Análisis
El faltante de chapas patentes

Esta situación no puede prolongarse. Las autoridades han señalado que mayo es el mes en el que todo volvería a la normalidad. Mientras tanto, se impone reclamar que se actúe con celeridad para resolver el tema.
Hace varios años, una mala costumbre había ganado adeptos entre algunos propietarios de vehículos que buscaban eludir las multas generadas a raíz de infracciones que ellos mismos cometen. El modo era muy simple, pero controvertido: las patentes de los automóviles tenían cintas que flameaban, discos compactos pegados sobre los números, dobleces bien calculados y hasta pintura que borraba la identificación.
Tapar las chapas patentes surgió como respuesta “ingeniosa” a la aparición de la tecnología que colocaba cámaras en las esquinas de las grandes ciudades. Así, no se podía identificar al vehículo que cometiese una infracción de tránsito. El enmascaramiento de la chapa patente se convirtió enseguida en una actitud muy repetida. Estos artilugios de los “vivos” de siempre aprovechaban falencias en los métodos de control vehicular y constituían una falta seria a la convivencia.
Poco tiempo después, al menos con los autos de los últimos modelos, prácticamente no hace falta apelar a estas estratagemas. Porque, desde hace varios meses, el faltante de chapas patente es un problema real, determinante de una situación que se está volviendo insostenible tanto para propietarios -que no tienen ninguna intención de violar las normas- como para la seguridad y vigilancia del tránsito en todas las poblaciones del país.
El origen del problema reside en la interrupción de la producción de chapas por parte de la Casa de Moneda, las demoras en adjudicar licitaciones para que alguien fabrique las patentes y el cierre de registros de la propiedad automotor. La Dirección Nacional de Registros de la Propiedad Automotor ha establecido un límite mensual para la emisión de chapas, permitiendo a cada dependencia gestionar solo 52 vehículos.
De este modo, se estima en más de 600 mil los vehículos que hoy circulan con un papel codificado con letras rojas, estampado en los parabrisas. Por cierto, esto supone la aparición de problemas prácticos que complican aún más las cosas. Paradójicamente, la deficiencia de la gestión del Estado en este tema ha originado una situación similar a la que se configuraba cuando los “vivos” de siempre pretendían burlar los controles. Los sistemas de fotomultas, por ejemplo, no siempre pueden registrar infracciones cometidas por vehículos con estas patentes temporales. Asimismo, para certificar el problema basta consultar a los agentes que recorren las calles céntricas encargados de la verificación del estacionamiento medido para constatar la dificultad con la que se enfrentan.
Los papeles con códigos rojos de los parabrisas fueron un elemento valioso a la hora de sortear la emergencia originada en los cambios que se proponen en materia de fabricación de patentes y los aún más trascendentes referidos a la simplificación de los trámites para inscribir o transferir un automotor. Sin embargo, esta situación no puede prolongarse. Las autoridades han señalado que mayo es el mes en el que todo volvería a la normalidad. Es de esperar que así suceda. Mientras tanto, se impone reclamar que se actúe con celeridad para resolver el tema.