El infierno según Novek
El escritor entrerriano acaba de presentar "La configuración del silencio", que reúne doce relatos.
Por Manuel Montali
"Errores del sistema". "Sí. Eso. Errores. No entiendo cómo no lo vieron antes".
Un neo Caronte y su pasajero conversan en automóvil y toman mate bajo un chaparrón, en el inicio de "En la dirección correcta", relato que abre el viaje de "La configuración del silencio" (Editorial Contamusa, 2018), del escritor entrerriano Cezary Novek. Lo que sigue es un muestrario (o bestiario) de varios de esos "errores del sistema", cosas que están ahí (porque que las hay, las hay), pero que nunca nadie vio antes, hasta que algún infortunado va a meter las narices en la boca del hombre lobo.
Antropófagos, bichos también carnívoros, mujeres mutantes, agujeros invisibles que son como abismos, ancianos momificados, licántropos, payasos sombríos, monstruos que emergen de una pileta, hombres de negro con voces monocordes, bebés muertos-vivos... Todos los terrores, el terror. El género encuentra una prolífica galería de personajes que siempre tienen hambre, y siempre devoran. Un bebé puede ser una baguette y, su madre, comérselo de un mordisco. En el medio tampoco faltan los terrores mundanos: la crueldad de los pibes, las palizas a los más débiles, los estigmas, los amores cruzados.
"Serán días en que todos buscarán la muerte, y no la encontrarán; suspirarán por morir, y la muerte huirá de ellos", es el apropiado versículo del Apocalipsis escogido como introducción a la obra. Novek, como buen nacido en 1982, realiza un culto a las narraciones de terror que marcaron a las generaciones de los '80 y '90, perfeccionando una voz que ya es marca de estilo propia de un buen tiempo a esta parte. Este entrerriano viene sembrando desde hace rato nuestros suelos cordobeses, nuestros campos de soja, con estos cantos de miedo. O mejor que sembrando, pudriendo.
Leer los relatos de "La configuración del silencio" regala esa vieja sensación de ser adolescente y recorrer las últimas estanterías de los videoclubes, donde esperaban las películas de Wes Craven, John Carpenter y las versiones de clásicos de Stephen King. Las casas abandonadas, las cabañas en los bosques, las puertas del infierno. Todo está ahí, en esos doce relatos parejos, bien hilados, cada uno con su virtud, su recurso, su estilo. En el lenguaje despojado, sin giros barrocos ni mayores dramatismos, que es como se cuentan los cuentos de horror en la oscuridad, en voz baja.
El silencio es lo que sigue a cada episodio; es la sensación que se come al lector, al cerrar el libro y repasar las últimas escenas, las últimas palabras (que nunca son grandilocuentes, ni heroicas, ni memorables). El terror, el de verdad (el que según Edgar Allan Poe es patrimonio exclusivo del alma), nunca deja lugar a las grandes ceremonias, a las peroratas o discursos cinematográficos.
"El infierno (...) podría ser una mala canción persistiendo en la conciencia", es una de las tantas frases que nos regala el libro. En inglés, esa tortura tiene un nombre muy apropiado: ear worm (gusano de oreja). Sí, como las lombrices que se comen a los niños, como la oruga que engulle a otro personaje... "El infierno podría ser cualquier lugar de donde no te podés ir", nos agrega Novek, para quien, en definitiva, el inframundo es un lugar sereno, donde casi nunca hay viento. Un lugar silencioso: la calma después del huracán.
El libro, que empieza con la lluvia sobre un auto en marcha, termina poco después de otra lluvia, o la misma, en el bosque, donde hay una cabaña y donde se hace sentir la ausencia de una chica, en un ensueño hacia la dilución eterna. "El mal no muere ni se aplaca, solo se traslada", se dice en este último cuento, como se traslada el miedo entre sus personajes y entre los lectores, de a poco, con marcha de gusano, arrastrándose entre las palabras, sin hacerse oír, hasta que uno lo ve con la realidad del relato dentro de la boca, saboreándola. También se dice que "la Irrealidad es la verdadera dimensión real". "Nada es real", confirmarían cuatro muchachos de Liverpool. ¿O sí?
La configuración del silencio
Autor: Cezary Novek
Edición: Contamusa, 2018, 110 páginas
Web: elsordidotopico.blogspot.com.ar