En el Día de la Mujer
El Día Internacional de la Mujer es una fecha clave para insistir en su verdadera e integral promoción. Porque si ello se consigue, se podrá vivir en comunidades más fraternas, más solidarias, con menos desigualdad y, fundamentalmente, sin la violencia que agravia la condición humana.
Cada 8 de marzo se renuevan las reflexiones acerca de la trascendencia del rol de la mujer en la sociedad. Y se encienden algunos debates en torno a parámetros culturales y prácticas que dejan al desnudo una situación tan añeja como dolorosa: la postergación y la violencia son circunstancias que viven millones de mujeres en el mundo, pese a que el empoderamiento del sexo femenino ha tenido grandes avances en las últimas décadas.
Lo cierto es que, todavía hoy, la mujer en la sociedad lo tiene mucho más complicado que el varón. Son innumerables los casos de explotación laboral, sexual o de cualquier otra índole, así como la ridiculización, la discriminación y la segregación. Prácticas impulsadas por pautas y conductas denigrantes de la condición humana que continúan teniendo vigencia. Denunciarlas es una obligación de cualquier persona de bien.
La dolorosa y dramática sucesión de episodios de violencia contra la mujer han obligado a modificar las leyes e instaurar la figura del femicidio como un hecho criminal con penas más severas. Sin embargo, los hechos continúan, con el peligro de que -ante su frecuencia y repetición- terminen siendo naturalizados. Si esto ocurre, se conformaría un escándalo que no puede ser admitido por una sociedad que pretenda establecer parámetros de convivencia verdaderamente humanos.
La convicción mayoritaria es que eldesarrollo social, cultural, político y económico de los pueblos no podrá ser completo si no se potencian y garantizan los derechos de la mujer. Los obstáculos persisten, es verdad. Pero el desafío está siendo afrontado por mujeres valientes que luchan contra barreras, prejuicios y estereotipos que hoy están siendo horadados ante el convencimiento de que caminar hacia la igualdad de los géneros es el rumbo que las comunidades deben adoptar. Y para ello, las políticas, las agendas de los medios de comunicación y la acción ciudadana tienen que converger.
La vida social debe ir hacia el horizonte del rescate de la dignidad de la mujer, de la eliminación de la marginación y del empobrecimiento de la humanidad por estas causas. Es verdad que existen sedimentos culturales, mentalidades retrógradas e instituciones que todavía insisten en posturas que generan desigualdad. Sin embargo, en la agenda pública ya está instalado el reclamo de la mujer y el camino reivindicatorio ha dado grandes pasos.
El reconocimiento de las injusticias es el primer eslabón para restaurar la justicia. El Día Internacional de la Mujer es una fecha clave para insistir en su verdadera e integral promoción. Porque si ello se consigue, se podrá vivir en comunidades más fraternas, más solidarias, con menos desigualdad y, fundamentalmente, sin la violencia que agravia la condición humana.