El Nacional volvió a brillar
La 46º edición del Nacional de Baby Fútbol "Valentino Ponce" finalizó a todas luces brillante a pesar de que algún hecho de irracionalidad intentó opacarla.
La 46º edición del Nacional de Baby Fútbol "Valentino Ponce" finalizó a todas luces brillante a pesar de que algún hecho de irracionalidad intentó opacarla. Como siempre las jornadas se vivieron a pleno en cada cancha donde la frescura de los protagonistas y el aroma a choripán hicieron disfrutar a la concurrencia.
Con un excelente marco de público en las distintas sedes, el certamen se desarrolló con normalidad por lo que los incidentes sucedidos en cancha del DMD de Freyre -se suspendió el partido por agresión al árbitro- no terminaron de opacar la organización.
En ese sentido habrá que seguir concientizando por una mejor conducta de los mayores, entendiendo que los niños son los únicos protagonistas de esta gran fiesta del fútbol infantil.
La gente respondió en gran forma para felicidad de los clubes que pudieron generar interesantes recaudaciones, las que ayudarán a seguir reacondicionando sus instalaciones para el mejor desarrollo de sus chicos.
Aprendizaje que deberá sostenerse a lo largo de esta etapa irrepetible, despojado de presiones y sin importar si ese transito se corone o no con un título -que solo sirve para aumentar algún ego personal-, porque la verdadera finalidad es la formación personal y deportiva para el resto de sus vidas.
Es que para algunos se habrá cerrado un ciclo en la actividad y para otros recién comenzará el sinuoso camino a convertirse en futbolistas.
En ese sentido nuevamente los aficionados quedaron sorprendidos por la capacidad de los pequeños futbolistas, algunos de los cuales en un futuro seguirán engrandeciendo el balompié argentino.
Colón de Santa Fe se llevó el título aunque sin sobrarle nada frente a un Barrio Jardín que revalidó sus pergaminos -fue campeón de los torneos Apertura y Clausura de 2022- y sin dudas hubiese merecido el premio mayor.
La oportunidad sirvió para la despedida de la categoría 2010 y de los visitantes siempre seducidos con la idea de volver a lo que hace mucho tiempo se convirtió en el acontecimiento de mayor relevancia en el verano sanfrancisqueño y genuina vidriera de la ciudad.