Dos hermanitos cruzan puentes rotos para ir a la escuela
Axel se había hecho conocido por una foto que se viralizó caminando en el invierno sobre la escarcha. Ahora en el sol de Misiones lo acompaña su hermano Alan al colegio. Su vida cambió con la ayuda de mucha gente pero aun la escuela a la que asiste sigue estando casi en el olvido.
Axel Yamil Antúnez se hizo conocido en junio del año pasado al desafiar al frío para ir a la escuela entre la escarcha de las sierras de Misiones. Una docente se conmovió con la imagen y la inmortalizó. Pero ahora junto a su hermanito Alan siguen atravesando desafíos ya que cuando no es el clima, es el camino donde atraviesan puentes en muy mal, huellas que se desdibujan, a veces barro en abundancia.
Ramona Fleitas, la mamá de Axel, se mostró preocupada porque los chicos cruzan por dos puentes peatonales que ya muestran cierto deterioro: el paso del tiempo hizo que algunas tablas se soltaran y quedaran huecos que podrían provocar alguna caída al cauce.
El único ingreso fijo de la familia es la pensión "Madre de siete hijos" que recibe Ramona y los 1500 pesos mensuales del Rotary.
La vida cambió un poco
La solidaridad de la gente se hizo presente. El año pasado, un grupo de personas donó 30 bicicletas pero como eran grandes, fueron entregadas a los chicos que cursan la secundaria. "Igual, mucho no duraron porque el suelo es muy pedregoso y se rompieron muy rápido", sostuvo la directora, Andrea Ratti a Clarín.
A la familia de Axel muchos intentaron ayudarla. Por ejemplo el Rotary le entrega una suma fija de dinero por mes a los padres para que a Axel no le falte ropa, calzados ni útiles escolares. Mes a mes, un rotario llega a la Picada con el dinero y se encarga de chequear que sea utilizado correctamente.
Axel ya está en segundo grado y la directora no duda en calificarlo como uno de sus mejores alumnos. Casi nunca falta y ahora comparte pupitre con su hermano Alan, que este año empezó primer grado. Es que en la Escuela 196 los chicos aprenden en los denominaos "grados acoplados" debido a la escasa cantidad de alumnos.
La Municipalidad de la ciudad de Leandro N. Alem también hizo su aporte y los Antúnez de Sosa ya no viven en un rancho con piso de tierra y lleno de goteras. El intendente les hizo llegar una carga de tablas para que pudieran construir su nueva casa sobre una base de cemento.
La energía eléctrica todavía es prestada por un vecino, pero Miguel, el papá de Axel, ya realizó los trámites para tener su propia conexión. "Estoy pagando 8.000 pesos en cuotas de 1250 pesos y tengo que conseguir los cables para poder unir la línea con mi casa. No está fácil pero de a poquito vamos avanzando", dice.
Mas de un año después de la viralización de la foto, la directora de la escuela recuerda que muchas personas la llamaron y hablaron de un Estado ausente en ese alejado paraje rural. Para Ratti, que enseña en ese lugar hace 17 años, "acá el Estado está presente porque hay una escuela, a los chicos se les sirve la copa de leche...", enumera. Es que pocas personas conocen la realidad de Picada Verde como ella, que hace 17 años trabaja en esa escuela.