El Somoza del Siglo XXI

En Nicaragua, las protestas masivas que se extendieron en los últimos días por todo el país obligaron a su presidente, Daniel Ortega a dar marcha atrás con su proyecto de reforma del sistema del seguro social y las jubilaciones. La brutalidad represiva del actual gobierno ha superado a la del dictador Anastasio Somoza.
Acorralado por las protestas masivas que se extendieron en los últimos días por todo su país, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, dio marcha atrás con su proyecto de reforma del sistema del seguro social y las jubilaciones. Fue la única reacción que tuvo luego de varias jornadas de muerte y destrucción que sembraron el caos en varias ciudades nicaragüenses, producto de la brutal represión de un régimen que se dice progresista y defensor de las libertades pero que desde hace años ha instaurado un régimen autoritario que forma parte del eje La Habana - Caracas.
El año próximo se cumplirán 40 años de la revolución, liderada entre otros por el propio Ortega, que terminó con la brutal dictadura de Anastasio Somoza en el país centroamericano. El enorme apoyo popular que alcanzó el Frente Sandinista de Liberación Nacional pudo con la represión asesina de un régimen totalitario que se enseñoreó allí por décadas.
Pero la agitada vida política de Nicaragua no se sosegó. Por el contrario, a aquel primer gran apoyo interno e internacional le siguieron los intentos de perpetuarse en el poder de Ortega, frustrados por la valiente participación de una mujer, Violeta Chamorro, esposa del asesinado por Somoza propietario del diario más prestigioso de Managua, La Prensa, quien derrotó al sandinismo en las urnas e impidió la instauración de un régimen castrista. Sin embargo, quienes la sucedieron en el cargo cometieron tantos errores y fueron protagonistas de hechos de corrupción escandalosos. Así, Ortega volvió a tener la oportunidad de gobernar.
La Prensa de Managua calificó de "terrorismo de Estado" la represión de los últimos días, liderada "por matones de la Juventud Sandinista apoyados descaradamente por la fuerza policial". Además de la censura a la prensa y el asesinato de un periodista que cubría los desórdenes, miles de nicaragüenses fueron víctimas del accionar de parapoliciales que golpearon sin misericordia y les robaron todas sus pertenencias.
La Prensa, en un contundente editorial, ha señalado que "aunque no es la primera vez que el régimen de Daniel Ortega practica el terrorismo de Estado contra quienes ejercen su derecho de protestar pacíficamente, la brutalidad de los matones orteguistas -y el descaro de las fuerzas policiales que los apoyan-, han sido ahora mayores que en ocasiones anteriores". Calificó al presidente como "insensible".
Finalmente, este medio de prensa cuya prédica contra todo tipo de autoritarismo está fuera de discusión, equiparó la represión sandinista con la que se hacía en tiempos de Somoza. Para el diario, aquel régimen opresor "usaba a las "turbas nicolasianas" (así llamadas porque eran dirigidas por la activista somocista Nicolasa Sevilla) para reprimir las protestas de los ciudadanos. Pero Daniel Ortega, el Somoza del siglo XXI, no solo se puede jactar de haber quebrado el sistema de Seguridad Social, de desmantelar la institucionalidad democrática y eliminar el Estado de derecho, sino también de que en materia de brutalidad represiva ha superado -y con mucho- a la dictadura somocista".
Semejante descripción obliga a que la comunidad internacional contribuya a detener la violencia en un país que desde hace décadas vive sobresaltado por autoritarios de una y otra vereda ideológica.