Análisis
DNU: oportunidad para el republicanismo
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El doctor en Derecho Christian Cao advirtió que el régimen actual de los DNU debilita la división de poderes. La Ley 26.122, sancionada en 2006, facilita abusos al no fijar plazos ni rechazos automáticos. El debate por una reforma apunta a devolver a los decretos su carácter excepcional.
En un reciente artículo publicado en el diario La Nación, el doctor en Derecho Christian Cao opinó que el régimen legal de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) en la Argentina contiene falencias graves que debilitan el principio republicano de la división de poderes.
Aunque la Constitución solo autoriza al Ejecutivo a dictar decretos en situaciones excepcionales, la Ley 26.122 (sancionada en 2006) terminó creando un sistema que facilita abusos: los decretos continúan vigentes si no son tratados por ambas cámaras del Congreso, y no existen plazos perentorios que obliguen al debate. Como señala Cao, esto transforma lo que debía ser una herramienta de emergencia en un atajo para legislar sin control parlamentario.
La discusión abierta en el Parlamento sobre una reforma de la norma es, por ello, saludable y necesaria. No se trata de anular los DNU, que la Constitución prevé, sino de garantizar que funcionen como excepción y no como regla. Establecer que los decretos pierdan vigencia si no son tratados en un tiempo prudencial, eliminar la aprobación tácita por inacción parlamentaria y permitir rechazos parciales son medidas que fortalecen la transparencia y buscan restablecer un equilibrio roto entre los poderes.
Lo curioso -y preocupante- es la súbita conversión republicana del kirchnerismo. Conviene recordar que durante sus gobiernos se sancionó la Ley 26.122, que consagró un mecanismo laxo y funcional a los intereses de su gobierno. Es así como, para que los DNU tengan vigencia, hoy se necesita que una sola cámara legislativa los convalide. Esto significa que es más fácil aprobar este instrumento que sancionar una ley, puesto que esta última exige que las dos cámaras expresen el voto positivo de la mayoría.
Durante años, el kirchnerismo no dudó en ampararse en los DNU para evitar debates o imponer políticas, aun cuando el espíritu constitucional exigía lo contrario. Hoy, actuando en la oposición, los mismos actores que defendieron aquella ley se presentan como custodios del republicanismo. Es decir, defender la República es solo una bandera para actuar en determinadas coyunturas.
No obstante, existe la oportunidad de corregir este desvío institucional. Limitar los DNU es una condición necesaria para robustecer las instituciones de la República. Como advierte Cao, la práctica actual erosiona la división de poderes; por eso la reforma es legítima.
Y todo parece indicar que se aprobará. El riesgo es que esta oportunidad para que el republicanismo cobre altura en el país, vuelva a modificarse cuando las circunstancias políticas sean distintas.
La excepcionalidad en la vida política argentina es una cuestión habitual. Pero no por ello, deben despedazarse los preceptos constitucionales. Por eso, aunque hoy suene impostada y tenga defensores con antecedentes alejados de los principios que ahora dicen defender, la reforma a la ley de DNU es una ocasión de maduración democrática.
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