“Escuela caracol”: la historia de la primera maestra rural
En el marco del Día del Maestro que se celebró ayer, LA VOZ DE SAN JUSTO rescató la historia de Ángela Peralta Pino, más conocida como "la maestra caracol", siendo que a lo largo de 22 años recorrió con un antiguo vagón sobre ruedas, los lugares donde aún no había escuelas permanentes.
Por Vanina Panero | LVSJ
Ángela Peralta del Pino, más conocida como "la maestra caracol", a mediados del siglo pasado ideó y puso en práctica una "escuela rodante" con la que recorrió durante décadas el norte provincial.
A lo largo de 22 años con su Escuela Rodante Nº 942 (montada en un antiguo vagón sobre ruedas aptas para el tránsito en caminos de tierra), Ángela recorrió los obrajes forestales alfabetizando a hijos de los hacheros y peones rurales del norte santafesino.
"Angelita", como la llamaban los lugareños, se internó en los quebrachales para combatir el analfabetismo y llegar a los lugares donde aún no existían escuelas permanentes.
Nació un 6 de noviembre de 1901 en Providencia (Santa Fe), de hecho se reconoce la fecha de su nacimiento como Día Nacional de los Maestros Rurales.
Durante todo ese tiempo, recogió -algo poco común para ese momento- testimonios de sus clases y de la vida de sus alumnos a través de la palabra como de la imagen: con una cámara elemental tomó 250 fotos que ahora conforman parte de un legado educativo inigualable que se encuentra en el Museo Histórico de la ciudad de Tostado.
Además de su tarea pedagógica, realizó una labor insoslayable en zonas remotas y olvidadas, tales como normalizar las relaciones entre el hombre y la mujer, socorrer las necesidades de la problemática sanitaria en un medio hostil, contrarrestar los efectos del hambre, el hacinamiento y el alcoholismo. A fin de cuentas, un trabajo educativo y social venciendo todo tipo de dificultades materiales y humanas.
De esta forma, y durante sus dos décadas de permanencia pedagógica en los montes del norte del departamento 9 de Julio, Ángela Peralta Pino fue un verdadero paradigma de la educación rural santafesina, que en la actualidad sigue mostrando que esa noble tarea no sólo es lograda con voluntad, sino con deseos profundos de transformaciones sociales y educativas.
La maestra caracol comenzó sus estudios de docente en la ciudad de Rafaela, pero no los pudo completar. Sin embargo, su inquebrantable vocación por enseñar la llevó a los parajes más inhóspitos del norte santafesino. Allí comenzó a enseñar en las estancias a niños y adultos.
La maestra caracol, como ella misma decía, permitía acercar "los beneficios de la escuela al interior de los montes".
En su adolescencia, y a pesar de la oposición de su familia, se marchó a Rafaela para estudiar. Fue en La Perla del Oeste que se inscribió en la carrera de magisterio, en la Escuela Normal "Domingo de Oro". Pero, tras cursar el primer año, por cuestiones familiares, Ángela se vio obligada a abandonar los estudios. Apenas estaba iniciando el segundo. Quizás sea éste su primer gran renunciamiento en beneficio de la concordia familiar. Sin embargo, al visitar una estancia importante del departamento 9 de Julio, le pidieron que comenzara a enseñar a los hijos de los peones. Fue así que se inició en la labor docente.
El recorrido de Angelita y su escuela rodante duró 22 años. Su escuela quedó abandonada durante muchos. En 1982 fue rescatada y convertida en museo. Desde entonces, está ubicada en el ingreso a la ciudad de Tostado.
Gabriela junto a los alumnos de la escuela rural Capitán Gabriel del Valle Km 581
La educación en pandemia y el rol del "maestro emprendedor"
Para María Gabriela Müller, directora de la escuela rural Capitán Gabriel del Valle del Km 581 de la La Francia, la pandemia y la educación remota hizo que "la sociedad en general pueda revalorizar lo que la escuela hace".
En este sentido dijo que "el desafío de los docentes fue sostener el vínculo con los estudiantes para seguir dando continuidad pedagógica y fortalecer los vínculos entre ellos siempre pensando en propuestas pensadas en promover el aprendizaje sin fronteras y con un rol de maestro emprendedor".
"Creo que los docentes pudimos lograrlo de la mejor manera", destacó Müller, quien desde 2018 se desempeña como personal único en la institución a la que asisten 10 alumnos en plurigrado (de sala de 4 a 6° grado).
La docente reconoció que "este cambio que tuvo que hacer la escuela era muy necesario. Antes nos limitábamos a pensar que y como enseñar, ahora es un abanico mucho más grande. Hay otras cuestiones en todas sus dimensiones para replantearse".
Para Müller, el desafío es constante "los docentes estamos todos los días interpelando nuestra tarea de la mejor manera. Con la pandemia, por ejemplo, abordamos la suspensión de la rutina escolar durante el aislamiento social, que criterios orientan a la presencialidad, en que medida los modelos tradicionales resultan eficaces para gestionar la incertidumbre".
"Siempre hay que estar reflexionando sobre nuestra tarea pedagógica, autoevalúandonos para la constante mejora", reflexionó.
Entre las ventajas de la ruralidad en este contexto sanitario, la directora de la escuela capitán Gabriel del Valle dijo que el hecho de contar con 10 niños y estar más tiempo al aire libre, les permitió volver a la presencialidad mucho antes, inclusive este 2021 casi sin virtualidad, sólo 15 días de abril.
"La tecnología nos permite ver otras cosas. Son como ventanas al mundo para poder sumar a los chicos los aprendizajes que ya tienen. Siempre brindarle cosas nuevas y no quedarse sólo con lo que viven en la ruralidad", concluyó.