Envases, impuesto y sustentabilidad

En verdad, el reciclado de los envases plantea un problema relacionado con el daño ambiental. Y es pertinente que el Estado sancione normas que contemplen la sustentabilidad como objetivo primordial. Ahora bien, el proyecto de Ley de Envases presentado crea un fideicomiso financiero y de administración de los fondos recaudados por el nuevo impuesto que será manejado exclusivamente por el Estado, lo cual da a entender que el fin recaudatorio está por encima de cualquier otra meta, por loable que sea.
Quizás no pueda avanzar en el Congreso. Pero su sola propuesta provocó un revuelo importante en un amplio sector de la industria. Se trata del proyecto de ley de Envases y Reciclado Inclusivo que pretende aplicar una tasa del 3% a los envases de los distintos productos, argumentando que los millonarios fondos que se recauden serán destinados al reciclado y al cuidado medioambiental.
El rechazo a una nueva tributación fue casi generalizado. La carga fiscal para cualquier empresa en la Argentina es enorme. Y a algunos legisladores no se les ocurre otra cosa que incrementar o inventar nuevos impuestos para corregir los desequilibrios en las cuentas públicas. Es más, en un marco de inflación creciente que vulnera los bolsillos de los sectores medios y bajos de la sociedad, esta nueva propuesta afectará aún más los ingresos familiares, con la consecuente negativa repercusión en un ámbito tan sensible como la alimentación, por ejemplo.
En verdad, el reciclado de los envases -plásticos especialmente- plantea un problema relacionado con el daño ambiental. Y es pertinente que el Estado sancione normas que tiendan a establecer programas de reciclado que contemplen la sustentabilidad como objetivo primordial. La iniciativa presentada crea un fideicomiso financiero y de administración de los fondos recaudados por el nuevo impuesto que será manejado exclusivamente por el Estado, lo cual da a entender que el fin recaudatorio está por encima de cualquier otra meta, por loable que sea.
Los sectores industriales involucrados en este proyecto rechazaron el impuesto que se pretende cobrar. Señalan que pagar un nuevo tributo, en este marco inflacionario que se agudiza, no asegura, de ningún modo, que el reciclado a cargo del Estado pueda ser exitoso. Pero acuerdan con la necesidad de contar con una legislación que establezca sistemas de gestión eficientes y con el principio de responsabilidad extendida por el cual debe también hacerse cargo del tratamiento de los envases luego del consumo.
Antes de imponer nuevas cargas impositivas como única alternativa para solucionar un problema ambiental, los legisladores que impulsan esta idea tendrían que haber estudiado en profundidad el asunto y tener en cuenta el contexto en el que se mueven. Asimismo, el diálogo con los representantes de la industria es vital para acordar los procesos que permitan la gestión de los envases luego de ser utilizados. En este punto, se conocen exitosas experiencias en países vecinos como Brasil y Chile, en donde los sistemas de reciclado son administrados por el sector privado con control del Estado y no requieren de ninguna tributación especial.
Como ha sido planteado, el proyecto constituye una exacción más que agrava un panorama difícil ya para muchas empresas casi asfixiadas por la presión fiscal. Muchas economías regionales se verán en figurillas para cumplir con esta norma si se aprueba. Y la industria en general sufrirá un nuevo despojo originado en la voracidad de un Estado cuyos legisladores carecen de inventiva y apelan a la única "solución" que parecen conocer: la creación de nuevos impuestos.