Cultura
El sueño de Luca Frizza que empezó en San Francisco y hoy suena en Europa
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El baterista de nuestra ciudad realiza una gira con la banda Mephistofeles, llevando el sonido del stoner y doom metal argentino a los principales escenarios del Viejo Continente. “Es un orgullo enorme llevar esta música al mundo”, confesó.
Desde muy chico, Luca Frizza (29) supo que su vida estaría ligada a la música. Criado en un hogar donde la guitarra de su padre, Martín Frizza, y el amor por las canciones eran parte del paisaje cotidiano, comenzó a tocar a los seis años bajo la guía del histórico profesor Ángel “Tato” Grangetto. Aquella pasión inicial lo llevó a estudiar canto con Nicolás Moroni y batería con Guido Lozano, quienes marcaron el inicio de un camino que hoy lo tiene girando por Europa junto a Mephistofeles, una de las bandas más destacadas del doom y stoner metal psicodélico argentino.
“Desde adolescente tuve bandas con amigos, hasta que formé mi primer proyecto serio, ‘Una Clon Sabia’. Fue mi gran escuela: aprendí a producir, a manejar shows y a grabar discos”, recuerda Frizza. Con esa formación grabó dos álbumes, uno en San Francisco y otro en los míticos estudios Romaphonic de Buenos Aires, antes conocidos como Circo Beat, propiedad de Fito Páez. En paralelo, estudió sonido en CETeAr, en Rosario, y comenzó a perfeccionarse como ingeniero de grabación bajo la tutela de referentes como Mario Breuer, Sebastián Cavalletti, Mariano Bilinkis y Fernando Caballero.
En 2020, en pleno aislamiento, dio vida a su proyecto más personal: Eternal Sun Temple, con el que decidió apuntar al mercado internacional. “Con esa banda giramos por todo el país, participamos en festivales y ahí fue donde crucé caminos con los chicos de Mephistofeles”, cuenta a LA VOZ DE SAN JUSTO. Ese encuentro sería decisivo para su carrera.
El vínculo con sus compañeros de su actual banda, Gabriel Ravera (guitarra y voz) e Ismael Dimenza (bajo), nació en el festival Damned Communion, en Córdoba. Tras compartir escenario y una noche de vinilos y amistad, Frizza se convirtió en parte del power trío paranaense casi por destino. “Un día Gabriel me llamó y me dijo: ‘Acabo de echar al baterista y en tres semanas tocamos con Acid King en Buenos Aires. Necesito que seas vos’. Paré todo y me metí de lleno”, recuerda. Dos años después, habla desde una van en medio de una gira europea que abarca más de 40 shows en 50 días por Reino Unido, España, Portugal, Alemania, Francia, Grecia, Italia y otros países.
“Es un orgullo enorme llevar esta música al mundo. Somos tres tipos del interior argentino haciendo algo que casi nadie logró: una gira europea tan extensa”, afirma. Y agrega: “Hace unos días, en Londres, se me acercó Dave Ingram, el cantante de la banda británica Benediction, para decirme que era fan de mi banda. No lo podía creer. Son esas cosas que te hacen entender lo afortunado que sos”.
El género que representa Mephistofeles -una mezcla oscura y envolvente de doom, stoner y psicodelia setentista- se mantiene fiel al espíritu de gigantes como Black Sabbath y Led Zeppelin. “Buscamos evocar el sonido de los 70, tocar fuerte, con amplificadores gigantes y sin artificios. Guitarras distorsionadas, tiempos lentos y melodías sombrías”, describe Frizza.
Sin embargo, el camino no siempre es sencillo. “En la Argentina, el desafío es sostener una escena pequeña donde el público no siempre puede pagar una entrada o comprar discos. Todo cuesta más. Afuera la situación es distinta, ya nos consideran referentes del estilo. Pero igual hay un desgaste físico y mental importante: estamos lejos de casa, viajando miles de kilómetros y tocando casi todos los días. Ahí uno demuestra de qué está hecho”, reflexiona.
De cara al futuro, los planes son tan intensos como su presente. “Cuando volvamos del tour, cerramos el año con dos shows en Argentina: uno en Córdoba junto a Boris, las leyendas japonesas del género, y otro propio en Buenos Aires. En enero nos vamos a las sierras a componer el quinto disco de Mephistofeles, grabando todo en una cabaña con mis equipos. Después viene México y una nueva gira europea”, anticipa.
Con una carrera que combina talento, disciplina y amor por el sonido, Luca Frizza se consolida como uno de los músicos más destacados de nuestra ciudad. Desde San Francisco al Viejo Continente, su batería sigue marcando el pulso de un sueño que no deja de sonar.
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