Educación
Estudiantes de PRoA Biotecnología obtuvieron el sello nacional de bioproducto
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Un proyecto nacido en las aulas de la escuela de barrio Palmares logró trascender el ámbito educativo y alcanzar reconocimiento nacional: estudiantes de sexto año obtuvieron el sello argentino de bioproducto por una iniciativa de economía circular que propone reutilizar residuos y transformarlos en productos sustentables, con impacto ambiental, educativo y social.
Alumnos de sexto año de la especialidad Biotecnología de la escuela PRoA desarrollaron un proyecto educativo y ambiental que fue reconocido a nivel nacional por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. La iniciativa, denominada “Proactivos, Crecemos Sustentables”, obtuvo el aval técnico del Comité de Biotecnología y fue seleccionada para recibir el sello argentino de bioproducto, orientado a la innovación y la investigación.
Según explicó la docente entrevistada, Licenciada Cecilia Trucco, el proyecto surge como parte del trabajo integrador que los estudiantes realizan al finalizar su trayectoria escolar. En 2025, el eje estuvo puesto en la reducción y reutilización de residuos, a partir de una problemática detectada en la ciudad: el colapso de los puntos verdes, especialmente por la acumulación de plásticos.
A través de encuestas y recorridos barriales, los estudiantes identificaron que el plástico era el residuo más abundante. Sin embargo, la institución no contaba con las herramientas necesarias para su procesamiento.
En ese contexto, surgió la posibilidad de reutilizar residuos industriales, lo que derivó en una articulación con el IPET 50 Emilio F. Olmos. Allí lograron recuperar materiales descartados del taller, como viruta de madera (aserrín) y plástico molido de polipropileno, que no estaban siendo aprovechados. Durante el primer semestre, docentes y alumnos recolectaron semanalmente estos residuos, principalmente serrín de pino, fibrofácil y machimbre. El proyecto combinó instancias prácticas y teóricas, lo que permitió su presentación en la Feria de Ciencias escolar y provincial, así como en el programa de Escuelas Sustentables de Córdoba. Finalmente, los propios estudiantes bautizaron la iniciativa como “Proactivos”, en sintonía con el lema institucional de la escuela.
Tras una primera evaluación, el Ministerio sugirió dividir la iniciativa en dos líneas diferenciadas: una de productos biobasados, correspondiente al trabajo con residuos orgánicos, y otra de productos industriales, vinculada a la reutilización de residuos industriales. Cada línea fue evaluada de manera independiente y dio origen a expedientes oficiales con número de resolución.
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Ambas propuestas fueron analizadas por el COBIOMAT, integrado por ingenieros, técnicos y doctores en biotecnología, ambiente e investigación, quienes aprobaron los proyectos y habilitaron el acceso al sello nacional. Como instancia final, el 11 de noviembre los estudiantes realizaron una defensa virtual ante una mesa evaluadora nacional.
El 20 de noviembre, la institución recibió la confirmación oficial: el proyecto había sido aceptado y la defensa de los estudiantes fue calificada como “brillante”. La docente subrayó que el otorgamiento del sello cuenta con el aval formal del Estado nacional, respaldado por resoluciones del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, bajo la Subsecretaría de Economía, lo que le otorga validez técnica y científica al proyecto a nivel nacional. La certificación oficial será enviada a la institución durante el próximo año.
Finalmente, destacó que uno de los aspectos más valorados por los evaluadores fue la repercusión social del proyecto. “Proactivos, Crecemos Sustentables” trascendió el ámbito escolar y generó visitas de otras instituciones, capacitaciones a docentes y actividades con niños de nivel inicial y primario, quienes aprendieron a fabricar macetas biodegradables y a reutilizar distintos materiales.
La evolución de los productos —que pasaron de simples contenedores a objetos decorativos y hasta lámparas de sal— refleja, según la entrevistada, cómo la ciencia, la creatividad y el trabajo colaborativo pueden transformar residuos en propuestas sustentables con impacto educativo, ambiental y social.
