Sociedad
El “Rodrigazo”: la bisagra que marcó el inicio de una larga decadencia

Se cumplen 50 años del “Rodrigazo”, acontecimiento que significo un antes y un después en la historia económica argentina. El ajuste drástico anunciado por Celestino Rodrigo el 4 de junio de 1975 desató un impacto muchos consideran el inicio de la declinación del país, abriendo una era de incertidumbre y tensiones profundas.
El 4 de junio de 1975, Celestino Rodrigo, flamante ministro de Economía del gobierno de Isabel Perón, anunció por cadena nacional un paquete de medidas económicas de ajuste drástico que marcarían un antes y un después en la historia del país. Aquel día, conocido desde entonces como el “Rodrigazo”, sería recordado no solo por el brusco viraje económico, sino por su impacto social y político de largo alcance, que para muchos significó el punto de partida de la decadencia argentina.
Las medidas anunciadas incluyeron una devaluación del 61% para el dólar comercial y del 100% para el financiero; el dólar turista pasó de 10 a 45 pesos. La nafta subió el 172,7 por ciento; el transporte, el 100%; la leche, el 65%; los medicamentos, el 70% y se licuaron los ahorros en los bancos. Para contener el estallido social, se decretó un incremento salarial del 80%, pero insuficiente frente al shock inflacionario que desataron estas decisiones. “Fue uno de los momentos de mayor zozobra económica que recuerden los argentinos. Muchos presupuestos familiares se hicieron añicos. Los pocos comerciantes desprevenidos, ante una inusual demanda previniendo el ajuste de precios, vendieron todo y su alegría duró hasta que se enteraron, al momento de reponer, cuánto habían perdido. Otros bajaron las persianas con carteles de balance, inventario o duelo”, relata Ceferino Reato en su libro “Los 70”.
Con este hecho comenzó, según Carlos Pagni en “El Nudo”, “una tormenta con rasgos que volverán de manera cíclica a través de episodios parecidos que la sociedad ha sufrido desde entonces”. En ese momento, la Argentina tenía solo el 4% de pobreza. Desde 1964, la economía argentina acumulaba once años de crecimiento sostenido. La industria estaba activa, el desempleo era apenas del 2,3 % y la desigualdad -aunque considerable- era menor a la de décadas posteriores.
Sin embargo, se vivía un clima político e ideológico crispado, confuso y agresivo. Muestra de ellos es la primera plana de LA VOZ DE SAN JUSTO que anunciaba con grandes tipos de imprenta los cambios económicos las medidas económicas: los demás títulos refieren a hechos singulares de violencia.
Sin embargo, como señala el historiador económico Marcelo Rougier, el país arrastraba tensiones profundas. Tras el retorno del peronismo en 1973, Perón había encomendado el manejo económico a José Ber Gelbard, un empresario vinculado a la Confederación General Económica (CGE), con un programa que buscaba conciliar intereses entre el capital nacional y el movimiento obrero. El fracaso de ese programa determinó su caída y reemplazo por políticas ortodoxas evidenció una lucha interna no resuelta dentro del propio peronismo.
La visión desde 1975: una crisis en curso
La nota editorial publicada en La Voz de San Justo el 10 de junio de 1975 -apenas seis días después del anuncio- es testimonio del clima de incertidumbre y del reconocimiento de una crisis estructural: “Se ha abierto una nueva instancia y es menester aprovecharla inteligentemente para iniciar seriamente una ejecutoria que margine los efectos para afrontar las causas de las anomalías que rigen desde hace tiempo”, se escribió.
El texto refleja una combinación de resignación y esperanza en que, al menos, la crudeza de las medidas pudiera servir para reordenar una economía que ya daba señales de descomposición. “La producción insuficiente se convierte en la ‘usina’ de todos los desajustes”, dice, apuntando a los problemas estructurales de fondo y criticando los constantes cambios de rumbo en la gestión económica: “Veinte economistas de distintas escuelas han ocupado la dirección de los negocios públicos [...] cada titular estructuró un nuevo plan sin aguardar los resultados del que lo precedió”.
Las medidas detonaron una reacción inmediata. El movimiento obrero, liderado por la CGT, lanzó un paro general el 27 de junio —el primero contra un gobierno peronista—. El descontento social, sumado a la interna política, debilitó aún más a un gobierno ya frágil. Apenas un año después, el golpe militar de marzo de 1976 pondría fin al ciclo democrático e iniciaría uno de los períodos más oscuros.
Medio siglo después, el “Rodrigazo” sigue siendo una referencia obligada para entender los ciclos de crisis del país. Muchos economistas y analistas coinciden en que fue el punto de quiebre en la historia económica del país. Como señala el economista Pablo Gerchunoff, “después de este suceso, la economía argentina entró en una lógica de ajuste, inflación y deuda” de la que le sigue costando salir.
Desde hace medio siglo, la espiral de la crisis sigue marcando la economía nacional. El “Rodrigazo” es un ineludible punto de inflexión en el análisis de la decadencia socioeconómica de la Argentina.