Dos maestras cabalgan 12 horas para dar clases en una escuela albergue de Tucumán

Allí esperan 17 chicos. El lugar es el más inaccesible de la provincia. "No cambiaríamos por nada esta aventura de enseñar", dijo una de ellas.
Dos maestras rurales, desafiando las inclemencias climáticas, bajo terrenos escarpados, precipicios, cruzando ríos y solo con la guía de un baqueano, cabalgan 12 horas para llegar a una escuela albergue donde la esperan 17 chicos, en el lugar más inaccesible de la provincia de Tucumán.
Tal como lo hacen dos veces al mes desde hace siete años, Claudina Marcial y Pilar Bellido trajeron las pruebas "Aprender" que hicieron los alumnos de la escuela primaria 350 en sus mochilas, de vuelta a la ciudad de San Miguel de Tucumán para lo cual recorrieron 45 kilómetros.
"No cambiaría esta aventura de enseñar por nada del mundo, con mucho gusto cabalgo esas doce horas para ver a mis 17 chicos. Ellos son de alta montaña y me demuestran su cariño a cada momento", dijo a Télam Claudina.
Ambas docentes son de la localidad de Amaicha del Valle y ya conocen este tipo de terreno, pero hacerlo cada 20 días, con la inclemencias climáticas propias de la zona, no las detiene porque "tenemos vocación por enseñar y ver a mis alumnos", destaca la docente.
El baqueano que las guía es un ex alumno que ellas mismas le enseñaron sus primeros pasos en el mundo del conocimiento, y que ahora se lo retribuye para que puedan llegar al establecimiento situado en la localidad de San José de Chasquivil, situado en el departamento de Tafí del Valle.
"Cuando me recibí de docente me destinaron a esta escuela y, como conocía la zona, no tuve temor en cabalgar 12 horas para llegar. La escuela es del tipo albergue, los chicos llegan se quedan 20 días dentro de la escuela y luego vuelven a sus casas", sostuvo la maestra.
Pese a que desde hace siete años Claudina realiza esta trayecto, no duda en calificarlo de difícil. "Es bastante complicado el camino, los senderos son sinuosos, hay precipicios, debemos cruzar dos ríos que muchas veces están crecidos por las lluvias".
"Pero lo hacemos con mucha decisión y coraje porque sabemos que en la escuelita hay 17 chicos que nos están esperando", puntualizó y aseguró "hay veces que cae nieve, otras lluvia, calor y vientos, es muy complicado".
Y añadió: "Cuando el tiempo esta muy desmejorado avisamos que no vamos, pero siempre la idea es llegar, paramos varias veces en refugios para comer, son siempre los mismos ya que hace siete años que hago esta travesía, estoy acostumbrada".
Los chicos cursan los seis años de primaria y las maestras los alientan a seguir estudiando. "Les decimos si quieren seguir sus estudios, son chicos que no están contaminados por el bullicio de las grandes urbes, son muy inquietos y tienen muchas ganas de aprender".
"Nunca me arrepentiré de haber elegido esta escuela, el lugar es hermoso y sentir al llegar el cariño de los chicos es nuestra recompensa. Amamos esta vida rural, esta vida natural alejada de todo el ruido", apuntó.
Claudina destacó que lo que hacen con Pilar "es verdadera vocación, estamos alejadas del mundo de las ciudades de los reclamos, cada uno sabrá proteger sus intereses no lo desdeñamos, pero es otro mundo para nosotras".
Indicó que los chicos "ya conocen nuestra forma de trabajar, son muy activos y participativos y se mueven en un contexto totalmente diferente al de las ciudades".
Relató que en los siete años que lleva cabalgando para dar clases nunca sufrió un accidente aunque su compañera Pilar "tuvo una vez una caída cuando se retobó su animal".
El Ministerio de Educación de la Nación destacó el compromiso y ejemplo de las
dos docentes: "Ellas nos emocionan por su enorme amor por la
educación". (Télam).