En Glasgow se define el futuro de la humanidad

Algunos países aún no parecen entenderlo. En especial, determinadas potencias que todavía se resisten a aplicar las medidas que surgieron de los acuerdos anteriores. Las negociaciones serán muy duras. Si no se alcanzan consensos, las consecuencias podrían ser desastrosas.
Los siete años entre 2015 y 2021 serán probablemente los más cálidos registrados hasta la fecha, afirmó este domingo la Organización Meteorológica Mundial (OMM), un organismo de la ONU, en un informe en el que advierte que el clima entra en "territorio desconocido". Este informe anual sobre el estado del clima "se basa en los últimos datos científicos que demuestran que el planeta está cambiando ante nuestros ojos", sostuvo el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.
El texto, elaborado a partir de observaciones sobre el terreno y mediante satélites de servicios meteorológicos del mundo entero, fue publicado al inicio de la conferencia de la ONU sobre el cambio climático COP26 en el Reino Unido. "Desde las profundidades oceánicas hasta las cimas de las montañas, desde el derretimiento de los glaciares hasta los implacables fenómenos meteorológicos extremos, se están destruyendo los ecosistemas y las comunidades de todo el mundo", se expresó.
El comienzo de la cumbre de Glasgow y las discusiones que ya ha generado demuestran la trascendencia que tendrán sus conclusiones para el futuro de la humanidad, a partir del negro panorama que describe el informe de la ONU. Se hace imperiosa la necesidad de llegar a consensos globales definitivos para limitar el calentamiento del planeta y, de este modo, que la reunión en aquella ciudad escocesa se transforme en un punto de inflexión que termine con las discusiones que desde hace décadas se mantienen, mientras los problemas se acentúan y las acciones de control no se generalizan.
Como botón de muestra de las imprecisiones y ambigüedades asomó en los últimos días la declaración del Grupo de los 20, en la que las naciones más poderosas se comprometen a poner fin al financiamiento del carbón para fin de año y apuntar a contener el calentamiento global a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. Pero el comunicado final careció de promesas firmas y no puso una fecha límite para el uso real del carbón. No asumió ningún compromiso para mejorar en temas como el financiamiento climático.
De todos modos, la presencia de los líderes mundiales en Escocia da cuenta de la magnitud del desafío. En algunos ámbitos ya existe desesperación para detener el cambio climático. La reducción de gases de efecto invernadero debería alcanzar un 50% para 2030, con el objetivo de evitar los peores impactos del cambio climático. Pero incluso si todos los países alcanzan las metas que se fijaron en virtud del acuerdo de París de 2015, la Tierra se enfrentará a algunos de los peores escenarios a finales de siglo.
Lo peor es que algunos países aún no parecen entenderlo. En especial, determinadas potencias que todavía se resisten a aplicar las medidas que surgieron de los acuerdos anteriores. Por ello, se estima que las negociaciones serán muy duras. Encarnizadas, quizás. Y si no se alcanzan consensos, el futuro del planeta se verá notoriamente afectado. Las consecuencias podrían ser desastrosas.