El concurso para renovar el bulevar 25 de Mayo: hacia una ciudad más “vivible”
La necesidad de transformar las ciudades en entes más habitables, sustentables y seguros implica el modo cómo la gente puede recuperar las calles.
El llamado a concurso de ideas para la intervención urbana que modificará al bulevar 25 de Mayo en nuestra ciudad ha impulsado un debate que puede permitir elevar la mira hacia el San Francisco del futuro. Es una discusión que han tenido o están teniendo muchos centros urbanos de todo el mundo. La necesidad de transformar las ciudades en entes más habitables, sustentables y seguros implica el modo cómo la gente puede recuperar las calles.
Así, la "Renovación Urbana y Paisajística del Bv. 25 de Mayo" para transformar el sector comprendido entre calle Moreno y Bv. Buenos Aires tendrá la premisa de recuperar el espacio peatonal para que "vuelva a ser una arteria actual y moderna". Es que "en su momento se priorizaron los automóviles y hoy se quiere volver a priorizar el peatón a través de modificaciones sustentables", según afirmaron los impulsores de la iniciativa.
Si bien no es el único problema que tiene San Francisco en materia urbanística, el acercarse a las experiencias exitosas de otras poblaciones en esta materia podría aclarar algunos aspectos y mostrar evidencias de transformaciones positivas que mejoraron espacios públicos e implementaron ideas que bien pueden servir como base para la renovación que se pretende en nuestro principal bulevar y, también, extenderse a otros sectores y problemáticas.
Una experiencia
Pontevedra es una ciudad gallega, de poco más de 80 mil habitantes, enclavada en el noroeste de la península ibérica. Es calificada por urbanistas y periodistas como un laboratorio de cómo las ciudades más pequeñas pueden implementar algunas medidas para alcanzar objetivos como el planteado en el concurso de ideas para renovar nuestro bulevar 25 de Mayo.
En su centro histórico y comercial, Pontevedra redujo la circulación de automóviles en un 90 por ciento y en toda la ciudad, a la mitad. "Y lo ha hecho sin tarifas generales ni prohibiciones", sino que utiliza ingeniería inteligente y "ha llegado a ser un referente de sostenibilidad urbana", se afirma. Ha puesto en primer plano la calidad de vida de sus ciudadanos, ha sabido aprovechar sus recursos y particulares condiciones.
Peatonalizaciones con coexistencia de mínimo tráfico vehicular, estrechamiento de carriles y ampliación de veredas, limitación de velocidades máximas en el radio céntrico, estacionamientos gratuitos fuera de la zona del centro o de pago si se excede un tiempo establecido y ampliación de la red de ciclovías se cuentan entre algunas medidas. Pero fundamentalmente, el acceso vehicular al centro se ha restringido notablemente. Así, muchas calles fueron rediseñadas como bucles, lo que hace imposible usarlas para pasar de un extremo a otro de la ciudad. "La idea es que, si ingresas a un sector por el sur, sales por el sur", sostienen las autoridades municipales. Esto desalentó el tránsito de automóviles por algunas arterias si la intención era viajar a los puntos más alejados de la población.
Se trata de personas
No obstante, sin ingresar en aspectos técnicos que deben ser abordados por los especialistas, desalentar la circulación de automotores no podría ser la única meta de un proyecto ambicioso de renovación del centro de la ciudad.
Porque sería un error pensar que, ahora que tenemos ciberespacio, no necesitamos espacios públicos. Por el contrario, la necesidad de estos sitios es cada vez mayor. Las vivencias de la pandemia lo certifican. Además, en el mundo hay pruebas contundentes de que cuando se reformulan correctamente los espacios públicos, la gente los utiliza. El contacto directo con los demás es una característica humana esencial. Por ello, se transforma en una necesidad reformularlos, renovarlos y adaptarlos a las características de la vida actual
Así lo entendió hace varias décadas el arquitecto y planificador Jan Gehl, considerado el "autor intelectual" de la moderna Copenhague. La capital de Dinamarca es una de las ciudades más amigables y habitables del mundo. Al relatar su experiencia, expresó que "lo que hemos hecho en Copenhague es hacer visibles a las personas que usan la ciudad y documentar lo que está pasando: a dónde va la gente, cuántos hay, cuánto tiempo se sientan en los bancos, cuántas sillas de café tenemos. Todo esto lo hacemos todos los años, como si fuéramos ingenieros de tráfico. En el momento en que comienza a hacer visible a la gente y a documentar la vida de la ciudad, entonces se pueden comenzar a planificar y hacer políticas", sostuvo.
Es decir, no se trata solo de artefactos, ni de infraestructura, ni de vehículos. Sí, de personas. De los vecinos que habitan una ciudad y de cómo la "usan" o como "podrían usarla". Así, la "cultura del café", el encuentro entre amigos y la charla vecinal son aspectos bien sanfrancisqueños que se potenciarían en un potencial rediseño. Así también, asoma factible la posibilidad de una vida más sana, con un centro comercial en el que haya más lugares de esparcimiento, descanso y aparcamiento de bicicletas. También más seguro ante la sensible reducción del paso de autos y la ampliación de espacios para los peatones.
Estos aspectos puramente humanos que se verifican en todas las ciudades y los propios de una cultura y de una idiosincrasia particular, seguramente tendrán que enriquecer las propuestas técnicas que calificados exponentes de la arquitectura y otras profesiones harán en el marco del concurso de ideas lanzado por el municipio, con el apoyo del Centro Empresarial y de Servicios y el Colegio de Arquitectos. Y, con ello, la renovación del 25 de Mayo, bulevar emblemático de la ciudad, podría marcar el comienzo de una etapa ciudadana más amigable con el ambiente, más segura. En definitiva, más humana, más vivible.