El terrorismo blanco
¿Qué hubiera pasado si uno de los dos asesinos recientes en Estados Unidos fuese un partidario fanático y radicalizado del Islam? Las proclamas y las acciones del gobierno hubiesen colocado a los hechos en la primera consideración mundial y las reacciones políticas, militares incluso, podrían haber generado una escalada de tensión internacional.
En tan solo
un día, un par de masacres conmocionaron otra vez a los Estados Unidos. Fueron
cometidas por personas jóvenes, de raza blanca que dejaron como saldo más de
tres decenas de muertos en ciudades tan distintas como El Paso (Texas) y Dayton
(Ohio). En el primer caso se trató abiertamente de un ataque racista. En el
segundo todavía se investiga, pero las pesquisas van para el mismo lado.
Por ello, la disquisición de que se trataba de asesinos de raza blanca no es extemporánea. En los últimos tiempos, desde Nueva Zelanda hasta Pittsburgh y hasta una sinagoga en Poway, California, hombres blancos resentidos han encarado asesinatos en masa para manifestar su odio a inmigrantes, judíos y otras personas a las que ven como una amenaza para su raza.
En el mismo tiempo presente, el presidente de la Nación más poderosa de la tierra insiste en sus bravuconadas de tinte racista, aun cuando encuentre algunos argumentos sensatos para demostrar sus políticas. Porque actuar en beneficio de la seguridad de sus habitantes es una obligación de cualquier gobernante. Pero debería entender que su particular estilo y sus conceptos muchas veces agresivos son disparadores para mentes asesinas que odian y se asumen como supremacistas raciales.
¿Qué hubiera pasado si uno de los dos asesinos recientes fuese un partidario fanático y radicalizado del Islam? Las proclamas y las acciones del gobierno norteamericano hubiesen colocado a los hechos en la primera consideración mundial y las reacciones políticas, militares incluso, podrían haber generado una escalada de tensión internacional. La condena al terrorismo se extendería y quienes profesan el Islam en varias naciones sufrirían serias represalias.
Sin embargo, en estos dos últimos ataques a mansalva contra personas de otro origen o raza, desde Washington solo se enuncian expresiones de condolencias para las víctimas, lo que, por cierto, no supone ninguna estrategia contra el terrorismo sino solo conceptos lógicos ante semejante dolor. Es más, el gobernador de Texas culpó a los videojuegos de haber sido los causantes de la "enfermedad" del joven atacante que mató 22 personas y dejó heridas a otras 27.
The New York Times, en una columna editorial, sostiene una voz discrepante con la oficial que se alza en el mismo corazón político y financiero del planeta: "El mundo, y Occidente en particular , tiene un grave problema terrorista nacionalista blanco que ha sido ignorado o excusado durante demasiado tiempo. Hay serias preguntas sobre cómo los Estados Unidos han combatido al extremismo islámico, pero si incluso un grado de esa vigilancia y unidad de esfuerzo se pusiera hacia el nacionalismo blanco, estaríamos más seguros".