freezers y carne espolvoreada con sulfito de sodio, sustancia considerada cancerígena que retrasa la descomposición de la misma. Además, se pudo establecer que los cabecillas de la organización serían dos sujetos que tienen residencia en Frontera, uno de ellos era el encargado de faenar los animales ya muertos. En tanto, hasta el momento no hay detenidos.
Luego de los sucesos que esclarecieron el accionar de una organización delictiva que violaba todas las normas legales y bromatológicas existentes, aquella advertencia de la citada reciente columna editorial de este diario cobró vigencia inusitada. Por ello, se impone reiterar algunos conceptos, agregando asimismo que será necesario llegar hasta las últimas consecuencias en la investigación para dar con los responsables de estas maniobras delictivas y hacerles caer el peso de la ley.
Porque, según lo afirmado en este espacio hace muy pocos días,la salud pública está en serio riesgo y los problemas que podrían presentarse amenazarían la vida de los consumidores de estos productos. Debido a ello, es menester intensificar los controles y favorecer las investigaciones judiciales, así como los organismos oficiales vinculados con las acciones de bromatología bien podrían llevar adelante acciones de información y orientación a los consumidores para que puedan ellos mismos detectar si la carne no proviene del circuito legal.
La faena clandestina constituye una afrenta a la salud humana y se convierte en un negocio floreciente si no se detecta a través de la vigilancia bromatológica y judicial. La impresionante cantidad de carne secuestrada en estos operativos de Gendarmería corroboran la afirmación y certifican que el problema es mayor de lo que muchos pueden intuir.