En esta crisis, al negocio de los remates le tocó perder
La imposibilidad de reunir a varias personas para realizar una subasta, los martilleros ven pasar una buena oportunidad de atender la alta demanda, ya que mucha gente se desprende de sus bienes para mitigar los efectos de la crisis. Los remates on line no tuvieron la aceptación esperada.
"Los martilleros tenemos mayor cantidad de trabajo durante las crisis porque allí la gente empieza a desprenderse de bienes que no utiliza para juntar un dinero", aseguran desde el Colegio Profesional de Martilleros y Corredores Públicos de San Francisco.
"Al no poder hacer reuniones de personas,
los remates están condenados a no realizarse", se lamentan los profesionales
que busca otras vías para generar ingresos, aprovechando que las inmobiliarias
pudieron volver a trabajar.
Las subastan on line no "pegaron"
La imposibilidad de que se realicen remates públicos para evitar el aglomeramiento de personas en un mismo ámbito pone en jaque la actividad de los martilleros.
Precisamente, el 19 de marzo fue el último día en que se concretaron remates públicos y judiciales que luego fueron suspendidos como tantas otras actividades, al decretarse el aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia de coronavirus.
Transcurridos cuatro meses de aquella medida, estos profesionales continúan sin poder desarrollar su actividad y para subsistir muchos acuden al corretaje inmobiliario o la gestoría integral mientras esperan la autorización del Centro de Operaciones de Emergencia (COE) para poder bajar el martillo nuevamente.
Si bien durante la cuarentena las subastas online se convirtieron en una alternativa de compra para quienes buscan grandes oportunidades a precios convenientes, esta práctica no tuvo éxito en nuestra ciudad, ya que los martilleros consideraron que "no es conveniente" para el desarrollo de la actividad.
En San Francisco actualmente se desempeñan unos 90 martilleros mientras que en el departamento San Justo esa cantidad se ubica en unos 200 profesionales.
Fernando Panero, del Colegio de Martilleros y Corredores Públicos, reconoció que pese a los intentos realizados para concretar remates vía Internet "el resultado no ha sido muy beneficioso porque ese tipo de remates termina siendo para un grupo cerrado, no es para todo el mundo".
"Todas las plataformas online de remates están destinadas, en primer término, solo a las personas que manejan Internet, pero hay personas que van a los remates y no tienen idea de cómo funciona el mundo virtual", señaló.
Además, Panero planteó otro inconveniente de la virtualidad, que tiene que ver con la entrega de la mercadería o el bien a subastar. "Este procedimiento queda a cargo del comprador y cuando se hace un remate on line se debe ser muy específico y claro en la publicidad. Como en un remate se vende el bien al mejor postor, la oferta debe quedar abierta por un determinado período de tiempo y vencido ese plazo se adjudica a la mejor oferta. Si se hace por la plataforma Zoom, por ejemplo, se limita la presencia de personas a la capacidad del sistema, lo mismo ocurre con Whatsapp, con Facebook, solo ingresan los amigos".
En cuanto a las páginas que ofrecen remates on line, el entrevistado dijo que presentan "modalidades diferentes" a una subasta.
Sin ingresos para el Colegio
Por la falta de remates presenciales, el Colegio que nuclea a los martilleros dejó de percibir el aporte que cada miembro destina mensualmente. Con esos fondos se solventa el funcionamiento de la entidad.
"No es fácil precisar el dinero que se ha dejado de percibir porque todo depende de la cantidad de remates que se produzcan en el mes. Lo cierto es que desde marzo el único aporte que ingresa en el Colegio es por el pago de cuotas de los socios, aunque existe mora en el pago".
Para atenuar el efecto del incumplimiento, "el Colegio brindó facilidades de pago y múltiples opciones de medios para abonar. En nuestro caso apelamos a la buena voluntad de todos los afiliados, siendo conscientes que estamos en una época de crisis y si perdemos el apoyo de los colegiados, se pierde lo fundamental de la actividad que es la institución a la que pertenecemos", añadió el martillero.
Esta no es una oportunidad
Podría decirse que un rubro que encuentra oportunidades detrás de la crisis, porque es cuando incrementa su trabajo. Sin embargo, en este contexto inédito impuesto por el Covid -19, pone a los martilleros en igualdad de condiciones respecto a la mayoría de los sectores golpeados por la pandemia.
"Nuestra actividad está castigada por una situación que escapa a cualquier decisión propia sino que depende de medidas impuestas por el Gobierno que prohíbe el ejercicio de la actividad por el aislamiento social", explicó Panero, con cierta resignación.
"Al no poder hacer reuniones de personas, los remates están condenados a no realizarse", indicó para luego señalar que cuentan con "muchos pedidos" de parte de personas interesadas en rematar bienes "porque necesitan dinero".
"Somos el barómetro de la economía -agregó-. Los martilleros tenemos mayor cantidad de trabajo durante las crisis porque allí la gente empieza a desprenderse de bienes que no utiliza para juntar un dinero".
¿De qué vive hoy un martillero?
Ante la imposibilidad de realizar remates, los martilleros -al igual que aquellos que ejercen actividades y profesiones más afectadas por la emergencia sanitaria- han tenido que reducir sus gastos.
"Hemos tenido que adecuarnos a la época de crisis y una manera de hacerlo es a través del ejercicio de diversas actividades para reemplazar los remates", indicó Panero.
Para subsistir, los martilleros comenzaron a generar negocios dentro de la propia actividad profesional. Una de las alternativas es el corretaje inmobiliario o la gestoría integral.
No obstante, quienes no pudieron encontrarle la vuelta al oficio, "la están pasando muy mal", reconoció.