Día del Kinesiólogo
Dos generaciones, una misma vocación: la kinesiología como forma de vida
María de los Ángeles Bottero y María Belén Bonetti, profesionales de distintas camadas, reflejan con sus historias el crecimiento de una disciplina que promueve el bienestar, la prevención y la rehabilitación desde un enfoque integral.
Por Isabel Fernández | LVSJ
Los kinesiólogos y kinesiólogas son profesionales indispensables en todas las etapas de la vida: desde el desarrollo infantil hasta la vejez, pasando por el alto rendimiento deportivo y la recuperación de enfermedades complejas.
De ser llamados años atrás “masajistas”, a hoy poder especializarse en distintas áreas de la disciplina como la kinesiología deportiva, pediátrica, respiratoria, cardiopulmonar y geriátrica, entre otras, estos profesionales tienen una mirada integral participando activamente en equipos interdisciplinarios, tanto en hospitales como en instituciones deportivas, educativas y comunitarias.
Además, cumplen un rol cada vez más relevante en la promoción de la actividad física, la prevención de enfermedades crónicas y la mejora de la calidad de vida. La tecnología revolucionó los tratamientos, con abordajes más personalizados y eficaces.
Cada 13 de abril se celebra el Día del Kinesiólogo en la Argentina en conmemoración a la creación de la primera escuela universitaria de Kinesiología en el país, inaugurada en 1937 en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Es una profesión en constante evolución, por eso, para celebrar la fecha LA VOZ DE SAN JUSTO recogió el testimonio de dos licenciadas en Kinesiología y Fisioterapia: María de los Ángeles Bottero (MP-0269), que cumple 40 años de ejercicio de la profesión y María Belén Bonetti, (MP- 09189) quien comienza a transitar sus primeros pasos.
Ambas profesionales forman parte del Colegio Profesional de Kinesiólogos y Fisioterapeutas de Córdoba - Regional II de San Francisco y sus experiencias muestran los cambios fundamentales en la kinesiología, además del amplio futuro que se abre de la mano del avance de la tecnología y la constante capacitación.
El reto de jerarquizar la profesión
María de los Ángeles Bottero, ejerce la profesión desde hace 40 años en la ciudad de Morteros. Eligió ser kinesióloga como una forma de vida, para estar al servicio de la gente en kinesioterapia respiratoria.
“El mayor desafío que tuve al ejercer fue cuando llegué a trabajar al Hospital de Morteros ya que no se conocía lo que era la kinesioterapia respiratoria, el reto fue educar sobre la importancia que tiene en la recuperación de los pacientes. Incluso al kinesiólogo se lo llamaba el ‘masajista’ pero afortunadamente después se fue educando y jerarquizando la profesión”, dijo al reflexionar sobre los cambios en la disciplina.
Comentó que, desde sus comienzos a la actualidad, “la práctica cambió muchísimo, antes era mucho trabajo manual acompañado con aparatología. Tampoco existían las especialidades marcadas como las tenemos actualmente”.
“En general el kinesiólogo cuando llegaba a trabajar a localidades pequeñas cubría todas las necesidades, abordaba desde todas las áreas, neurología, traumatología, etc. Tuve la posibilidad de trabajar junto a Cristina Alasino una gran profesional en materia respiratoria y encontré lo que me gusta”, añadió.
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El beneficio de la tecnología
Resaltó que actualmente “la tecnología invadió la práctica para bien, cambió el trabajo del kinesiólogo. Aunque sigue siendo importante el trabajo manual en la parte física, la aparatología cumple una función clave. Cuando comencé a trabajar la estética recién se insinuaba, casi no se trabajaba y hoy es un gran campo de acción”.
“Veo un futuro muy amplio para nuestra profesión con mucha tecnología y capacitaciones intensas que espero que sean bien aprovechadas”, aseguró Bottero con optimismo.
Destacó que las nuevas generaciones “tienen muchas herramientas para utilizar, como la aparatología y la capacitación. Es importante que siempre tengan presente que detrás de todo eso hay un ser humano que confía en que uno como profesional ponga las mejores herramientas para contenerlo y lograr que se sienta mejor”.
“En la práctica es fundamental la contención humana, nunca debe estar separado de lo profesional. Es clave generar un vínculo de estímulo no solamente para resolver el problema físico, sino también para lo emocional y lo que necesita el paciente para poder superar lo que lo afecta”.
Educación para mejorar la calidad de vida
Para María Belén Bonetti, la kinesiología es una de las carreras más humanas porque combina dinamismo, acompañamiento y ayuda a mejorar la calidad de vida. “La kinesiología para mí es una de las carreras más humanas e integrales que conozco, y no me equivoque en elegirla”, dijo.
“Siento que la profesión está creciendo y ganando cada vez más reconocimiento, no solo en la rehabilitación, sino también en prevención, el deporte y la salud integral. Como kinesiólogos tenemos que reeducar a los pacientes, concientizarlos del cuidado del cuerpo y del movimiento, saber que la vida sedentaria y las sobreexigencias implican riesgos. Podemos ser fuentes de educación e información”, reflexionó.
Resaltó que la capacitación constante es clave. “Esta profesión avanza y se actualiza cada vez más aparecen nuevas técnicas de tratamiento. Realicé capacitaciones en Kinesiología del Deporte y en Terapia Postura Activa, y quiero seguir formándome en estas áreas que me apasionan”.
“La escucha y la empatía son fundamentales en el proceso de rehabilitación de los pacientes. Cada persona necesita un tratamiento diferente, se genera un espacio de contención, pero sobre todo de educación”, finalizó.