Análisis
Elección crucial en la Babel argentina

Mientras Uruguay despidió a Mujica con respeto, la campaña electoral porteña expuso la agresividad de una política nacional atrapada en grietas, rencores y un lenguaje cada vez más violento.
Por Fernando Quaglia | LVSJ
“A los argentinos les falta quererse un poco más. Llevan las diferencias a un grado de rispidez que se lastiman. Se matan entre ustedes".
Estas palabras de José “Pepe” Mujica, recuperan vigencia en medio de la habitual agitación política nacional. Mientras en Uruguay dirigentes de todas las extracciones ideológicas y amplios sectores de la ciudadanía despedían con respeto y gratitud a quien supo hacer autocrítica de su pasado como integrante de los Tupamaros, para luego transformarse en un referente democrático, en la Argentina el escenario electoral siguió mostrando su costado más hostil.
El contraste es elocuente. En Montevideo, la despedida a esta especie de “Viejo Vizcacha” de la política latinoamericana exhibió gestos de madurez cívica. Por aquí los bofetones iban y venían en la campaña electoral de una elección de medio término para cargos vecinales en la que parece estar en juego el futuro del país. Es la ciudad capital de la Argentina, en verdad. Pero en esos comicios solo se eligen legisladores (concejales podría decirse sin eufemismos).
Sin embargo, en el particular ajedrez político argentino, esta elección de medio término parece tener el peso simbólico y estratégico de una contienda nacional. No es nuevo: la tendencia a nacionalizar las elecciones porteñas —y las de la provincia de Buenos Aires— responde a una lógica centralista que históricamente ha ignorado a muchas otras jurisdicciones del país.
De todos modos, resulta evidente que la elección en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires será crucial para la supervivencia de algunas agrupaciones y la proyección de otras. De ahí que candidatos de espacios ideológicamente próximos crucen dardos entre sí, mientras el principal postulante opositor adopta una actitud expectante y “descafeinada”, en la que casi no se referenció en el pasado kirchnerista dominado por la confrontación, el autoritarismo y la corrupción. A la luz de las encuestas, confiado en sacar provecho de la fractura entre el oficialismo nacional y el partido que gobierna la ciudad, el principal candidato peronista de extracción radical espera obtener la mejor tajada.
El resultado de los comicios porteños habilitará nuevas lecciones y configuraciones políticas, tanto en el oficialismo como en la oposición. Aunque ello ocurra, no se atisba en el horizonte un cambio profundo en la lógica binaria y agresiva de hacer política. Porque el "nosotros o ellos" instalado durante el kirchnerismo ha mutado hacia una zoología beligerante. Hoy el debate público transcurre entre leones y gatos, hienas y patas, gorilas históricos y mandriles contemporáneos. Incluso los representantes del Congreso detentan la categoría de ratas.
En esta Babel argentina, tras los comicios de mañana, algunos se proclamarán ganadores del “primer chico” y otros deberán barajar y dar de nuevo. Pero en el truco político nacional todo indica que las señas seguirán siendo las mismas. Continuaremos, como decía Mujica, “pegándonos unos mamporros que Dios nos libre”. A propósito, sería interesante prestar atención a las expresiones del flamante Papa León XIV dirigidas a los periodistas en el Vaticano: “Desarmemos la comunicación de cualquier prejuicio, rencor, fanatismo y odio; purifiquémosla de la agresividad. No sirve una comunicación estridente, de fuerza, sino más bien una comunicación capaz de escucha, de recoger la voz de los débiles que no tienen voz. Desarmemos las palabras y contribuiremos a desarmar la tierra. Una comunicación desarmada y desarmante nos permite compartir una mirada distinta”.
Más allá del resultado de una elección, tal vez sea importante desarmar la violencia de un discurso al que ya nos hemos habituado.