El Señor de los Muertos
Con más de 30 años dedicados a la medicina forense y una trayectoria reconocida a nivel internacional, hoy vive una "segunda luna de miel" con su especialidad tras dejar la dirección del hospital. Habla de Nisman, de Casermeiro, del aborto, de lo que le costó su carrera, cuenta que tenía su primer libro casi listo pero se lo robaron... todo sentado en un rincón del lugar donde más cómodo se siente: la morgue.
Por Gabriel Moyano | LVSJ
El recorrido por el Hospital se hace laberíntico en busca del lugar acordado para el encuentro. Finalmente la figura inconfundible de Mario Vignolo aparece del otro lado del pasillo y con su cortesía campechana nos invita a pasar: "acá está más fresco", asegura mientras prueba suerte con un manojo de llaves. En la puerta, un cartel nos confirma dónde estamos ingresando: "Los cadáveres para autopsias deben ser colocados sobre la mesa de cirugía con la cabeza para el lado de la canilla".
El escalofrío todavía recorre la espalda, pero él ya está sentado y dispuesto para la charla. Se lo nota distendido, en su mundo, cómodo en un ambiente que a cualquiera le resultaría lúgubre.
Fiel a su estilo, no le escapa a ningún tema. Se apasiona y cuenta anécdotas, pero en algún momento flaquea: "Por esta carrera yo descuidé a mi familia, a mi capital", confiesa. Y se sincera desde lo profundo cuando reconoce que vivió un "duelo" tras dejar su cargo como director del hospital luego de 17 años, pero asegura que ello le posibilitó volver a dedicarse de lleno a su pasión: la medicina forense.
La experiencia que fue adquiriendo interviniendo en los casos más resonantes de las últimas décadas en nuestra ciudad le dio un profesionalismo que hoy le permite hacer su trabajo precisamente como si fuese cualquier otro trabajo. Pero los años también le dieron una cuota de sensibilidad y humanidad. "Yo les aconsejo a los seres queridos de un recién fallecido que si es posible eviten el reconocimiento, que se queden con el recuerdo de cuando sonreía y era feliz", cuenta.
Este médico que hizo sus primeras armas en su Castelar natal, que se especializó en la rama forense y en la psiquiatría, que viajó por el mundo capacitando y capacitándose, hoy es por tercera vez en su carrera el presidente de la Asociación de Médicos Forenses de la Argentina. Ello lo pone en la escena nacional y no descarta que pueda ser consultado si finalmente deciden analizar la pericia que Gendarmería realizó en el caso Nisman.
Y lejos de escaparle al tema, esboza su propia teoría: "Lo mataron, pero fue mucho más simple, una persona entró al baño y desde atrás le disparó y tiró la pistola".
La charla pasará por otro caso resonante como el del médico Daniel Casermeiro, con quien tenía una relación profesional, también hablará sobre el aborto y contará su anhelo de escribir un libro, al que no renuncia a pesar del robo en el que perdió todo lo que tenía escrito.
Háganse entonces un tiempo para charlar con el señor que habla con los muertos.
A Nisman lo mataron
Vignolo es tajante cuando emite su opinión. "Fue un homicidio. Yo tengo una hipótesis desde el primer momento. Nisman era un maníaco. Se suicida un depresivos o un bipolar, no un maníaco. Estaba en un momento cumbre de su carrera, se vino desde Europa, dejando a toda su familia. No se va a venir de España para suicidarse. El informe decía que había espasmo cadavérico, pero cuando lo hay no sangrás más. Y ahí había un charco de sangre que revela que sangró durante 15 o 20 minutos", explica.
Y profundiza: "Yo he visto miles de suicidios y nadie se mata usando las dos manos... salvo que agarres el arma con ambas manos y te dispares en la boca. Tampoco te disparás desde atrás: probá hacerlo y es muy incómodo. Además no había rastros de deflagración en las manos y eso que se buscaron con microscopio y barrido electrónico. Hay muchas cosas que científicamente nos acercan más a un homicidio que a un suicidio".
El médico forense considera que la pericia realizada por Gendarmería "técnicamente es la más correcta. Pero la hipótesis de que lo agarraron entre dos y lo hicieron arrodillar es una pelotudez. Fue mucho más simple. Primero introdujeron el arma amiga a través de Lagomarsino, que seguramente es cómplice. Después cuando Nisman estaba en el baño, entró un tipo, le disparó desde atrás y tiró el arma al suelo. Nisman cayó sobre el arma y contra la puerta... ni se enteró que lo mataron".
Vignolo es voz autorizada ya que siendo parte del tribunal que selecciona a los forenses de la Corte, tuvo participación en el proceso de selección. "Conozco a toda la gente que intervino. Incluso le tomé examen a los que hicieron la autopsia. También a los que intervinieron en el caso de Maldonado. El que le hizo la autopsia a Santiago Maldonado es el mejor forense del país. Yo le insistí para que se presente al concurso para ser forense de la Suprema Corte. El no quería porque ya era grande pero se presentó y ganó. Por eso no tengo dudas de que Santiago se ahogó. Es más, en un momento buscaban un tatuaje y no lo encontraban y él se fue a su casa, buscó una cámara infrarroja y con eso lo encontraron debajo de la descomposición", contó.
Siendo presidente de la Asociación de Forenses, puede ser convocado si se decide rever la pericia realizada por Gendarmería que concluyó que al fiscal lo asesinaro. "Nisman nos preguntaron a algunos si intervendríamos y dije que por supuesto que sí. Gendarmería tiene los mejores equipamientos del país, por lejos. Pero no son los tipos más expertos. Son muy técnicos pero también hace falta razonamiento y yo en ese aspecto me animo a debatirle a cualquiera".
El caso Casermeiro
Para Vignolo fue especial intervenir en el caso de Daniel Casermeiro porque con él mantenía una relación profesional. "En el último tiempo habíamos tenido más relación porque trabajamos juntos en el tema del aborto. Fuimos a dar charlas juntos", contó.
Tener que practicarle a un conocido, que a su vez es una persona reconocida y que murió en un hecho que conmocionó a la sociedad, es especial. "Al contexto social no te lo podés sacar de encima. Lo mismo que las circunstancias. Cuando tengo que hacer una autopsia de un chiquito, o de un conocido, es difícil. A mí me tocó estando de guardia hacer la autopsia de un enfermero que había estado tomando mate conmigo media hora antes. Llegó a la casa y el novio lo mató. Cuando le hacía la autopsia pensaba 'los mates que tiene en la panza los tomó conmigo'. Uno no es una piedra. Yo soy muy sentimental, pero en ese momento vos cosificás el trabajo. Como un carpintero trabajando con madera. Si yo me involucro sentimentalmente no podría hacer bien mi tarea".
"Yo entro a la morgue y estoy como si estuviese en mi casa haciendo jardinería".
El médico oriundo de Castelar tiene en claro que hoy en día todos son opinólogos, pero no logra acostumbrarse. Considera que alrededor del caso Casermeiro "se han escuchado barbaridades. Ahora son todos investigadores. Se dicen cosas que ni en las novelas se ven. Eso sí te pone mal".
Uno de los cuestionamientos que se leyeron en las redes tuvieron que ver con el hallazgo del auto. La gente consideraba que estuvo mal que se lo traslade en marcha siendo manejado por un efectivo policial.
Vignolo participó de es pesquisa: "Fuimos con una fotógrafa judicial, nosotros abrimos la puerta. Diez metros antes le dije que no estaba el cuerpo porque no había olor. El que manejó el auto tenía guantes y se habían levantado todas las huellas antes. Se podría haber llevado en una grúa, pero no lo consideramos necesario, además apremiaban los tiempos porque el doctor todavía no había aparecido".
También hubo confusión acerca de versiones que indicaban que el cuerpo estaba quemado. "Eso lo dijeron todos y algunos lo siguen diciendo. Alguien vio el cadáver y dijo que estaba quemado. Pasa que hubo 100 milímetros de lluvia, altas temperaturas y la descomposición se acelera. Puede causar confusión pero ¿vos podés quemar a alguien sin que se queme la ropa? ¿si lo quemaste después lo vas a vestir? Existe una lógica, pero a veces en el ímpetu por dar la primicia se dicen o repiten cosas. Hay que manejarse con cuidado en esos casos, más que nada por respeto a la familia", explicó el forense.
Vignolo hace un paréntesis sobre ese tema: "Muchas veces hay un accidente y dicen 'murió quemado'. Pero en realidad primero se murió y después se quemó. No saben que el duelo para una familia no es lo mismo: una madre va a estar toda su vida pensando en el hijo peleando con las llamas. Ahora, si ese hijo se mató con el golpe y después se quemó, ya se quemó una cosa, no su hijo. El duelo es algo muy importante".
De la mano con esto último, cuenta que siempre que es posible reconocer a un cuerpo por otros métodos que no sea el presencial, aconseja que el familiar evite verlo. "Yo recomiendo que no lo hagan porque se van a quedar con esa imagen. Les digo que mejor recuerden a ese ser querido siendo feliz", expresa.
Siguiendo con los cuestionamientos en redes sociales a la investigación, contó: "Criticaron que se tardó mucho en encontrar el cuerpo y sin embargo el año pasado se ahorcó un chico en el campo de educación física y estuvo 10 días sin que nadie lo vea y eso que le pasaban a 5 metros cientos de personas. A veces pasan esas cosas con la naturaleza. Mientras más avanza el proceso de descomposición más nos parecemos a las plantas".
Pasión y razonamiento
Para el ex director del hospital, el motor del amor por la profesión y esa "viveza" que solemos presumir por estos lares resultan fundamentales y hasta a veces suplidoras de otras carencias. "Me pasó muchas veces en casos resonantes me levantaba en medio de la noche y me iba a la computadora a agrandar fotos. Y después no veía la hora de que llegue la mañana para contarle al fiscal lo que había visto".
A lo largo de su carrera, Vignolo dio más de 500 conferencias internacionales. A la medicina general le sumó 4 carreras complementarias: medicina forense, psiquiatría, criminología y toxicología ("de 36 años de carrera me pasé 25 estudiando", cuenta).
Es reconocido en todos los lugares a los que va y siempre rescata cosas interesante: "Yo estuve el año pasado en Houston, dando clases en la división homicidios de la policía y ellos mismos son víctimas de lo que muestran las series porque los jueces creen que eso es verdad y le exigen esas cosas. Estados Unidos tiene acceso a cosas que quizás nosotros no tenemos pero tampoco son mágicos. A mí la serie que me gusta y no me la pierdo es la del Comisario Montalbán, porque ese investiga como nosotros, con el sentido común. También me llamó la atención que los que van al lugar del hecho son latinos. Los yankees son fríos, calculadores, sirven para estar atrás de una computadora, pero el latino tiene otro razonamiento. Quizás porque por necesidad debimos valernos de eso al no tener otros recursos. Cuando tenés esa viveza y también el equipamiento, sos Gardel y Lepera juntos".
Su segunda casa
El hospital es un sitio muy especial para Vignolo. Tras haber sido médico de pueblo en su Castelar, arribó a nuestra ciudad de muy joven y ya nunca podría despegarse del nosocomio.
Y llegar a ser director "fue una pasión que me cayó de arriba, creí que iba a durar un tiempito y fueron 17, 2 con el doctor Vaschalde y 15 como director. Tenía doble vida en ese momento, pero nunca dejé de lado mi trabajo como forense. Cuando dejé la dirección del hospital volvía a tomarlo con más énfasis. No sé si soy bueno o malo en esto pero sí puedo decir que soy un apasionado"
"Yo me crié en el hospital, me formé acá, incluso hasta en algún momento descuidé a mi familia y al capital que tenía por esto. Cuando me tuve que ir fue uno de los duelos más grandes de mi vida, estuve 6 meses deprimido. Yo siendo director tenía una frazada y más de una vez he dormido acá. Solo mi secretaría lo sabía. Creí que no iba a poder vivir sin esto, pero me queda el regalo de que mis compañeros hoy me saludan con cariño que siento sincero. Lo mismo con los pacientes", agrega.
"Me han tildado de clasista o racista pero no hay nada más alejado de la verdad. Si hay alguien que valor más el afecto sincero de la gente común de San Francisco y Frontera soy yo".
En contra del aborto
"No estoy a favor del aborto, pero jamás condenaría a alguien que aborte. Tengo gente conocida que lo ha hecho. No veo con buenos ojos a los médicos que son aborteros por naturaleza. Creo que hay que respetar a todos. Pero también deben respetarme a mí que no esté a favor de un aborto tan ampliado", expresa el médico al abordar otro tema delicado.
"En este país tan zanjado, donde no hay una grieta, hay un canal, o sos blanco o sos negro, o sos abortero o sos anti. Todos tienen argumentaciones fundamentalistas, algunos más respetusos y a veces menos. Hay algunas formas de reclamar que son muy agresivas y eso no me gusta", agrega.
Vignolo considera que el aborto es otro asunto que muestra la poralización de la sociedad argentina. "La mejor forma de decidirlo sería haciendo un plebiscito y listo. Pero de todas formas creo que es una cuestión de conciencia. No se puede juzgar a nadie por lo que hace o no hace. Pero tampoco obligar a un médico. Vos me podés obligar a suturar a un delincuente, si estoy solo me pueden obligar a operar a alguien que mató a un ser querido... pero no me pueden obligar a hacer un aborto. Para eso está la objeción de conciencia y el Estado tiene que ver la forma en que si esto se reglamenta los médicos que estén dispuestos estén repartidos para brindar una accesibilidad uniforme", agrega.
Dejar registro
Ya con un largo trecho recorrido, el médico quiere enfocarse en dejar testimonio de todo lo vivido. Considera que vivió varias vidas en una: fue médico de pueblo (donde más se aprende, según su opinión), trabajó en la cárcel, en el hospital y en tribunales.
"Estoy muy conforme con todo lo que hice, pero así me muera a los 100 años me van a faltar muchas cosas por hacer. Mi papá fue un hombre que siempre le gustó hacer de todo cuando se estaba muriendo me dijo 'Mario, me faltan muchas cosas por hacer'. Somos gente que nos gusta hacer, bien o mal, pero con mucha dedicación. Lo que me queda pendiente es escribir, tendría que haber empezado mucho antes, pero lo tengo todo en la cabeza. Tengo hasta un título para cada caso", expresó.
Material no le falta: "Tengo para hacer una enciclopedia. Lo peor es que tenía uno casi terminado y me robaron la compu con todo el trabajo adentro. Tengo que empezar de cero. Tenía el registro de muchos años de carrera, los casos más importantes, primero me deprimí mucho pero ahora ya estoy con ganas de nuevo para volver a escribirlo".