Mujeres de la Ruralidad Argentina
“Educar a las familias en igualdad es el gran desafío en el agro”

Construir feminismo rural es la misión de un grupo de mujeres de todo el país que se unieron en pandemia y se convirtieron en ONG. "Encontramos un espacio de contención de temas que en nuestras comunidades o pueblos no se hablan", señalaron.
En un ámbito liderado históricamente por el rol del hombre, las mujeres ganan espacio en la industria del agro y el campo argentino. Aun cuando quedan varios desafíos por delante por resolver y trabajar, esta es la visión de mujeres que pudieron derrumbar los prejuicios y límites y dedicarse a la actividad agropecuaria o bien vincularse al sector de alguna u otra manera con su oficio o profesión.
Con el objetivo de compartir experiencias y generar un espacio de contención, en 2022 nace la ONG Mujeres de la Ruralidad Argentina integrada por unas 90 mujeres no sólo productoras sino también periodistas, docentes, técnicas, investigadoras, empleadas y todas aquellas que mantienen un ida y vuelta con el sector.
“La idea es construir feminismo desde una perspectiva más amplia que es habitar la ruralidad sino con todas aquellas que mantengan un ida y vuelta con el sector, sin necesidad de vivir en el campo”, manifestó a LA VOZ DE SAN JUSTO, la licenciada Ana Laura Campetella, integrante de Mujeres de la Ruralidad Argentina.

Si bien la asociación civil se forma en 2022, el proyecto nace dos años antes, cuando en plena pandemia cerca de 200 mujeres integrantes de un grupo de watsapp participaban de encuentros virtuales denominados “mates por zoom”.
“La idea es sumar a todos aquellos que construimos la identidad agrícola en el país, mujeres que de alguna manera habitan el agro y pudieran compartir sus experiencias y encontrar un espacio de contención, lo cual muchas veces es limitado por el aislamiento que genera la actividad”, explicó.
“Creo que las barreras de género se presentan en todos los rubros, pero en el agro se nota más. Aunque es algo que ha ido cambiando de a poco, aún hay un largo camino por recorrer”, reflexionó Campetella.
Derribar el temor a la palabra feminismo
Por otro lado, Campetella dijo que “todo lo vinculado a las cuestiones de género van en constante movimiento y vamos avanzando a pasos cortitos sobre todo en la ruralidad”.
Y reconoció que uno de los principales logros del grupo fue “lograr una definición de feminismo que nos abarque a todas, donde nos sintamos a gusto”.
En este sentido, aseguró que “cuando hablamos de feminismo hablamos de igualdad, de brecha salarial, de poder de toma de decisión, porque en el agro aún quedan algunos resquemores o miedo a la palabra ´feminismo´ como si fuese estar en contra del otro género o hacer marchas en la 9 de Julio”.
“Quienes estamos en el grupo encontramos un espacio de contención de temas que en nuestras comunidades o pueblos no se hablan y un espacio donde te nutrís de herramientas para hacerte valer”, destacó.

En este sentido, mencionó algunas de las actividades en las que vienen trabajando desde la ONG.
“El primer logro es aprender entre nosotras que ciertas situaciones son machismo y no llegar al extremo para decir que alguien es machista”, puntualizó Campetella.
“La idea es sumar a todos aquellos que construimos la identidad agrícola en el país, mujeres que de alguna manera habitan el agro y pudieran compartir sus experiencias y encontrar un espacio de contención, lo cual muchas veces es limitado por el aislamiento que genera la actividad”
“Dotarnos de herramientas fue otro de los grandes logros”, agregó y contó que “durante 2021 hicimos acuerdo con Fundaciones para darnos cursos de capacitación en excel, inglés, herramientas digitales. Siendo que para muchas un gran tema es la independencia financiera y económica”.
“Muchas veces escuchamos a mujeres decir: ´Yo estoy a cargo del tambo pero los números los maneja mi marido´ o bien, ´yo manejo los números pero cuando vienen hablan con él y no conmigo´”, ejemplificó.
Aquello que inició como un grupo de watsapp y que años después se transformó en asociación civil, hoy atraviesa una etapa de crecimiento y consolidación mediante la creación de encuentros nacionales de mujeres rurales en importantes acontecimientos del sector como fueron Expoagro y Todoláctea y como será en breve, Agroactiva.
Nuevas generaciones: ¿la llave del cambio?
Para Campetella el cambio generacional impacta, hay mandatos familiares que ya no se sienten como tales sin embargo plantea que “en el agro, no necesariamente la cuestión generacional es la llave”.
“En nuestro espacio contamos con mujeres muy grandes que tienen una visión muy progresista en el sentido feminista de la palabra y otras muy jóvenes, con menos intercambio o que siguen reducidas en su capacidad de pensar algo distinto”, reflexionó.
“En esta generación estamos viendo como los padres educan de la misma manera a sus hijos varones y que a sus hijas mujeres. Pero en las anteriores , las mujeres no subían a un tractor y más bien les encomendaban las tareas de la casa. Entonces, a los 30 el hermano varón heredaba los campos y a la mujer tal vez le compraban un departamento en la ciudad o le daban de la renta del campo. Inclusive hoy la herencia en los campos es un gran tema para las mujeres”.
“Creo que el gran desafío es inculcar a las nuevas generaciones eduquen a sus familias de manera igualitaria”, remarcó.
Asumir la diversidad del campo argentino

Campetella reconoció que “el agro es un ámbito masculinizado pero también un espacio donde las mujeres estamos bastante aisladas. El hecho de vivir alejadas de un centro urbano o en comunidades muy pequeñas impide conocer otras situaciones y realidades, inclusive dentro de la misma Córdoba con contacto muy poco frecuente con otras familias o mujeres”.
“Lo importante es asumir la diversidad, no desde el lado discursivo sino entender que efectivamente el campo argentino es un sector extremadamente diverso. No hay un solo modelo de producción”, dijo.
“No hay que minimizar los problemas por más que no sean tan graves como los de 1980".
“En el caso de la horticultura donde hay mujeres que vienen de una cultura migrante o mapuches que hacen quesos en el sur, deben responder a otros mandatos”.
Por eso rescató que “no hay que minimizar los problemas por más que no sean tan graves como los de 1980, pero también hay que entender que esos problemas se han resuelto en la medida en que se mujeres se han organizado”.