El arte de transformar un libro
Ya se encuentra montada la muestra de libros intervenidos que realizaron alumnos de cuarto y quinto año de la especialidad arte de la escuela Normal. Una creativa y maravillosa forma de transformar en belleza ese libro que ya no se lee.
Hay un principito enorme hecho con hojas de guía telefónica
sentado en un sillón, hay un monumento al rock con enciclopedias viejas, hay
más guías hechas como el principito. Hay también, muchas paginas dobladas de
formas extrañas que regalan figuras maravillosas. Hay ballenas azules que
emergen de un par de paginas grises y se sumergen en paginas grises pintadas de
azul, como en Moby Dick. Hay también un ejemplar de Papillion que un alumno
trajo de su casa, que esta agujereado en el medio y que tiene unos huevos metidos
ahí, en ese hueco calado en las hojas. Todo eso, en un sector del patio cubierto de la escuela Nicolás
Avellaneda.
De esa manera, quedo montada una muestra alegórica que los alumnos de cuarto y quinto año de la especialidad arte del establecimiento educativo realizaron para conmemorar el Día nacional del Libro, que se festeja todos los 11 de junio.
La idea surgió cuando Julia Riser, bibliotecaria del turno mañana del nivel medio de la escuela, vio como en Córdoba y Villa María hace un tiempo atrás, transformaban mediante la intervención artística, esos libros que ya no se usaban en las bibliotecas escolares, que por estar rotos, en mal estado o porque su contenido ya se había vuelto obsoloeto, eran transformados en libros intervenido o libros de artistas.
Ryser se lo comentó a las docentes Cecilia Bianchi, Cecilia Merlini, Nélida Rebeque, y Graciela Capdevilla quienes recogieron el guante y se lo trasladaron los alumnos, que no sólo dijeron que si por obligación sino que trabajaron para dotar de una belleza y una creatividad especial a esos libro que ahora si, son realmente objetos, pero que no perdieron sensibilidad alguna.
Ante la consulta de LA VOZ DE SAN JUSTO, de porque se evidenciaba mucha presencia de "El Princpito" en las obras expuestas, Ryser explica que "Los profesores decidieron como iban a trabajar en el aula. En el caso de cuarto año los trabajo fueron con libros, para reciclarlos. Ahí el libro deja de tener la condición de bibliografía, porque se transforma en un objeto al ser intervenido artísticamente. El curso de quinto año, por su parte, lo hizo con guías de teléfono. Aunque algunos alumnos los trajeron desde sus casas. El 4º año "A" querían trabajar con el tema de valores, entonces que mejor ejemplo que El Principito. Y desde ahí fueron tirando ideas para ver que podían aplicar a ese libro intervenido".
Cuando la muestra se levante, la idea es que esas obras, sin contar aquellas que los alumnos deseen llevarse a su casa, decoren el museo que la carrera terciaria de bibliotecología que se dicta en el "Normal" planea hacer sobre la biblioteca de la institución, una de la más vetustas y con más cantidad de material pedagógico a nivel región.
Si las obras llegan ese lugar, el ciclo se habrá completado: aquello que no se lee más que no se usa más para enseñar, se transforma en arte que embellecerá esos anaqueles que antes los supieron cobijar.