Elecciones 2025
El voto joven en Córdoba: 2,2 puntos que podrían ser claves para cualquiera
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La Cámara Nacional Electoral dio a conocer el padrón definitivo. El peso de los chicos entre 16 y 18 años. Córdoba, segunda en el mapa nacional.
“Felipe no me dijo si irá a votar”, cuenta Andrés, papá de 50 años, sobre su hijo de 20, estudiante universitario. “No hemos tocado el tema”, reconoce Rodrigo, también de 50, empresario, sobre su hijo Gaspar, también universitario. “Emma me pidió la boleta, pero dice que no sabe qué hará”, explica Federico, periodista, sobre su hija de 16 años, estudiante secundaria.
Son 93.713 los jóvenes de entre 16 y 17 años habilitados para votar en Córdoba en octubre. No parece una cifra descomunal en una provincia con más de tres millones de electores, pero su peso relativo puede ser determinante en un escenario donde se disputan apenas nueve bancas y donde cada decimal cuenta por el sistema D’Hont.
En la última elección nacional, participó en Córdoba apenas el 58%. Si ese número se repitiera, los candidatos tendrían enfrente un caudal equivalente a 2,2 puntos porcentuales del padrón. Cifra suficiente para inclinar una elección reñida que promete tener a La Libertad Avanza y a Provincias Unidas palo y palo.
Los datos pertenecen al padrón definitivo, difundido esta semana por la Cámara Nacional Electoral. El dato de los “nuevos votantes” (a nivel nacional son 1.139.315) es clave, aunque se sabe que no tienen obligación legal de participar. Jóvenes que, en teoría, representan la renovación del cuerpo electoral pero que, en la práctica, se transforman en una incógnita para las fuerzas políticas.
Porque ahí radica la paradoja del momento. Mientras los números señalan que el voto joven puede definir, los estudios de opinión indican que son, justamente, los menos predispuestos a ir a votar.
La pirámide y la generación Milei
El peso de la juventud y la primera adultez en la pirámide electoral argentina no es un detalle menor. El segmento de 18 a 29 años suma más de 8 millones de votantes; es decir, el 22% del padrón nacional.
En Córdoba, donde el electorado representa el 8,67% del total del país, la gravitación de este grupo también es clave.
No se trata solo de números. Es una una generación entera que creció bajo inflación crónica, crisis recurrentes y un horizonte económico que nunca se estabilizó. Jóvenes para quienes el “futuro” ya no aparece como promesa sino como un terreno movedizo.
Ese malestar fue capitalizado en 2023 por Javier Milei. Según el análisis de los sociólogos Pablo Semán y Nicolás Welschinger, los jóvenes fueron decisivos en su triunfo ya que votaron por él en una proporción mucho mayor que cualquier otro grupo etario y, además, trasladaron ese entusiasmo a sus hogares.
La escena de hijos convenciendo a padres de apostar por “lo nuevo” fue uno de los fenómenos más comentados de aquella campaña.
En Córdoba, bastión libertario por excelencia, esa ola juvenil se sintió con fuerza. Entre los varones menores de 30 años el apoyo fue incluso más contundente que entre las mujeres.
Pero el tiempo parece haber hecho su trabajo. Semán y Welschinger muestran que, lejos de aquel fervor, hoy el voto joven se encuentra atravesado por el escepticismo. Su investigación cualitativa detectó una tensión difícil de sostener. Por un lado, la identificación conceptual con el discurso libertario; pero por el otro, la constatación diaria de los costos del ajuste en la vida de sus familias.
Los jóvenes veían cómo a sus padres se les dificultaba llegar a fin de mes o pagar los estudios, pero seguían justificando al Gobierno libertario en nombre de la “herencia recibida”. Esa disociación (apoyo simbólico pese al malestar material que mantuvo a Milei envalentonado) empezó a resquebrajarse en los últimos meses.
El “entusiasmo se licuó”, escriben los sociólogos en una nota en Infobae, con datos elocuentes: solo el 32,3% de los menores de 35 años declara tener “muchas ganas” de ir a votar, frente al 73% en los mayores de 65.
En Córdoba, donde el padrón joven podría ser determinante como se dijo, esta apatía puede convertirse en un factor político de primer orden. El grupo que hace dos años fue parte del motor del triunfo libertario hoy parece el más desmovilizado. Y sin participación, su peso electoral se reduciría drásticamente.
De motor a lastre
En el estudio de Semán y Nicolás Welschinger, se utilizó una encuesta de Rubikón Intel que refuerza la idea del desinfle libertario en las nuevas generaciones. En distritos como la Tercera Sección electoral bonaerense, la intención de voto joven a La Libertad Avanza rondaría apenas el 26%, similar o incluso menor que en los adultos.
Lo que era un diferencial positivo se transformó en una carga.
Las razones son múltiples, pero convergen en lo económico. Para los jóvenes, los problemas centrales no son la inseguridad (como ocurre en los adultos mayores) sino el desempleo, la falta de ingresos, la inflación y el endeudamiento. Y cuando la política económica no ofrece respuestas en nuestro metro cuadrado, la relación de reciprocidad se resquebraja.
Pero hay más. El escándalo de corrupción en el Andis, por ejemplo, no solo dañó la imagen de transparencia del Gobierno, sino que erosionó el símbolo de la “motosierra” como promesa de ruptura con la vieja política.
En las entrevistas grupales recogidas por Semán y Welschinger apareció algo nuevo, denominado “rehabilitación de las necesidades”. J
óvenes que antes callaban sus carencias por temor a parecer débiles o parasitarios hoy se animan a expresarlas públicamente. Esa verbalización del malestar abre la puerta a nuevas formas de protesta y, quizás, a nuevas opciones políticas.
La duda es si hay en la oferta electoral hoy algo que colme sus expectativas.
Córdoba como laboratorio
¿Por qué Córdoba es un observatorio privilegiado para esta dinámica? Primero, por su peso electoral: es el segundo distrito del país, con más de 3,1 millones de votantes. Segundo, porque acá Milei encontró una de sus bases más firmes. Y tercero, porque el padrón de jóvenes de 16 y 17 años, pequeño en términos absolutos, puede inclinar la balanza en una elección polarizada.
Los 93.713 nuevos electores cordobeses son un termómetro de lo que sucede a nivel nacional ya que representan la posibilidad de un recambio generacional, pero también la evidencia de un desencanto prematuro.
Su participación o su abstención puede modificar no solo la aritmética electoral, sino también el clima político.
Lo que está en juego no parece solo un resultado electoral, sino la relación de toda una generación con la política. El pasaje de la euforia mileista al escepticismo post-Milei, del voto militante kirchnerista al voto apático. Todo plantea un desafío enorme para todas las fuerzas.
Para Milei, significa sostener una base que se le escurre entre los dedos. Para la oposición, implica ofrecer algo más que la nostalgia de lo conocido.
El voto joven no es un voto “menor”. Puede ser pequeño en cantidad, pero es grande en potencia simbólica. En 2023 arrastró hogares enteros hacia la opción libertaria. Hoy es un verdadero enigma.
A nivel nacional
En los números macro, el padrón definitivo cuenta con 35.987.634 de personas habilitadas para votar.
La provincia de Buenos Aires sigue siendo el distrito con mayor peso electoral: alcanza el 37,11% del total con 13.353.974 de electores habilitados para sufragar. Son 243.200 votos más que hace dos años, cuando se eligió presidente de la Nación.
En segundo lugar, está la provincia de Córdoba, que representa el 8,67% del padrón, con 3.120.707 votantes (unos 55.619 más que hace dos años). Tercero, la provincia de Santa Fe, con el 7,91%, que son 2.846.454 de votos (28.174 más).
Y cuarto, un caso especial: Caba, que bajó su participación en el padrón ya que pasó del 7,16% hace dos años al 7% ahora. En total, tiene 2.520.249 votantes, contra de la votación pasada 2.533.092.
El resto de las jurisdicciones no alcanzan el 5% del padrón, con provincias por debajo del 1% como Catamarca, La Rioja, La Pampa, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Para poner en contexto: solo la Tercera Sección de la provincia de Buenos Aires tiene 5.101.177 de electores habilitados. Eso significa, en el mapa nacional, el 14,1% del total.