Opinión
El espanto no cesa, solo cambia de nombre

Aralí Vivas. Guillermo Chiarotto y Zamir Torres. Tres crímenes en menos de un año, tres menores asesinados, tres comunidades sacudidas por el horror. El dolor vuelve a golpear, pero con el tiempo se apaciguará. Hasta que ocurra otra tragedia. Y la sociedad, otra vez, se preguntará: ¿hasta cuándo?
Por Cecilia Castagno | LVSJ
“Asesinar a un chico de 15 años también es un horror. Justicia para Guille”. La frase fue escrita por un lector de LA VOZ DE SAN JUSTO al comentar una noticia sobre el brutal crimen del pequeño Zamir Torres, asesinado en Frontera. Un comentario que parece unir en una misma línea el dolor que distintas comunidades vienen acumulando. Como si una tragedia tapara a la otra.
Cada historia tiene su particularidad, su contexto, su forma de romper el alma. Y cada crimen, un móvil diferente e incomparable. Guillermo Chiarotto Gattino, de 15 años, fue asesinado de una puñalada el pasado 26 de junio en San Francisco, en una discusión entre adolescentes. Pero antes fue Aralí Vivas, de tan solo 8 años, en Brinkmann, víctima de un femicidio encubierto que sacudió a toda la provincia. Ahora, otra vez Frontera: Zamir Torres, de apenas 4 años, muere baleado el 9 de julio en un auto, en medio de una emboscada contra su padrastro.
En todos los casos, el denominador común es una joven vida truncada; o una infancia arrasada. Y un sistema incapaz de anticipar, contener, prevenir… que llega después, cuando ya no hay nada que hacer más que buscar responsables y calmar a la opinión pública.
La causa por el asesinato de Guillermo avanza. El acusado, también menor de edad, se entregó y permanece alojado en el Complejo Esperanza. La familia de la víctima exige justicia. En Brinkmann, la investigación por la muerte de Aralí está en su etapa final. Tres personas están detenidas con prisión preventiva, imputadas por abuso sexual, homicidio y encubrimiento: el padrastro, un amigo de éste y la mamá de la víctima. En tanto que por el asesinato de Zamir, hasta ahora hay un joven detenido, sospechado de integrar la banda que viajaba en el auto desde donde dispararon contra Braian "Peladito" Martínez.
Las causas siguen su curso mientras el tiempo hace lo suyo. Y el dolor social se diluye en la vorágine. Hasta que otro crimen golpee. Entonces, una vez más, se compartirá la noticia, se comentará con bronca y angustia, se exigirá justicia. Pero pronto el espanto volverá a esconderse detrás de la próxima tragedia. Y así, como escribió ese lector en Instagram, nos seguiremos preguntando: ¿hasta cuándo?