Entrevista
El viaje musical de Alejo Giampieri: “No es fácil, pero nunca descarto hacer lo que me gusta”
:format(webp):quality(40)/https://lvdsjcdn.eleco.com.ar/media/2025/11/alejo_giampieri.jpg)
Con 21 años, el sanfrancisqueño atraviesa uno de los momentos más intensos de su camino musical. Radicado en Córdoba, acaba de lanzar “Destino”, su primer tema y videoclip. El joven artista reconstruye un recorrido lleno de emociones y descubrimientos.
Hay historias que parecen anunciarse mucho antes de que sus protagonistas puedan comprenderlas. En el caso de Alejo Giampieri, ese anuncio llegó en forma de melodías espontáneas que escapaban sin aviso. “Siempre me cuentan una anécdota”, recuerda entre risas, antes de ponerse serio. “De chiquito cantaba en la ducha. Mi abuelo me veía en el patio y pensaba que hablaba solo, y mi mamá le decía: ‘no, está cantando’. Entonces siento que inconscientemente ya había cosas de uno”.
La música apareció antes que la memoria. En su familia evocan también una pequeña batería que tuvo de niño y que él, incluso ahora, no alcanza a recordar. Entre ese patio y esos primeros sonidos se fue moldeando una sensibilidad que luego encontró forma en espacios fundamentales de su infancia artística: la academia El Faro de Rossana Pampiglione, el Conservatorio “Arturo Berutti”, las clases de piano con Leo Verra y el teatro con Verónica Gieco y Carlos Pioli en “La Puerta”. Cada docente, cada escenario y cada ejercicio se transformaron en cimientos de un recorrido que no siempre fue lineal, pero sí profundamente emotivo.
:format(webp):quality(40)/https://lvdsjcdn.eleco.com.ar/media/2025/11/alejo_giampieri_1.jpg)
Su amor por la música también se alimentó de ídolos tempranos. No era común que un niño consumiera ópera con tanta naturalidad, pero él lo hacía. “De chico me gustaba mucho Luciano Pavarotti, los Tres Tenores, escuchar ópera, música clásica”, confiesa a Posta / LA VOZ DE SAN JUSTO. Y, como un hilo que une épocas, suma una referencia que se volvió determinante: “A mí me gusta mucho Queen. Siempre sentí que Freddie Mercury me abrió el paradigma del show, de las armonías, de la creatividad”.
El salto a Córdoba
Hoy, con 21 años, Alejo vive en la ciudad de Córdoba, donde estudia las carreras de Vocalista Superior, Tecnicatura en Piano e Instrumentista Superior en la prestigiosa escuela La Colmena. Ese cambio geográfico y emocional fue un quiebre en su vida. “Fue como un mundo aparte”, reconoce. “Me encontré con amigos, con artistas increíbles. En Córdoba hay espacios donde uno puede desarrollarse, y hay músicos independientes que son muy virtuosos, pero que por ahí no tienen el reconocimiento que merecen. Eso te abre la cabeza”.
Ese “mundo aparte” también significó recalibrar su identidad artística. En Córdoba, donde la escena independiente vibra sin pedir permiso, Alejo encontró no solo referentes, sino también un espejo: jóvenes que, como él, estudian, crean, componen y dudan. Sobre todo dudan. Y es en esa duda –esa mezcla de vértigo y deseo– donde, a veces, nacen las canciones más honestas.
“Destino”: la canción escrita en 20 minutos que terminó marcándolo
Su nuevo tema, “Destino”, surgió casi sin aviso. La historia empezó con una amiga que le pasó el contacto de Marcelo Predacino, guitarrista y director musical de la banda de Abel Pintos, además de productor y compositor. Alejo viajó a San Telmo, Buenos Aires, y allí se encontró con un equipo que le dio forma profesional a algo que comenzó siendo apenas una intuición.
“Es mi primer tema”, cuenta. “Trabajé con los colaboradores de Marcelo y ahí surgió poder hacer este último tema”. Aunque la canción pasó por un proceso de producción detallado, su origen fue casi impulsivo. “Lo escribí en 15 o 20 minutos”, admite sorprendido por su propio impulso. “Me pasa que me surge más la melodía que la letra, entonces tenía que poner palabras a todo eso que me pasaba. Fue un desafío muy lindo”.
:format(webp):quality(40)/https://lvdsjcdn.eleco.com.ar/media/2025/11/alejo_giampieri.jpeg)
“Está bueno integrar géneros. No olvidarse de las raíces”
El nombre del tema, curiosamente, no fue decisión propia. “Fue gracias a mi hermano”, dice sonriendo. “Yo estaba medio terco, no sabía si realmente era la canción. Y él me dijo: ‘está muy bueno, tiene un gran estribillo’. Y me terminó convenciendo”. Con el tiempo comprendió que el título tenía sentido emocional: parte de la letra refleja su propia forma de transitar los cambios, las incertidumbres y esa mezcla de melancolía y romanticismo que aparece en su música. “Siento que es autorreferencial en algunas cosas”, admite. “Hay melancolía, tristeza, pero también algo romántico. Eso aparece acompañado por la música, y está muy bueno”.
La búsqueda de una voz propia
En esta etapa, Alejo trabaja en un sonido que combina sus raíces líricas con la energía pop que hoy vibra en la escena nacional. “En este tema uso una voz completamente distinta a lo que hacía antes”, asegura. Sus primeros años de formación, marcados por el canto lírico, contrastan con la estética actual de su música. “Yo siento que mi voz va tirando a los 2000, tipo Tan Biónica, Miranda. Tiene ese estilo”.
La transición entre estilos también lo transformó como oyente. “Consumo música de manera distinta desde que empecé a hacer música”, dice. Dejó atrás prejuicios y se abrió a una escucha más diversa. “Es animarse a escuchar lo que el otro te muestra. Si a todos nos gustara lo mismo, sería aburrido”, reflexiona.
Rituales nocturnos
Hay artistas que escriben de día, en cafés o estudios. Alejo no. Él compone en la noche, cuando el silencio baja y la intuición sube. “Mi mamá y mi papá piensan que soy un murciélago”, bromea. “Me activo a la noche. A veces me surge cuando me estoy bañando. Me grabo melodías con el celular. Armo armonías en mi cabeza, me imagino una banda completa. Ese es mi ritual”.
En esa intimidad nocturna aparecen sensaciones, palabras, ritmos. Y también dudas. Pero es justamente esa vulnerabilidad la que le permite convertir su mundo interno en canciones.
No todo es inspiración. En la música, como en casi todas las búsquedas profundas, también hay renuncias. Alejo lo sabe. “No es un camino fácil”, reconoce. “Pero nunca descarto la idea de hacer lo que me gusta. Es una vida y hay que valorar lo que estamos haciendo ahora. No cumplir el sueño de otro, sino el de uno”.
Esa convicción explica también su ambición: “Soy muy ambicioso. Me encantaría estar en un estadio lleno de gente”, confiesa sin miedo a sonar pretencioso. Es un deseo sincero, que convive con una larga lista de artistas con los que soñaría colaborar: Oasis, Brian May y Roger Taylor, Charly García, Dante Spinetta, Duki, Milo J, Bizarrap, Paulo Londra, Shakira. Nombres que hablan tanto de sus influencias como de su amplitud estética.
Alejo observa con atención lo que pasa en la escena nacional. No sólo escucha: estudia, analiza, piensa. “Mucho se habla del underground”, reflexiona. “Hay pibes que producen desde su casa y están en la búsqueda de un nuevo sonido que pueda marcar tendencia”. Le interesa, especialmente, la convivencia entre lo actual y lo tradicional. Menciona el trabajo de Milo J, quien recupera elementos folclóricos y los mezcla con el sonido urbano. “Está bueno integrar géneros. No olvidarse de las raíces”, afirma.
“A veces las inspiración surge cuando me estoy bañando. Me grabo melodías con el celular. Armo armonías en mi cabeza, me imagino una banda completa”.
También advierte que el consumo musical se transformó: ahora todo es inmediato. Las redes sociales, el ritmo frenético de TikTok, la necesidad de mostrar contenido constante. En ese contexto, Alejo valora cuando aparece “una obra compleja que intenta romper”. Para él, allí también se juega el futuro de la música argentina.
Antes de cerrar, Alejo deja una reflexión para quienes lo escuchan: “Espero que disfruten de mi primer lanzamiento, Destino, y que sean felices con lo que escuchan. Que se sientan identificados, que bailen con sus amigos y sus familias. El amor es todo lo que importa”. Esa frase parece sintetizar no sólo la intención de su música, sino también su propia historia: un recorrido hecho de intuiciones, de noches en vela, de melodías que llegan sin aviso y de emociones que buscan transformarse en canciones.
:format(webp):quality(40)/https://lvdsjcdn.eleco.com.ar/media/2025/11/alejo_giampieri_2.jpg)
