Sociedad
Día del Trabajador Social: “La gente te abre la puerta porque sabe que no vas a juzgar”
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En una jornada que pone en valor la defensa de los derechos humanos, el municipio destaca la tarea de quienes acompañan a las familias en situaciones complejas, articulando con distintas áreas e instituciones.
Cada 10 de diciembre, Argentina celebra el Día del Trabajador Social, una fecha instituida en 2012 por la Federación Argentina de Asociaciones Profesionales de Servicio Social (FAAPSS). La elección coincide con el Día Internacional de los Derechos Humanos, y no es casual: busca subrayar el vínculo directo entre la profesión y la defensa de la justicia social, la dignidad, la igualdad y la solidaridad.
En este marco, cobra relevancia la tarea que realizan los 12 trabajadores sociales que integran distintas áreas de la Municipalidad de San Francisco, distribuidos en ámbitos como salud, discapacidad, educación, hábitat, desarrollo social, economía, niñez y adicciones. Su accionar se articula dentro de tres secretarías —Políticas Sociales, Salud y Vinculación Educativa, Tecnológica y Productiva— y refleja la creciente complejidad de las problemáticas que enfrentan los vecinos.
Los profesionales que trabajan en el área de Salud intervienen en la atención primaria, participando en programas vinculados a embarazadas con sífilis, personas con Chagas o con tuberculosis. En cada caso desarrollan tareas de promoción, prevención, seguimiento y abordaje territorial, lo que implica acompañamiento cercano, visitas domiciliarias y articulaciones permanentes con otros sectores. “Cada programa requiere un seguimiento minucioso, con abordaje territorial, familiar y comunitario”, explicaron.
La presencia de trabajadores sociales también es clave en sectores como educación, discapacidad, hábitat, niñez, adicciones y desarrollo social, lo que evidencia el carácter polivalente de la profesión. “El Trabajo Social no es monofuncional, sino adaptable a distintas realidades, siempre con el objetivo de garantizar derechos humanos”, remarcaron. Muchas veces, incluso, son ellas mismas quienes detectan situaciones antes de que se manifieste una demanda explícita: “No siempre el vecino llega a pedir ayuda; muchas veces somos nosotras las que derivamos según lo que detectamos”.
Esta cercanía con la comunidad convierte al Estado municipal en un referente inmediato. “A veces vienen con problemáticas que no son estrictamente municipales, pero igual empezamos a trabajar desde ahí”, señalaron. El abordaje integral requiere articular con escuelas, hospitales u otras instituciones para garantizar todos los derechos. “Quizá estamos interviniendo en un tema de salud, pero necesitamos hablar con la escuela porque los chicos no están asistiendo, y eso también es un derecho vulnerado”, explicaron.
Las trabajadoras sociales destacaron la especificidad técnica de la profesión. “El diagnóstico social lo hace un trabajador social”, afirmaron, subrayando la formación profesional, la mirada especializada y la capacidad para fundamentar intervenciones. El vínculo con las familias es central: “La gente te abre la puerta porque sabe que no vas a juzgar”. La confianza y la escucha constituyen la base de una relación que posibilita intervenciones sostenidas y efectivas.
En un contexto socioeconómico complejo, remarcan que la demanda se ha incrementado notablemente y que los municipios asumieron nuevas responsabilidades en los últimos años. Por eso, consideran indispensable contar con equipos interdisciplinarios donde siempre esté presente un trabajador social. “No hay otra profesión con esta amplitud. En salud, educación, hábitat o discapacidad siempre se necesita un trabajador social”, aseguraron.
También recordaron a quienes precedieron este camino. “Queremos reconocer a las colegas que se han jubilado, las que cuando éramos pocas nos enseñaron a trabajar colectivamente y marcaron un horizonte”, señalaron con emoción. Ese legado hoy se sostiene en un equipo más numeroso, presente en múltiples áreas y con una función determinante en la garantía de derechos.
Finalmente, remarcaron que su labor va mucho más allá de la gestión de recursos: es un trabajo profundo sobre las subjetividades, los vínculos y los procesos comunitarios. “No es una visión caritativa ni sólo asistencial; es una intervención social”, concluyeron.
