Sociedad
Espacios abiertos y colaborativos: la arquitectura del coworking desde una mirada local
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Diseños flexibles y un enfoque más interactivo marcan el rumbo del nuevo paradigma laboral. El arquitecto Franco Ronconi destaca los cambios que existen al momento de construir estas oficinas y diseñar empresas.
Frente a un mundo más conectado, dinámico, y colaborativo, la arquitectura se posiciona como un actor clave en la transformación de los espacios de trabajo. En ese contexto, el coworking se presenta como una respuesta espacial frente a un nuevo paradigma laboral con edificios especialmente diseñados para fomentar el trabajo en equipo, la interacción entre personas y la productividad flexible.
“Eso es un poco lo que viene a hacer la arquitectura dentro de estos espacios”, explicó el arquitecto Franco Ronconi, a LA VOZ DE SAN JUSTO. “Romper el molde de lo estricto, de lo lineal, de los pasillos, de los boxes, de ‘este es mi lugar, aquel es el tuyo’, y abordar los nuevos espacios según como quiero que se desempeñen las funciones dentro”.
El concepto tradicional de oficina está quedando atrás. Hoy, los espacios son pensados para compartir: zonas abiertas con escritorios no asignados (hot desks), cubículos semiabiertos con divisores visuales o acústicos, salas de reuniones, boxes para videollamadas, livings, cocinas y terrazas. El diseño arquitectónico apunta a que cada metro cuadrado tenga una función específica, promoviendo la flexibilidad, la concentración o el encuentro, según la necesidad.
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Flexibilidad espacial y diseño estratégico
“Hoy estoy trabajando en esta oficina, mañana recibo a una persona, necesito charlar o conversar en privado, lo cerramos momentáneamente, a medias, o en una parte. Todo este tipo de espacios por los cuales me voy desplazando en el transcurso de mi jornada laboral son los que van armando una conjunción de ambientes en armonía, esa es la premisa”.
La arquitectura del coworking no se limita a una reorganización del mobiliario, sino que implica decisiones estratégicas sobre cómo se estructura el espacio. “Lo importante es comprender cómo deseo desarrollar las tareas y después definir qué aportes hago con la arquitectura para que uno trabaje en ese interior”, detalla Ronconi.
Uno de los pilares del coworking es la adaptabilidad, lograr lo que se denomina una arquitectura viva. El uso de divisiones móviles, instalaciones a la vista y materiales versátiles permiten reconfigurar los ambientes sin grandes obras. “En la actualidad hay mucha nueva tecnología disponible, y materiales que permiten mayor flexibilidad o nos permiten lograr mejores prestaciones técnicas como por ejemplo la aislación acústica. Si yo necesito un espacio para enfocarme, en sí puede ser un espacio abierto y tener a un compañero de trabajo al lado. Virtualmente puedo generar un espacio reducido, el cual esté incorporado en un espacio mayor, pero, a su vez, si yo necesito encerrarme u obtener un box, no necesariamente tengo que ir a un privado estrictamente cerrado como en una oficina tradicional”.
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A la hora de diseñar estos espacios flexibles que se abren y cierran según la necesidad, también es fundamental prever aspectos técnicos como la instalación de aire acondicionado, tomas eléctricas y conectividad. Estas decisiones deben contemplarse desde el inicio para garantizar que el confort y la funcionalidad no se vean comprometidos. Del mismo modo, si se opta por cerrar un sector que antes era abierto, debe analizarse cómo afectará eso al ingreso de luz natural o ventilaciones y qué soluciones ofrecer para mantener una buena iluminación sobre los espacios de trabajo, como así también lograr un control eficiente de la luz solar. El diseño arquitectónico de estos espacios busca que el usuario se sienta cómodo pero activo, acompañado pero independiente. La iluminación, los materiales, la acústica y la circulación son variables clave a la hora de proyectar un coworking eficiente.
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Cada persona trabaja de formas diferentes, y el diseño debe contemplar esa diversidad. “Todo depende de que manera se siente cómoda la persona que va a trabajar en ese espacio. Y cada trabajador es diferente: yo me puedo sentir bien adentro de cuatro paredes, otro está mejor en un box, o sentado en un sillón. Tal vez esa persona que hoy puede estar trabajando en ese sillón, tiene que atender una videollamada o una reunión virtual o ingresar a una capacitacion y necesita no tener ruido externo. Entonces hay que tener un espacio donde aislarse momentáneamente. Todo se vuelve más flexible”.
Bienestar, color y creatividad en los ambientes
En algunas empresas también optan por incorporar zonas de distensión que buscan mejorar la experiencia laboral. “Se proyectan espacios de distendimiento, los cuales dependen de las políticas de trabajo de cada empresa. Estos lugares, por supuesto mucho más amigables, se diseñan para que sean más confortables y pueda tener un momento para uno mismo dentro de una jornada que se extiende de la regular por ejemplo”.
La estética juega un rol importante en la estimulación creativa. “Muchos de esos espacios se crean bastante neutros, y se dan distintos toques estéticos, particulares, vibrantes. Poner las sillas en amarillo, o en rojo, o alguna pared en un color que impacte y rompa un poco las estéticas tradicionales. El diseño puede incorporar arte, diseño gráfico y branding como parte del espacio arquitectónico, generando una atmósfera creativa que refuerza el sentido de comunidad. Todo estas decisiones funcionan como estímulos, en los cuales es alentador dentro de esos espacios de coworking para que lo promuevan a uno a estar activo o creativo o enfocado en la actividad que realice”.
En San Francisco aún no hay muchos coworking públicos, pero sí empresas que ya han comenzado a aplicar esta lógica laboral en sus oficinas. “Desde nuestro estudio tenemos la suerte de poder trabajar con muchas empresas locales. Trabajamos con firmas grandes de San Francisco y la zona y siempre estas organizaciones de mayor tamaño tratan de estar a la vanguardia de lo que va requiriendo el cambio del formato de trabajo”.
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Modelos locales y experiencias
Uno de los ejemplos recientes de grandes espacios de trabajo donde se podrían ejecutar espacios de coworking público o privado, es el edificio ubicado en la esquina de Moreno y 25 de Mayo en San Francisco. “Ese edificio es comercial en planta baja y de oficinas arriba, pero no es una oficina como la conocemos tradicionalmente. Se han creado espacios abiertos en los cuales uno puede optar por rentar el espacio completo, el piso, medio piso, lo divido en tres o según requiera la actividad que necesito desarrollar. Generamos básicamente una caja en la cual uno tenga la posibilidad de fraccionarlo o dividirlo según requiera la actividad”.
El diseño en este caso también contempla áreas de servicios en cada nivel. “Cada piso cuenta con un área de sanitarios, un área de cocina, un hall / recepción y de balcones, espacios que son abiertos y comunes a cada piso. Su uso es compartido, puede haber en un mismo nivel un estudio de abogados y una empresa de otro rubro totalmente distinto, comparten la misma recpecion, cocina, y conviven diariamente”.
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Ronconi también destaca el edificio de la empresa Cubits. “Al proyectar esta obra creamos un programa de arquitectura de nítida simplicidad, dividido en dos bloques: uno que contiene oficinas privadas, salas de reuniones grandes y chicas, y una oficina general de planta libre, acorde a las necesidades actuales, pero con la posibilidad de mutar a medida que se requiera, y el otro es un espacio semirígido que contiene el área de servicios y esparcimiento conformado por sanitarios, comedor, cocina, galería abierta con asador, y espacio verde. Este último bloque por políticas empresariales se lo prestan a sus trabajadores para uso personal por fuera del horario laboral. El edificio al estar dividido en dos, permite cerrarse el sector de trabajo activando sistemas de seguridad y dejando liberado el sector de esparcimiento. De acá para allá está cerrado, y de acá para el otro lado está abierto. Entonces vos vas moldeando el espacio según el uso y la función que quieras realizar ese dia”.
El coworking representa una solución arquitectónica a las nuevas dinámicas del trabajo. Ya sea en su formato abierto al público, como posibilidad para profesionales independientes que buscan compartir un mismo espacio, o dentro de una empresa, pensado para fomentar la colaboración interna entre equipos, estos modelos se adaptan a distintas necesidades. En ambos casos, el diseño cumple un rol central para lograr entornos cómodos, productivos y flexibles.