Sociedad
El teléfono fijo, pronto a desaparecer en San Francisco
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La telefonía fija comienza a desaparecer a medida que las empresas migran a fibra óptica y nuevas tecnologías. Esta transición reemplaza el cable de cobre tradicional, integrando internet, televisión y telefonía en un mismo servicio. El cambio responde a la obsolescencia de la infraestructura y la demanda de conexiones más rápidas y confiables.
Casi sin darnos cuenta, el teléfono fijo dejó de ser un elemento cotidiano en los hogares de San Francisco. Durante décadas, las líneas analógicas permitieron conversaciones largas, intercambio de noticias familiares y la conexión con lugares lejanos. Muchos recuerdan la espera de horas para hablar durante la noche, aprovechando tarifas más económicas, y los inconvenientes que provocaban las tormentas, como la conocida “fritura” provocada por la humedad en los cables de cobre.
Las empresas telefónicas ya están contactando a sus clientes para ofrecer alternativas a la telefonía fija tradicional. Les explican que, debido a la obsolescencia del cable de cobre, en poco tiempo el teléfono fijo dejará de funcionar, y presentan opciones.
En sus primeros años, la telefonía fija no solo era un servicio, sino también un símbolo de valor: tener una línea en la casa implicaba un gasto adicional, y el número quedaba consignado en escrituras y boletos de compra-venta.
El avance hacia la fibra óptica marca un cambio profundo en la infraestructura de telecomunicaciones. La red de cobre, que permitió décadas de comunicación, está alcanzando su vida útil. En San Francisco, las compañías telefónicas ya iniciaron la migración de clientes con líneas de cobre a servicios de FTTH (Fiber to the Home), ofreciendo no solo telefonía sino también internet de alta velocidad y televisión por un mismo cable. Este esquema, conocido como triple play, permite integrar múltiples servicios y mejorar la calidad de transmisión de datos, con menor latencia y mayor ancho de banda.
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A pesar de los beneficios de la fibra óptica, el proceso de transición enfrenta algunos obstáculos. En la ciudad, la implementación se ve afectada por ordenanzas locales que exigen soterramiento en ciertos barrios o en el parque industrial, lo que dificulta el despliegue de la nueva tecnología. Sin embargo, el objetivo de las empresas es claro: reemplazar progresivamente la infraestructura de cobre, actualizar centrales y ofrecer a los usuarios alternativas modernas de comunicación.
La migración tecnológica no implica la desaparición inmediata de la línea fija para quienes aún la usan. Para clientes que prefieren mantener un teléfono tradicional, se ofrece la alternativa de VoLTE, un servicio que utiliza la red móvil LTE y permite mantener la comunicación sin depender del par de cobre. Con este sistema, los usuarios pueden seguir utilizando un aparato de teléfono convencional mientras la infraestructura urbana se moderniza.
La pronta desaparición de los teléfonos fijos se asemeja a lo que ya ocurrió con las cabinas telefónicas, que en la ciudad prácticamente han desaparecido en su totalidad. Hace años formaban parte del paisaje urbano, pero con la expansión de los celulares y la digitalización de los servicios, quedaron obsoletas.
En conclusión, la pronta desaparición del teléfono fijo en San Francisco refleja un fenómeno global: la obsolescencia del cobre y el auge de la fibra óptica. La transición no se limita a un cambio de tecnología, sino que implica nuevas formas de acceso a la información, la integración de múltiples servicios y la modernización de las telecomunicaciones en la ciudad. Aunque la línea fija tradicional ya no será la protagonista del hogar, la esencia de la comunicación a distancia continúa evolucionando, adaptándose a las necesidades de un mundo cada vez más digital.
