El transporte interurbano en peligro

Es verdad que el Estado gasta mal e históricamente ha despilfarrado recursos, incluso en el sistema de transporte. Pero no es menos cierto que ese derroche sin límite de fondos ha tenido como beneficiarias a las empresas que funcionan en lo que hoy se denomina el Área Metropolitana de Buenos Aires. El interior del país ha sido siempre postergado.
Ha repercutido con fuerza en la vecina provincia de Santa Fe una declaración del presidente de la Asociación de Transporte Automotor de Pasajeros de esa provincia, en la que sostiene que la situación económica de las empresas de transporte interurbano se agravará casi hasta el extremo si se concreta un anuncio del gobierno nacional que redistribuye los subsidios al sistema.
En efecto, la medida que se aplicaría determina que no tendrá más aporte del Estado nacional el transporte público de pasajeros que preste servicios de más de 60 kilómetros. Es decir, la mayor parte de las empresas que funcionan en el país y casi todas las que lo hacen en nuestra región podrían verse en situaciones económicas y financieras difíciles, siendo que ya de por sí están viviendo circunstancias muy complicadas por imperio de las restricciones impuestas por la pandemia.
Es que la quita del subsidio agudizará los problemas ya existentes, derivados de la larga inactividad en el transporte interurbano vivida el año pasado y de la caída estrepitosa de los ingresos por viajes, así como la imposibilidad de completar los asientos en los colectivos debido a las medidas de distanciamiento social que impone la realidad sanitaria. Esto significaría un golpe mortal para el transporte interurbano, al menos en regiones en las que la gente lo utiliza como medio de transporte para numerosas actividades de la vida cotidiana que tuvieron alguna pausa durante 2020, pero que se retomarán seguramente con el correr de los meses aun cuando la normalidad anterior tarde mucho tiempo en recuperarse.
Vale señalar aquí que en toda la región del este cordobés y el oeste santafesino, las empresas de transporte interurbano prestan un servicio invalorable. Sin él, cuando la presencialidad retorne, aun acotada como se presume, sería difícil mantener el servicio educativo en algunas localidades pequeñas, por ejemplo. Puesto que son decenas los docentes que cada día lo utilizan para dar clases en establecimientos educacionales tanto primarios como secundarios. Algo similar ocurriría con los centros de educación terciaria y universitaria ubicados en San Francisco u otras ciudades más pobladas, en virtud de que es muy numerosa la cantidad de estudiantes que cada día llegan a cursar utilizando el transporte interurbano. Lo mismo sucede con numerosas otras actividades, alguna centrales y esenciales como la salud y la seguridad.
Es verdad que el Estado gasta mal e históricamente ha despilfarrado recursos, incluso en el sistema de transporte. Pero no es menos cierto que ese derroche sin límite de fondos ha tenido como beneficiarias a las empresas que funcionan en lo que hoy se denomina el Área Metropolitana de Buenos Aires. El interior del país ha sido siempre postergado. El retroceso en la calidad de vida y el aislamiento de poblaciones en varias regiones del país serán variables comunes de concretarse el anuncio de la quita de subsidios.