El arte abstracto para decorar nuestra casa

Este tipo de trabajo artístico que combina lo moderno con lo atemporal es la expresión perfecta de libertad para vestir cada rincón del hogar. La mirada de Verónica Maletto, una artista 100%.
Observar una pintura abstracta puede recrearnos mil ideas o conceptos en nuestra mente. Por moderno y atemporal, combina con cualquier tipo de estilos, desde el minimalista, al clásico, pasando por el vintage porque el secreto de este tipo de obras, está en las emociones.
Así lo siente y lo vive la pintora Verónica Daniela Maletto, (51), oriunda de Freyre pero adoptada sanfrancisqueña hace 15 años que encontró en la pintura la salvación.
"El arte abstracto es la forma de expresarse con total libertad sin representar algo figurativo", dijo Maletto.
Este tipo de trabajos artísticos, donde la expresividad tiene el eco de la libertad en cada pincelada, es perfecto para adaptar al hogar. "Cuando las personas encargan un trabajo, lo primero que debe hacer un artista es ver la pared donde estará el cuadro".
El arte abstracto viste cualquier espacio de un hogar, ya sea un comedor o un living.
La artista expresó que necesita conectarse con el lugar y así su imaginación comienza a volar. "Además, una charla previa me permite componer la paleta de colores ya que si hay algo que tiene el arte abstracto es que no se puede copiar".
Claro que no todo es decisión de Verónica. "El cliente debe tener varias propuestas. Por eso, es bueno que se tomen el tiempo necesario para observarlos, sentir lo que el cuadro les provoca y al cabo de unos días decidir si ese cuadro es el indicado para su hogar o lugar de trabajo ya que no se trata de "vender" un cuadro sino de aportar lo que necesite ese ambiente ya sea equilibrio, armonía, luz, color y movimiento".
Verónica trabajando en el taller, su lugar en el mundo.
Arte sanador
Verónica acompaña cada momento artístico con la música, el otro arte que la apasiona por ser su primer amor artístico.
La música, como fuente de inspiración, "es lo único que necesito en mi taller, porque me acompaña desde siempre", aseguró.
La artista que nació en Freyre y luego vivió en la ciudad de Mendoza, se enamoró del sanfrancisqueño Claudio Karlen y nuestra ciudad se convirtió en su nuevo lugar de acogimiento. "A pesar de un fuerte llamado interno a dedicarme al arte, elegí los últimos 25 años de mi vida dar prioridad a ser madre y ama de casa hasta que mis hijos comenzaron sus estudios universitarios fuera de la ciudad de San Francisco y del país", relató la artista.
Su firma, ya una marca registrada en el arte local.
Una tragedia familiar más un diagnostico desalentador de su salud en 2005, hicieron que no pudiera seguir expresándose con la música, ya que un bloqueo emocional no le permitió seguir tocando el piano ni cantar. Ese es el momento en que aparece la pintura como otra forma de expresarse. "Solo me dejé llevar por esta necesidad interior y me seguí sorprendiendo por mi creatividad ya que no copio nada, solo me pongo a pintar y van surgiendo estos cuadros que ni yo tengo idea de donde salen".
Verónica empezó a pintar sin conocimientos ni estudios. Era una verdadera autodidacta. "Así llegó la pintura abstracta a mi vida, sin buscarla", confió la mujer.
En 2009, fue descubierta por la arquitecta Adriana Galetto, quien incentivó a la artista a convertir su hobby en una forma de vida. Así, Verónica se convirtió en una verdadera mujer del mundo del arte.
Pero en 2013, la voz de Verónica volvió y la pintura quedó relegada hasta este 2020, luego de superar por una nueva crisis gracias al arte abstracto que se convirtió su salvación una vez más. "La vida me puso a prueba, pero superé cada obstáculo. Como dijo Oscar Wilde, `Lo que nos parecen amargas pruebas, son a menudo bendiciones disfrazadas´, concluyó.