Agro
El voto del campo y los mercados: señales de un nuevo escenario
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Tras el triunfo de La Libertad Avanza, los mercados reaccionaron con fuerte optimismo y el campo argentino mira con expectativa los efectos del nuevo escenario político y económico.
Por Ignacio Omedes | LVSJ
Las elecciones nacionales del domingo dejaron una imagen clara: el país se pintó de violeta. La Libertad Avanza se impuso en la mayoría de las provincias, incluidas Córdoba, Santa Fe y la propia ciudad de San Francisco, marcando un nuevo mapa político que ya tuvo impacto inmediato en los mercados y en las expectativas del sector agropecuario.
El lunes posterior a los comicios, los indicadores financieros reaccionaron con una ola de optimismo. El peso argentino se fortaleció más de un 10% frente al dólar, los bonos soberanos subieron entre 10 y 15 centavos por dólar y el mercado accionario local tuvo un alza cercana al 20%. Para los analistas, el mensaje fue claro: los mercados premiaron la posibilidad de una mayor gobernabilidad política y la expectativa de reformas económicas concretas.
Esa sensación de estabilidad se traduce en tres claves: una base legislativa más sólida que reduce bloqueos, una expectativa de mayor disciplina fiscal y una mejora en la confianza que fortalece a la moneda y reduce la dolarización.
Ahora bien, ¿cómo repercute todo esto en el campo argentino?
Un peso más fuerte tiene doble filo. Por un lado, puede afectar la rentabilidad de los exportadores, que reciben menos pesos por cada dólar. Pero, al mismo tiempo, abarata insumos importados como fertilizantes, repuestos o maquinaria, reduciendo costos de producción. El balance dependerá del perfil de cada productor.
Otro punto clave es el acceso al financiamiento. Si baja el riesgo país y se abre el flujo de capitales, el agro podría encontrar mayor crédito y condiciones más favorables para invertir. Tasas más bajas significarían oxígeno para un sector que necesita actualizar tecnología, sistemas de riego e infraestructura rural.
También aparece sobre la mesa la política agroexportadora. Con un contexto financiero más estable, el Gobierno nacional podría revisar retenciones, exportaciones y estímulos al sector, buscando captar divisas. De hecho, ya se vieron señales: se suspendieron temporalmente retenciones para ciertos productos agroexportables por decreto presidencial.
Pero no todo es optimismo. Si la apreciación del peso se revierte o si las expectativas no se sostienen, puede haber un golpe de corrección que afecte al agro. Además, los ajustes fiscales podrían recortar subsidios e inversiones rurales, con impacto directo en la infraestructura y los servicios básicos del interior productivo.
En Córdoba —una de las provincias más agrícolas y ganaderas del país—, el panorama depende de que la gobernabilidad nacional se traduzca en obras, inversión y políticas concretas. Caminos rurales, redes hídricas y apoyo a productores siguen siendo demandas urgentes.
El mensaje de Milei tras su victoria fue de unidad: invitó a los gobernadores, entre ellos Martín Llaryora en Córdoba y Maximiliano Pullaro en Santa Fe, a trabajar juntos por la República. Si esa convocatoria se convierte en hechos, el campo podría convertirse en socio estratégico del desarrollo nacional.
El país amaneció con los mercados en alza, el dólar en baja y una sensación general de alivio. Pero lo más importante está por venir: convertir la expectativa en política concreta.
El campo argentino —motor productivo del país, generador de divisas y empleo— dio su respaldo en las urnas. Ahora espera ser respaldado con reglas claras, infraestructura, financiamiento y previsibilidad. Porque si algo quedó demostrado en las urnas es que el campo sigue creyendo. Pero creer no alcanza: hace falta que el gobierno también apueste por él.
