Política
El voto femenino en la Argentina: un camino de luchas y conquistas
El voto femenino en Argentina es el resultado de décadas de luchas y conquistas. Mujeres como Julieta Lanteri y Eva Perón jugaron roles fundamentales en la búsqueda de derechos políticos y sociales, enfrentando resistencias y desafíos significativos.
Hoy, 23 de septiembre, se cumplen 77 años de la promulgación de la ley de voto femenino en Argentina, un hito que marcó un antes y un después en la historia política del país. La historia del voto femenino en Argentina es un relato de luchas y conquistas que se remonta a décadas antes de la sanción de la norma en 1947.
La magíster en Partidos Políticos y profesora de Historia, Jaqueline Gómez, destaca la importancia de entender estos procesos históricos desde una perspectiva amplia. "Siempre lo que me gusta resaltar en las cuestiones de la historia son los procesos", afirma Gómez, quien subraya que, aunque el voto femenino fue sancionado durante el gobierno peronista, existió un trasfondo de luchas previas que sentaron las bases para este avance.
Gómez menciona a Julieta Lanteri como una figura clave en esta historia: "En realidad, la ley no prohibía votar a las mujeres. Dice que el voto es de los hombres, pero en ningún lado está escrito que el voto está prohibido para las mujeres". Esto llevó a Lanteri a iniciar una lucha por el reconocimiento del derecho al sufragio. Argentina fue pionera en América Latina en términos de sufragio, con la primera ley de votación establecida en 1821; sin embargo, el voto femenino no se hizo efectivo hasta 1951. "En esa primera elección hubo un aumento de 4 millones de votantes", señala Gómez, lo que resalta la relevancia de la participación femenina.
A pesar de estos avances, también existieron resistencias internas al voto femenino. Según Gómez, cerca del 40% de las mujeres se oponían a esta conquista, argumentando que "las mujeres no necesitábamos la participación política porque esto era una cuestión de hombres". Esta resistencia refleja una cultura patriarcal profundamente arraigada que limitaba la percepción del rol político de las mujeres.
La Influencia de Eva Perón
Eva Perón emerge como una figura central en esta narrativa. Gómez explica que su interés iba más allá del derecho al voto: "A Eva le interesaba que la mujer pudiera ser candidata, que pudiera participar en política". La creación del Partido Peronista Femenino es un claro ejemplo del deseo de Eva por empoderar a las mujeres y fomentar su participación política más allá del sufragio. "Ella no se conformaba con que a la mujer se la dejara ir a sufragar y después volver a su casa", enfatiza Gómez.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados, la participación política de las mujeres continuó siendo débil durante muchos años. Gómez menciona que muchas mujeres fueron relegadas a roles secundarios dentro de los comités políticos: "La labor que se le confería a las mujeres... eran ellas las que atendían el comité". Este enfoque perpetuó la idea de que su participación política era solo una extensión de sus roles tradicionales en el hogar.
La participación en la política
El camino hacia la igualdad ha sido largo y lleno de obstáculos. La sanción de leyes como el cupo femenino en las listas de cargos electivos en 1991 y la ley de paridad de género en 2017 son hitos importantes, pero aún queda mucho por hacer. "En este gobierno actual, por ejemplo, no ocupan los principales puestos", observa Gómez. A pesar del avance significativo representado por estas leyes, ella concluye que es fundamental distinguir entre el derecho al voto y la participación política efectiva: "La pregunta entonces es: ¿quiénes eran estas mujeres que luchaban por el voto femenino? Eran mujeres activas políticamente".
En relación al voto y la representación de las mujeres en Córdoba y San Francisco, Gómez señala que, a pesar de los avances en el sufragio femenino, la participación política efectiva ha sido limitada. "Córdoba nunca tuvo una mujer gobernadora. San Francisco tampoco tuvo una mujer intendente", enfatiza, subrayando la falta de representación femenina en posiciones de liderazgo en estas localidades.
Gómez explica que muchas mujeres que lucharon por el derecho al voto en Córdoba provenían de entornos políticos; eran hijas de dirigentes o estaban involucradas en acciones sociales. "Las mujeres que formaban los centros cívicos eran muchas veces mujeres vinculadas a personas con un espacio territorial en un barrio", dice, lo que indica que su activismo estaba relacionado con redes familiares y comunitarias.
La historia del voto femenino no solo representa un avance significativo en términos legales; también es un reflejo de las complejas dinámicas sociales y políticas que han definido a Argentina a lo largo del tiempo.