Sociedad
El infectólogo Hugo Pizzi sobre el fentanilo contaminado: “Es un espanto que se podría haber evitado”
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El médico remarcó que la tragedia podría haberse evitado con un seguimiento adecuado de las partidas. También señaló que, al consultar si el lote podía haber llegado a San Francisco, le confirmaron que en la ciudad se realizó un control estricto.
El caso de fentanilo contaminado que provocó hasta ahora 96 fallecidos en distintas provincias del país encendió la alarma del sector sanitario y de los especialistas en infectología. La situación, genera preocupación en todo el país ante la posibilidad de que partidas de este medicamento lleguen a hospitales y clínicas locales. Según el doctor Hugo Pizzi, infectólogo, epidemiólogo y docente universitario, “este es un hecho dramático que afecta a todo el sistema sanitario y que podría haberse evitado”.
La preocupación no solo se centra en la cantidad de fallecidos, sino también en la capacidad de los hospitales y farmacias locales para detectar y actuar frente a partidas sospechadas. En este contexto, el especialista insistió en dialogo con LA VOZ DE SAN JUSTO en la importancia de la trazabilidad y la alerta inmediata para evitar nuevos casos.
Con respecto a la situación en San Francisco, teniendo en cuenta que afectó a la provincia de Córdoba, señaló Pizzi que se comunicó con exalumnos que trabajan en instituciones médicas de nuestra ciudad y que han sido estrictos en la aplicación de protocolos de seguridad. “Cuando surge una alarma nacional, lo primero es proteger el nosocomio. Todas las clínicas, grandes y pequeñas, tienen farmacias dirigidas por farmacéuticos responsables de los inventarios. Ante una alerta de este tipo, la farmacéutica debe retirar de inmediato cualquier partida sospechada y entregarla a la autoridad sanitaria. Esto no siempre se hizo, y por eso enfrentamos un drama que, insisto, es un espanto que se podría haber evitado”.
La responsabilidad recae no solo en los organismos reguladores, sino también en cada establecimiento de salud que recibe medicamentos. Pizzi destacó que las farmacias hospitalarias son el primer eslabón para evitar la circulación de productos contaminados y que la correcta gestión de inventarios es clave para prevenir tragedias.
Qué es el fentanilo y cómo se utiliza
Para comprender la magnitud del problema, es necesario conocer qué es el fentanilo y cuáles son sus usos médicos. Según Pizzi, “el fentanilo es una medicación que se utiliza para inducir a dormir a una persona durante una operación. También se emplea en medicina para calmar dolores, se aplica exclusivamente en operaciones o en pacientes con dolor intenso. Lo emplean quienes trabajan en quirófanos y quienes requieren alivio frente a dolencias extremas”.
Contaminación y bacterias implicadas
Respecto a la contaminación de la partida que provocó la tragedia, Pizzi detalló que “son dos bacterias certificadas por el Anmat (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) y por la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud ‘Dr. Carlos Malbrán’ en Buenos Aires. Una es muy común, la Klebsiella pneumoniae, y la otra es rara para los médicos, pero habitual en la agricultura, la Ralstonia, que afecta granos y cosechas y es poco frecuente en humanos. La Klebsiella, en cambio, genera serios problemas por su resistencia a antibióticos y es la principal causa de infecciones intrahospitalarias. Por eso, todos los hospitales cuentan con comités que realizan cultivos periódicos para detectar su presencia”.
Pizzi explica que la Klebsiella es un patógeno muy difícil de tratar, y que incluso en operaciones rutinarias puede provocar infecciones intrahospitalarias si no se aplican los protocolos de higiene y monitoreo adecuados. La presencia de Ralstonia, aunque más rara en humanos, representa un riesgo adicional, especialmente para quienes manipulan la sustancia sin medidas de control estrictas.
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Fallas en la trazabilidad y control
El infectólogo enfatizó que la falla principal no estuvo en la autorización del medicamento, sino en su seguimiento: “Cuando un laboratorio quiere distribuir un medicamento, presenta todas las características al Anmat y recibe autorización. El inconveniente surge después: una vez aprobado, cada partida debe estar numerada y registrada en facturas y protocolos de venta. Así se podría rastrear su ruta desde la droguería hasta hospitales, incluyendo San Francisco. Esto no se hizo. Cuando aparecieron los primeros fallecidos en La Plata, recién entonces intervino el Anmat y el Malbrán, confirmando la presencia de Klebsiella”.
La trazabilidad es esencial para poder identificar qué hospitales o farmacias recibieron las partidas afectadas. Según Pizzi, cada etapa de la distribución debería haber sido monitoreada, desde la salida del laboratorio hasta la administración final del medicamento, lo que permitiría evitar nuevos casos y limitar el alcance de la contaminación.
La combinación de fallas en la trazabilidad, la intervención tardía de los organismos estatales y la falta de acción inmediata por parte de los establecimientos de salud explica, según Pizzi, la tragedia que hasta ahora suma casi un centenar de víctimas.