Excavaciones, baches y reparaciones
La seguridad en el tránsito no puede sufrir consecuencias posteriores a las obras que se llevan a cabo en las calles. Deberían contemplarse sanciones ejemplificadoras para las firmas -sean estatales o privadas- que no actúan con responsabilidad.
Se ha informado que el municipio de San Francisco comenzó a arreglar un peligroso bache en el cruce de las avenidas Urquiza y Juan de Garay. Se indicó que se trata del hundimiento de la carpeta asfáltica sobre la mano este de Urquiza, lo que suponía un peligro serio para el tránsito de vehículos livianos y motociclistas. Además, implica un riesgo de desmoronamiento y también el riesgo de que quede expuesta la línea de media tensión de 13,2 kw. que pasa por debajo.
Es un trabajo que demandará pocas horas, pero que solucionará un inconveniente que se presentó luego de que se hubiese llevado a cabo la obra de enterramiento de la línea de media tensión de energía por parte de una empresa que fue concesionada por Epec. Por ello, la necesidad imperiosa de reparar el hundimiento, ante la posibilidad cierta de que incluso pueda quedar la población indefensa frente al peligro de toparse con un bache por el que debajo cruza una línea de alta tensión.
Varias son las consideraciones que deben tenerse en cuenta al respecto. En primer lugar, Urquiza -como también Rosario de Santa Fe y Cervantes- todavía forman parte de la ruta nacional 19, por lo que la cuestión de las jurisdicciones conspira contra las intenciones de reparar la calzada cuando es necesario. La burocracia exige largos trámites que, en este y en varios otros casos, postergó las soluciones y complicó el tránsito en arterias que, más allá de pertenecer a la traza de la carretera citada, son vitales para la interconexión ciudadana y son muy transitadas. Es hora, entonces, de que se analice con premura la cuestión para dotar de ejecutividad las decisiones que deben tomarse para brindar seguridad al tránsito en estas avenidas.
En segundo término, corresponde reclamar a todas las empresas de servicios públicos y a las firmas que obtienen concesiones para obras, seriedad en la ejecución de los trabajos. Claro que pueden cometerse errores. Pero resulta fundamental enmendarlos de inmediato, porque están en juego principios centrales de la vida en comunidad. La seguridad en el tránsito no puede sufrir consecuencias posteriores a las obras que se llevan a cabo en las calles o debajo de ellas. En este punto, deberían contemplarse sanciones ejemplificadoras para las firmas -sean estatales o privadas- que no actúan con la responsabilidad que es dable esperar.
Finalmente, la problemática de los baches en la ciudad se extiende más allá de las avenidas y del centro. Cuando se publicó la noticia de la reparación de este hundimiento en la avenida Urquiza en las redes sociales de este diario, algunos vecinos plantearon situaciones similares en distintos puntos del ejido urbano. Además de servir como información importante para los funcionarios que tienen poder de acción en el tema, estas publicaciones permiten constatar que la tarea de bacheo no puede ser nunca esporádica. Debe constituirse en política permanente de cualquier municipio, más allá de los períodos de gobierno y de los signos políticos que acceden al Palacio Tampieri.
En resumen, las excavaciones en las calles deben hacerse de acuerdo a las especificaciones técnicas que corresponden y no se pueden admitir "licencias" que luego generan problemas en el tránsito vehicular. Así también, sería importante que las avenidas que forman parte de la traza de la ruta nacional 19 puedan ser consideradas definitivamente como pertenecientes a la ciudad, toda vez que, desde la habilitación de la autovía a Santa Fe, la mayoría de los vehículos que deben atravesar San Francisco ya no lo hacen por allí.