El “doctorcito” que es familia de los abuelos
Pablo Arri no solo cuida de la salud de los adultos mayores del Hogar de Ancianos "Enrique J. Carrá", sino también, sus emociones. Los cura y les canta, para ayudarlos desandar los últimos años de vida con la mejor calidad posible. "Es un trabajo en el que recibo mucho más de lo que doy", confesó el médico.
Apenas entra al hogar, Zully, una de las abuelas residentes, llega y lo saluda con el cariño de una mamá. "¡Hola Pablo!", él con una sonrisa le responde el saludo y la invita a cantar juntos un tema de Sandro. "Tus labios de rubí... de rojo carmesí...", entonan a dúo y ahí comienza la magia. En la escena se los ve a ambos disfrutando de la empatía y el valor de la capacidad humana para la salud.
Le dicen el "doctorcito" porque para la mayoría podría ser su hijo o su nieto. Los adultos mayores que viven en el Hogar de Ancianos "Enrique J. Carrá" se sienten familia junto al director, el médico especialista en medicina general, familiar y de cabecera, Pablo Arri y el equipo de Enfermería. Y saben que nunca van a estar solos.
Generalmente los adultos mayores están marcados por la soledad, pero en el Hogar, todos trabajan para que eso no ocurra impulsados por el doctor Pablo que, no solamente los atiende profesionalmente, sino que canta con ellos, juega a las cartas, conversa sobre lo que les pasa y siempre regala una sonrisa y una caricia en las cabezas que peinan canas y en los rostros arrugados.
Abrazó la medicina por vocación y para "brindar soluciones". Se formó en la residencia del Hospital Iturraspe, rindió la especialidad y desde 2016 es director del Hogar de Ancianos.
"El anciano tiene mucho para contar, para transmitir y enseñar", asegura Arri. (Fotos: Marcelo Suppo | LVSJ)
"Creo que siempre tengo que estar donde pueda brindar una solución. Voy a estar en el Hogar hasta que pueda seguir brindando soluciones. Es un trabajo en el que recibo mucho más de lo que doy", aseguró en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO.
Aseguró que la institución "es una casa grande. Nunca me gustó imponer una imagen médica autoritaria porque necesito conectar, que me cuenten sus inquietudes, su día a día, porque necesitan expresarse y cada uno tiene sus particularidades y necesidades".
"Hay que tratar de empatizar y no se puede lograr eso si se impone una cuestión rígida. Creo que hay que mostrarse como uno es en la vida real, en el trabajo no tiene que ser diferente, con esa postura ingresé, trato de llevar adelante cuestiones directivas y las normativas que se deben respetar, pero siempre en un ámbito lo más familiar posible", contó.
Aseguró que se hace "un gran esfuerzo para que los adultos mayores no se sientan solos, hay mucha soledad. Creo que tenemos que darle ese ámbito familiar porque es lo que necesitan. Hay casos en los que el único contacto con gente que tienen es acá en el Hogar".
El don de Pablo. Con sus canciones, lleva alegría a todos los residentes y trabajadores del Hogar.
"Convivimos mucho, a veces llego y hay cuatro o cinco problemas médicos y unos 17 sociales o de administración. Tratamos de darle solución a todos esos problemas y también de fijarnos objetivos para el futuro y mejorar nuestra casa, pintarla, tenerla decorada y en buenas condiciones. Se festejan los cumpleaños, todas las fiestas, tratamos de hacer lo que nosotros esperamos que hagan cuando nos toque llegar a la vejez", manifestó.
Llegar a viejos tiene su mérito
El doctor recordó: "Llegar a viejos es un gran título, porque no todos llegan a viejos, es algo que tiene su mérito -destacó el doctor Pablo-. Hay que sacarle ese miedo a la palabra viejo y saber que a viejo hay que llegar. Hay que honrar la vejez, respetarla, saber que tienen una experiencia impresionante que suma. Tenemos que darle a la vejez la gran importancia que tiene, apuntemos a acompañarla con salud y celebrar la vida".
"El anciano tiene mucho para contar, para transmitir y enseñar, en el hogar me enriquezco todos los días, siempre tengo algo nuevo para aprender y también me divierto. Estos adultos mayores tienen necesidades que nosotros podemos satisfacer y no son médicas solamente", dijo.
El canto que sana
El canto siempre fue y es muy importante en su vida, incluso estudia canto en la academia El Faro y lo lleva a su lugar de trabajo. "El canto es una forma de expresión, de sacar del interior de uno lo mejor. Canto melódico, rock nacional, el folclore, de todo; me gusta mucho".
"Tenemos que darle
a la vejez la gran importancia que tiene".
"Varios abuelos se unen a cantar, incluso con gente voluntaria que viene al Hogar, siguen las letras, les gusta mucho la música y las canciones traen a la memoria recuerdos de su vida -destacó-. Hay ancianos que no se expresan de ninguna manera y cuando ponemos música se mueven y aplauden y eso es una gran ganancia para nosotros".
Aseguró que se siente agradecido con la vida. "Puedo hacer mi trabajo de médico y también cantar, trabajo motivado y al mismo tiempo veo resultados que da la música en la salud de los abuelos".
"No trabajo solo, sino con todo el personal de enfermería del hogar que es extraordinario, es emocionante verlos, porque ofrecen más que su profesión, les dan de comer a los ancianos, los ayudan con su higiene, los acompañan. Todos trabajamos con el mismo objetivo: tratar que los abuelos estén bien en una casa donde se sientan cómodos", finalizó.