El cura Angelelli, beato de los pobres y la justicia, tendrá su espacio en una iglesia de la ciudad

La imagen realizada por el artista y escultor Salvador Cordero de Carlos Paz ya está bendecida y espera pronto tener un espacio en una iglesia de los barrios más humildes de la ciudad
La imagen de monseñor Enrique Angel Angelelli, recientemente beatificado en La Rioja, será entronizada en los próximos meses en una iglesia de San Francisco. De esta manera, el obispo asesinado por la dictadura militar y ahora beato de los pobres y la justicia, tendrá su espacio para ser venerado por la comunidad católica.
Angelelli fue beatificado el pasado 27 de abril junto a los sacerdotes Carlos de Dios Murias, Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedernera. Los cuatro, considerados los mártires riojanos víctimas del proceso militar, tendrán su conmemoración mañana miércoles 17 de julio.
La imagen del beato Angelelli se encuentra por el momento en la Iglesia Catedral. Fue encargada al escultor Salvador Cordero de Carlos Paz por el obispo diocesano Sergio Buenanueva y bendecida a fines de mayo en ocasión de los ejercicios espirituales que realizaron los sacerdotes de la diócesis en la Casa Betania ubicada en Quebracho Herrado.
Recuerda la opción por
los pobres y por la justicia
Con el obispo Angelelli, serán dos los sacerdotes cordobeses que tienen su imagen en la ciudad para ser venerados, ya que se encuentra desde octubre del año pasado el monumento al"cura gaucho", San José Gabriel Brochero en la Plaza General Paz.
El obispo Buenanueva confirmó a LA VOZ DE SAN JUSTO que la imagen de Angelelli será entronizada en los próximos meses, aunque todavía falta definir en qué iglesia estará, pero seguramente se ubicará en alguna que se encuentre en los barrios más humildes y vulnerables de la ciudad, teniendo en cuenta la fuerte sensibilidad y el compromiso social que tenía el cura.
"Es importante que la figura de Angelelli nos recuerde también como iglesia la opción por los pobres y por la justicia", afirmó.
Recordó que Angelelli y los otros mártires fueron beatificados"como un testimonio de amor a Jesús, a la iglesia y de lucha por la justicia, según el Evangelio. Los críticos dicen que era un obispo 'rojo', comunista que alentó la violencia y eso no es verdad".
"Angelelli nunca comulgó con la violencia política ni la favoreció, al contrario llevó adelante un compromiso evangélico de opción por los pobres en una provincia con muchas desigualdades, hasta tuvo desigualdades con la familia Menem", aclaró el obispo.
Destacó que el cura Angelelli en el contexto de la dictadura"llevó adelante una renovación de la Iglesia muy grande, era un cura de una calidad pastoral importante, era muy sensible, cercano a todos, especialmente a quienes estaban sufriendo. Por eso se movió en los sectores más vulnerables, en el mundo de la pobreza desde una opción evangélica".
La historia de los
cuatro mártires
El 18 de julio de 1976 fueron secuestrados y asesinados en La Rioja los sacerdotes católicos Carlos de Dios Murias y Gabriel Longeville. Pocos días después, en Sañogasta, un grupo de tareas mató delante de su familia al campesino y militante católico Wenceslao Pedernera. Todos eran colaboradores directos del obispo riojano Enrique Angelelli. Pocos días después, el 4 de agosto del mismo año, Angelelli falleció en un supuesto accidente.
Quien fue Angelelli
Angelelli nació en Córdoba el 17 de julio de 1923, fue ordenado sacerdote en Roma en 1949, y obispo auxiliar de Córdoba en 1960. Antes, como cura, había trabajado como asesor de la Juventud Obrera Católica (JOC).
Siendo obispo participó de las sesiones del Concilio Vaticano II (1964-65), un acontecimiento fundamental en la renovación de la Iglesia Católica.
En 1968 el papa Paulo VI le confió la conducción de la diócesis de La Rioja y allí desarrolló un intensa labor pastoral con trabajadores y campesinos, que le trajo como consecuencia la persecución de parte del poder económico y político de la provincia y del nivel nacional.
Desde el mismo día en que se produjo el golpe militar, el 24 de marzo de 1976, Angelelli mantuvo enfrentamientos públicos con los militares y sus sacerdotes y colaboradores fueron acosados permanentemente.