Sociedad
El camino de “José y Mariela”: cuarenta años de moda, historia y afecto
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Desde 1985, la tienda es referente en indumentaria femenina. Cuatro décadas de trabajo, dedicación y cercanía con generaciones de clientas.
Hablar de “José y Mariela” es hablar de una historia que forma parte de la vida comercial y afectiva de San Francisco. Desde 1985, el local dedicado a la indumentaria femenina permaneció con sus puertas abiertas sin interrupciones, acompañando modas, generaciones y cambios de época, pero siempre con la misma premisa: ofrecer ropa para mujeres de todas las edades, con atención personalizada y una impronta familiar que se mantiene intacta desde el primer día.
“Hace 40 años, en el año 85, comenzamos con nuestro local en la Galería Bucco, un local muy chiquito”, recuerda José Dutruel. “Inauguramos en esa galería y, de ahí, pasamos a la Av. 25 de Mayo, en un local de una compañía de seguros, en el año 88, donde estuvimos muchísimo tiempo. Hace 10 o 11 años, nos vinimos a este espacio donde estamos ahora, por el pasaje Lisandro de la Torre.”
Desde entonces, ese nuevo lugar se convirtió en la casa de “José y Mariela”, un espacio reconocido por su variedad y calidad. “Siempre vendiendo ropa para mujer, nos dedicamos mucho también a la línea de fiesta. En ropa abarcamos todos los rubros: línea juvenil, señoras de todas las edades y talles especiales”, cuenta Mariela Bachmeier. Esa última mención no es menor: el local se destaca por ofrecer prendas para todo tipo de cuerpos, con talles amplios, cómodos y modernos, una propuesta que lo diferencia y que muchas clientas valoran especialmente.
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Adaptarse sin perder la esencia
Aquellos primeros tiempos estuvieron llenos de entusiasmo, desafíos y sueños compartidos. “Teníamos una gran ilusión con aquel comienzo... Si bien venía yo de la parte textil, abrir un espacio propio es distinto”, recuerda José. “Nos abrimos por nuestra cuenta con mucha esperanza, satisfacción y ganas de que las cosas salieran bien, pensando siempre en que la gente encontrara lo que gusta. Y seguimos con la ilusión del primer día. Cada día que abrimos el negocio, siempre con la expectativa de que sea un muy buen día y de que la gente se vaya conforme.”
Esa energía de los comienzos sigue viva. Adaptarse a los nuevos tiempos fue clave para sostenerse durante cuatro décadas en un rubro tan cambiante. “Nos fuimos adaptando también a los nuevos vientos que están corriendo. No es únicamente el negocio de venta al público, sino también que hay que llegar a través de las redes y todo lo que hace falta como para estar al tanto de lo que está ocurriendo en este momento”, comentaron, convencidos de que la cercanía con las clientas hoy también se construye de manera digital.
Para ellos, la comunicación con el cliente en tiempos de la tecnología es fundamental. Por ese motivo, utilizan todas las herramientas a su alcance para mantenerse cerca. “Tenemos un grupo muy grande de gente de la zona, grupos de difusión para los distintos lugares y San Francisco, y eso abarca una gran cantidad de gente”, explican. Ese ida y vuelta con las clientas se refleja en los mensajes, fotos y agradecimientos que llegan por redes sociales: “Los mensajes de Instagram o de Facebook son realmente un mimo para el alma. Que se compren el vestido para 15 y que me escriban diciendo que se fueron felices por la atención, por lo que consiguieron, y que después nos mandan las fotos para que publiquemos… es hermoso”, dice Mariela emocionada.
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Generaciones de clientas y una historia compartida
Los años trajeron también algo que pocas marcas pueden contar: el paso de generaciones por el mismo mostrador. “Ya hay varias generaciones. Viene la mamá o la abuela y nos dice: ‘me compré el vestido de novia acá’, y viene con su mamá y está comprándole el vestido de 15 o de recepción a su hija. Ya hay tres generaciones prácticamente”, relata Mariela. “Es muy lindo, muy gratificante”, agrega, con la emoción de quien ve cómo el tiempo se transforma en historia compartida.
En 40 años, “José y Mariela” atravesó distintas etapas económicas, modas y transformaciones sociales, pero sin perder su esencia. “Es mucho —dice José—. Son muchos años, muchas etapas, buenas, malas, con los cambios que hubo en el país, pero siempre con la ilusión de seguir, de estar y de satisfacer a la gente. Tratamos de estar siempre a la vanguardia y de tener en el negocio lo que la gente busca.”
Y si algo no está disponible, la respuesta no tarda: “Si no lo encuentran en ese momento, tenemos la posibilidad de que en las 24 o 48 horas puedan tener lo que quieren aquí en San Francisco.”
Más allá de lo comercial, el vínculo con las clientas es humano y cercano, y eso explica parte del secreto de su permanencia. “Aparte del local, vivimos aquí adentro —cuenta José—. A veces está Mariela en el local, en otros momentos estoy más yo, pero seguimos juntos tirando para adelante y tratando de que esto cada vez vaya mejor.” El local no es solo un negocio: es un proyecto de vida compartido.
Al mirar hacia atrás, ambos coinciden en un mismo sentimiento: gratitud. “Queremos dar las gracias a todas las personas que formaron parte de esta historia, a los colaboradores que pasaron por ‘José y Mariela’ y, en especial, a Rita, Verónica y Cecilia, que hoy continúan acompañándonos. También agradecer la fidelidad de nuestros clientes, que después de tantos años siguen eligiéndonos”, expresaron.
Cuarenta años después de aquel primer local en la Galería Bucco, “José y Mariela” sigue siendo sinónimo de confianza, atención personalizada y estilo. Su nombre se volvió parte del paisaje comercial de San Francisco y de la memoria afectiva de muchas mujeres que crecieron junto a la tienda.
¿Cómo contactarse con el local?
Quienes deseen seguirlos pueden hacerlo a través de Instagram (@jym.red) o Facebook (@José y Mariela). También pueden comunicarse por WhatsApp al (3564) 633321 o acercarse directamente al local, ubicado en Pasaje Lisandro de la Torre 54, en el centro de San Francisco.