El ícono de la pandemia
Desde la coherencia se puede discutir si personas que conviven bajo un mismo techo y no usan barbijo en su hogar deben necesariamente utilizarlo si se suben a un vehículo. Por lo mismo, se pueden hacer varias consideraciones similares respecto de medidas sanitarias que parecen contradictorias. No obstante, no hay dudas de que constituye uno de los elementos que llegó para quedarse en la vida de todos.
El Centro de Operaciones de Emergencia advirtió hace pocos días que los automovilistas deben usar tapabocas en la provincia de Córdoba cuando viajen acompañados, como así también deberán hacerlo todos los pasajeros del vehículo. En caso de circular sólo, el conductor puede optar por no tener el tapabocas puesto pero debe tenerlo a mano para colocárselo en caso en que resulte necesario, por ejemplo, al momento en que es detenido por un control policial. Es decir que al establecer el contacto directo, al bajar la ventanilla, el conductor estará en falta si no se coloca el tapabocas.
Desde la coherencia se puede discutir si personas que conviven bajo un mismo techo y no usan barbijo en su hogar deben necesariamente utilizarlo si se suben a un vehículo. Por lo mismo, se pueden hacer varias consideraciones similares respecto de medidas sanitarias que parecen contradictorias. No obstante, no hay dudas de que constituye uno de los elementos que llegó para quedarse en la vida de todos. Se ha transformado en, junto con las imágenes "cuadriculadas" de las videoconferencias, ícono de la pandemia.
No usarlo en Córdoba significa una infracción que obliga al pago de una multa onerosa para los tiempos que corren. Por eso, más allá de cualquier consideración, se impone su presencia en los rostros de todos los que circulan por la vía pública. Tomar conciencia de esta necesidad va más allá, por cierto, del cumplimiento de una norma legal. Tiene implicancias sanitarias que obligan a hacerlo.
De todos modos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en junio pasado una guía en la que recomendó el uso de tapabocas a la población en general en lugares donde hay "transmisión generalizada" de Covid-19 y "sea difícil el distanciamiento físico", pero advirtió que "por sí solas no nos protegerán". Esto implica que las demás medidas de prevención son tanto o más necesarias que el barbijo.
Pero las recomendaciones médicas en el país han determinado que es un elemento más para protegerse de los contagios. Ante ello, conviene también reparar en el uso correcto de este dispositivo. Porque debe cubrir la nariz y la boca para convertirse en una barrera para minimizar la expulsión de gotas de saliva o salpicaduras del usuario al exterior al hablar, estornudar o toser.
Así, el barbijo ya es una presencia habitual en todos los ámbitos de la vida. Es fuente de economía para muchas familias y de creatividad en los modistos y diseñadores. Es motivo de discusión sanitaria y política. En el primer caso, todavía hay debates sobre su efectividad para prevenir el Covid 19. En el segundo, la postura de algunos líderes es controvertida y existe en algunos países polémica en torno al rol del Estado en la financiación y distribución de los tapabocas.
Pero queda claro que la ley debe cumplirse. Usar el tapaboca es obligatorio. Y esto ha determinado que la mascarilla se convirtiese en el elemento que marca la estética de esta afligente pandemia.