Política
El despertar de la democracia en el ’83 contado en primera persona
Cuatro abogados, un periodista y dos médicos, cada uno desde su espacio, aportaron a la construcción de una nueva Argentina democrática. Carlos Cornaglia, Raúl Eulogio Gordo, Roberto Biazzi, Luis Nazi, Guillermo González Castellanos, Adolfo Kuznitzky y Héctor Agustín Villafañe, contaron cómo se vivieron aquellos tiempos cruciales en San Francisco.
Por Isabel Fernández | LVSJ
El 10 de diciembre de 1983, hace 40 años, la democracia se restauraba en la Argentina con la asunción de Raúl Alfonsín como presidente electo por el pueblo, cerrando una de las etapas más oscuras y sangrientas de la historia del país, tras siete años de dictadura cívico militar.
El país venía de una lucha interna muy cruenta por disputas del poder, salía de la dictadura más brutal y había sufrido la derrota en la guerra de Malvinas. Todo eso fue extremadamente traumático para la sociedad argentina. De pronto aparece la salida democrática y el pueblo argentino, ansiado de libertad, de Estado de Derecho, de legitimidad en el poder, se abraza a esa posibilidad.
La recuperación de la democracia fue posible gracias a un conjunto variado de actores y organizaciones, entre ellos, los partidos políticos tradicionales, el movimiento obrero, organismos de defensa de los Derechos Humanos y distintos sectores de la sociedad.
En San Francisco, también hubo protagonistas representativos del despertar de la democracia en ese 1983 marcado por la coyuntura política, económica y social. LA VOZ DE SAN JUSTO compartió una amena charla en la mesa de café junto a Carlos Cornaglia, Raúl Eulogio Gordo, Roberto Biazzi, Luis Nazi, Guillermo González Castellanos, Adolfo Kuznitzky y Héctor Agustín Villafañe. Cuatro abogados, un periodista y dos médicos, cada uno desde su espacio, aportaron a la construcción de una nueva Argentina democrática.
¿Cómo era el clima en esos años? ¿Qué sintieron? ¿Creen que en estos 40 años se ha cuidado la democracia? ¿Qué expectativas tienen para el futuro del país con la llegada del nuevo gobierno y la asunción de Javier Milei?, fueron algunas de las preguntas que generaron un interesante debate que nos enseña como sociedad y reivindica el aporte, grande o pequeño, desde cada espacio para construir un país democrático.
“Había un entusiasmo enorme en la gente, del cual todos terminamos participando, cada uno desde el rol que tuvo que representar”, contaron los protagonistas.
Consideraron que en estos años “la democracia en estos años se cuidó sola, por inercia, se hicieron muchas cosas para destruirla y tuvimos la suerte de que nadie quiso volver a los fusiles. La democracia, en realidad, es una responsabilidad de todos, no solamente la dirigencia política, sino también la sindical, empresarial y también la sociedad, nadie puede sentirse ajeno a los males que aquejan a la democracia”.
Incertidumbre y esperanza son las palabras que surgen cuando manifestaron sus expectativas ante la asunción de un nuevo gobierno en este aniversario crucial. “A pesar de la incertidumbre, tenemos la expectativa de un cambio”.
“Se abrieron las aguas del Jordán” por la democracia
Carlos Cornaglia tenía 39 años y vivió ese momento con gran alegría y responsabilidad ya que su padre, Juan Ricardo Cornaglia, fue el intendente electo en el advenimiento de la democracia y su candidatura surgió del movimiento interno Principista de la Unión Cívica Radical local, del cuál era presidente. Vivió apasionadamente ese tiempo con muchos jóvenes cuya participación fue fundamental.
“Era imposible formar un grupo político con aspiraciones si no se incluía la juventud. Es el discurso de Alfonsín, lleno de democracia recitando los últimos tramos de del preámbulo de la Constitución de la Nación que llevó a toda esa juventud a votarlo. La participación de la juventud tanto en la UCR como en el PJ fue fundamental, los jóvenes venían traumatizados por la etapa de la dictadura”, afirmó.
“Concordancia amistosa”
Recordando aquellos años, Carlos rescató una anécdota que vivió en la noche del 31 de octubre de 1983, el comité de la Unión Cívica Radical ubicado en la esquina de España e Independencia, en donde fue testigo de un acto que, por momentos, borró las diferencias ideológicas de las banderas políticas, celebrando la democracia.
“El comité estaba colmado, había gente en la vereda y en la calle y estaba hablando el intendente electo, mi padre Juan Carlos, agradeciendo la participación a todos y exponiendo lo que había sido la campaña. De pronto un rumor provocó inquietud: ‘vienen los peronistas, vienen los peronistas’. Recuerdo que interrumpí a mi padre para avisarle y resultó ser un grupo de militantes y dirigentes del Partido Justicialista”, contó.
Agregó: “En ese momento se paralizó todo y la multitud se abrió como las aguas del Jordán y comenzaron a entrar los militantes peronistas encabezados por el candidato que había perdido, creo que de apellido Fernández, y cuando llegaron le estrecharon la mano a mi padre para felicitarlo. Ahí surgió un aplauso espontáneo y empezamos a cantar todos el Himno Nacional, fue algo estremecedor”.
“Había sido una campaña muy dura, disputándose cada mural para una pintada, cada acto en un en un barrio o en una esquina de la ciudad. Quiero resaltar esa concordancia amistosa que hubo y el reconocimiento además del Partido Justicialista con el triunfo de la UCR. Es un recuerdo muy lindo”, destacó.
Consideró que actualmente la situación “no es la misma, es el tumulto, la agresión, la viveza, la bajeza, el agravio personal, cualquier cosa que descalifica precisamente a la misma democracia. Tengo la expectativa de un cambio ojalá que a partir de ahora podamos comenzar o hacer los primeros pasos para volver a ser un país normal un país normal, donde exista la convivencia democrática, el respeto de las instituciones, el respeto por la ley”.
Finalmente reivindicó la trayectoria y figura de Raúl Alfonsín recordando la tristeza que sufrieron cuando resignó el gobierno y anticipadamente traspasó el mando a Carlos Menem. “Fue hondo el sufrimiento. Todos aquellos ideales y proyectos que teníamos el 30 de octubre del ‘83, habían fracasado”.
A los 32 años, Raúl Gordo tenía llegó, invitado por un amigo, a participar al movimiento Principista de la UCR y trabajó por la democracia porque la situación era muy difícil con la dictadura.
“Fue una tremenda alegría que pudiéramos participar, expresarnos, me siento protagonista fue momento lindo, a lo sumo nos peleábamos por un tapial que había que pintar –aseguró Gordo-. Poder expresarnos libremente sin temor de decir lo que uno sentía, sin agravio como ocurre ahora, realmente fue una gran alegría”.
“Después estuvimos cuatro años en el gobierno con un montón de dificultades, con el problema de la hiperinflación, hemos vivido mucho tiempo de crisis, siempre fuimos para atrás, son muy pocos los momentos en los que pudimos mantener un país estable”, dijo.
Por otro lado, manifestó que hoy, ante la asunción de un nuevo gobierno “lo que siento es incertidumbre. En este país tenemos que aceptar que hay que cambiar algunas cosas, que el sacrificio lo tenemos que hacer entre todos, más allá de que hay un montón de gente que viene haciendo sacrificios todos los días. Hay mucha gente que quiere hacer cambios y muchos que tienen poder y no quieren cambios”.
El abogado Roberto Biazzi comenzó en la política ya recibido, se inclinó por el Partido Peronista porque consideró que “tenía una raigambre popular y alguna significación”. En las elecciones de 1973 fue elegido concejal y presidente del Concejo Deliberante. Siguió en la carrera política y fue uno de los protagonistas del retorno de la democracia.
“En ese momento fui candidato a concejal, estábamos muy confiados en el ’83, pero entramos por la minoría. Ganó el partido radical que siempre ha sido bastante democrático. Los cuatro años de Cornaglia fueron bastante buenos y razonables, no hubo ningún tipo de persecución gratuita”, recordó Biazzi.
Opinó que a la democracia “la trae Margaret Tatcher porque derrota a los argentinos en la guerra de Malvinas y luego de lo ocurrido durante los años de dictadura, todos estaban en contra de los militares y entonces el triunfo fue de la democracia, era lo que estaba en lado opuesto de lo que había en ese momento”.
El abogado remarcó: “La democracia también es aceptar que el voto de la mayoría es el que vale, cuando empezamos a calificar diciendo: ‘pero es ignorante’, ‘te lo compran por un por un asado’, o ‘le dan un colchón y vota’”.
“Considero que no somos un pueblo democrático, cuando gano, gano yo y cuando pierdo impugno, hago trampa. Al que gane le exigimos que cambie todo hasta el apellido mismo. Tenemos el blanco y negro y vivimos así”, dijo.
Con respecto al futuro se mostró esperanzado. “Ojalá podamos salir adelante, la parte económica no tiene solución política, una empresa en crisis, debe mucho y le ingresa poco, si tiene que ingresar más, tienen que poner más impuestos los que pagan impuestos y si hay que gastar menos, habrá que liquidar o disminuir el gasto público. Creo que no habrá un resultado rápido, pero tengo la esperanza que cambie”.
Una chicana de campaña: el silbido de la marcha peronista
Frente al micrófono en la radio en Buenos Aires donde vivía en ese tiempo, Luis Nazzi transmitía el entusiasmo de la gente por la democracia. Regresó a San Francisco y participó activamente de la campaña para intendente de Orlando Batisttelli el candidato del peronismo que fue vencido por Cornaglia.
“Participé en algunos actos en Buenos Aires como público y como militante peronista y vi que había efervescencia. Después volví a San Francisco a trabajar en la Unidad Básica para trabajar por nuestro candidato participé activamente durante la campaña, estaba muy identificado”, contó.
Recordó una anécdota que protagonizó con Raúl Gordo. “Estábamos en campaña y era una pica tremenda la que había, estábamos enfrentados peronistas contra radicales y radicales contra peronistas. Pero no había agresión física. Me acuerdo que paré en el semáforo de Córdoba y 9 de Julio y estaba al lado del auto del doctor Gordo, entonces bajé el vidrio y empecé a silbar la marcha peronista”.
“Me acuerdo el enojo del doctor, que no pasó de eso, fue solo un momento. Ahora después de tantos años nos acordamos, nos reímos y lo celebramos”, manifestó.
“Deje de ser peronista cuando Kirchner decidió sacar el cuadro de Videla, no porque sea Videla sino porque simplemente creí que había llegado el momento de pacificar –recordó el locutor y periodista-. Trabajaba en la radio Libertad de porteña y comencé a pegarle al gobierno con argumentos. Hasta tal punto que el operador un día que me olvidé y empecé con otra cosa empecé con otra cosa, me lo recordó.
Remarcó: “Me opuse a Kirchner tremendamente, siempre fui su adversario y de la señora también, sigo en mi suelo íntimo siendo peronista de Perón, pero no de los gobernantes que tuvimos ahora porque no creo que esta gente merezca llamarse peronista”.
Desde un partido vecinal y luego participando en la coalición del Frepaso, Guillermo González Castellanos hizo su aporte a la democracia en la ciudad y el país. “No me arrepiento de haber tenido actividad política, pude hacer demasiadas cosas y desde la participación en un partido de vecinal de San Francisco”, dijo.
“El bipartidismo nos ha marcado mucho, los resultados electorales siempre han sido muy polarizados. Nuestra mejor performance en San Francisco con el partido vecinal fue el 24%, había sido candidato a intendente Mario Brook y entramos con dos concejales de siete”, recordó.
Aseguró que el retorno de la democracia “era necesario y esperado. La gente de mi edad y los mayores, estamos todavía muy marcados por la violencia de los ’70, porque se agravó con los militares”.
En cuanto a las expectativas hacia el futuro con el nuevo gobierno, se mostró cauteloso y afirmó: “Tengo incertidumbre, pero creo que hay que dejarlos caminar”, dijo.
“Me sorprendió el triunfo de Alfonsín”
Con 85 años, Adolfo Kuznitzky siempre militó en la UCR y fue testigo del primer peronismo y todo el camino que vino después. “Mi convencimiento era que el peronismo era invencible electoralmente entonces me sorprendió, la noche del 30 de noviembre, el triunfo de Alfonsín a pesar de ser yo un gran simpatizante del radicalismo porque siempre me pareció que es un partido democrático con todos sus defectos. Mi militancia no fue muy activa en el partido radical, participé en una lista en el año ’73 de concejal suplente”, comentó.
Con respecto al nuevo gobierno que asumirá hoy consideró: “Lo que dice Milei de gobernar sin casta es imposible, pero de allí a permitir que la casta sea corrupta hay una distancia muy grande. Los políticos han existido, existen y van a existir. El mal de la Argentina es el gasto público y enfrentarlo será muy duro y no sé si esté gobierno tendrá la fortaleza de enfrentar la rebeldía de algunos sectores que se creen intocables”.
El trabajo por la salud pública
Cómo médico, Héctor Agustín Villafañe, participó en la política como secretario de Salud del municipio en el retorno de la democracia, fue subdirector del Hospital “J. B. Iturraspe” y luego llegó al Ministerio de Salud de la provincia. Independientemente de eso trabajó durante 22 años como médico de Sportivo Belgrano.
Al hablar de su trabajo por la democracia, recordó algo que le dijo su padre al recibir el título: “Comienza una nueva vida y pórtate de manera tal que cuando pasen los años, la gente pueda decir que fuiste un hombre bueno, y por qué bueno, porque fuiste, hermano frente al dolor de tus semejantes. Esa frase más de 60 años y es lo que privó siempre en mi vida, en mi actividad. En términos políticos nunca fui dirigente, pero participé en la línea interna del doctor Cornaglia”.
Villafañe destacó que trabajó para la democracia “desde diferentes lugares, que ocupé por ofrecimientos que he aceptado, como la secretaría de Salud en el ’83, cuando terminó, fui subdirector del Hospital, ocupé un tiempo el cargo de director por enfermedad del doctor Canalis. En ese lapso surge una elección en el consejo de médico de la provincia de Córdoba que es una entidad deontológica, no gremial, en la que votan todos los médicos la provincia y me nombraron presidente del Consejo de Médicos”.
Recordó que en el consejo “resolvimos hacer un anteproyecto Provincial de Salud que presentamos a legisladores nacionales y el único que nos contestó fue José Manuel De la Sota que me dijo: ‘yo voy a ganar y vos vas a ser mi ministro de Salud’. Finalmente ganó y terminé ocupando ese puesto”.
“Debo reconocer que nunca hablé de dos temas con el gobernador: de dinero y de política. Siempre me centré en la salud, me acostumbré a vivir con el teléfono debajo de la almohada porque José estaba trabajando y llamaba porque gestionaba de domingo a domingo”, afirmó.
“Creo que, el gobierno que asumirá, no puede minimizar el tema de la salud, es brutal la diferencia que hay entre una secretaria y un ministerio. Actualmente el tema de la salud no solo en Córdoba sino prácticamente en el país, vive una crisis tremenda. En este momento requiere que sea un ministerio”, remarcó finalmente.
Los recuerdos y las anécdotas siguieron apareciendo y el saludo final coronó una larga charla en la que se respiró democracia.