Después de 30 años, Pedro Ordoñez regresa al arte de dar vida a un títere
"Nunca pude despegarme de los títeres". El sanfracisqueño vuelve al oficio de titiritero con los personajes de Pitilo y Morgan.
El docente, director de teatro y organizador del Festival Nacional de Títeres "El Barrilete", Pedro Ordoñez, vuelve a subirse al escenario como titiritero a tres décadas de su última obra.
Lo hará con "Pitilo y la paloma", el próximo fin de semana en Anisacate, en las sierras de Córdoba, para luego traerlo a nuestra ciudad y Josefina.
"Los títeres eran una cuenta pendiente que teníamos con mi esposa Raquel (Camusso). Ellos tienen mucho para decir, tienen una cuestión formativa muy importante", asegura Odoñez sobre los valores de un arte que sobrevive a las pantallas.
Historias que enseñan
La obra de "Pitilo y la Paloma" data de 2012 y está basada en la historia real de un niño que vivía en la calles de San Miguel de Tucumán y una paloma lo custodiaba.
La relación de la paloma con el nene se hizo conocida en la capital tucumana y así empezó a juntar moneditas. Su historia inspiró a Pedro a contar las necesidades de los chicos en situación de calle y la importancia de los derechos de los niños.
A este relato, Pedro le sumó el personaje de Morgan, un artista callejero que se la rebusca en la calle con su música para poder comprar comida.
"Pitilo era un niño trapito y Morgan un músico callejero. Pitilo le pide a Morgan que lo lleve con él pero no hay caso, porque para el artista el niño no tiene talento alguno. Una palomita se acerca a Pitilo y juntos comienzan a hacer actuaciones lo que llama la atención de la gente que los veía y le empiezan a dar moneditas. Ante el éxito de Pitilo, Morgan secuestra la palomita y luego de idas y venidas, el músico la devuelve y se amigan", cuenta el titiritero.
"Reivindico las necesidades de las personas vulnerables pero en especial, de los niños. La falta de contención y de cumplimento de los derechos; la falta de empatía de las personas. La obra abarca lo social, lo político y el día a día", afirma Pedro.
El primer títere
"Nunca pude despegarme de los títeres. Con el Festival trabajo todo el año y eso hace que estén siempre cerca, pero ahora quería estar del otro lado. Estoy grande ya, y quería hacerlo por Raquel y por mí", reflexiona el hombre a sus 57 años.
Los títeres tienen una magia especial que atrapa tanto a adultos como a niños por su frescura y creatividad.
Para Pedro, reencontrarse con los chicos "es volver a estar con esa parte mía de la docencia en la primaria y para hacer el show, aunque estoy más grande, dosifico las energías y los que saltan son los muñecos", revela.
Con su compañera de trabajo y de vida, Raquel Camusso, comenzaron con los títeres hace 30 años, y siguieron hasta que la paternidad, la docencia, la dirección de teatro y otras responsabilidades fueron ocupando los horarios.
A pesar del paso del tiempo, Pedro recuerda a su primer títere como si fuera ayer. "Siempre me gustaron los títeres grandes, de cartapesta y de caja. Antes, era todo más rústico y no había equipos de sonido como los hay hoy. Hace 30 años creé a Narigón, un señor de bigote y nariz muy grande con una caja".
"Narigón no fue demasiado bien aceptado", recuerda Pedro, recordando entre risas que en los pueblos de la región los chicos le tenían cierto temor. "Los chicos sabían que no era real, pero estaban asustados".
En 1987 la pareja comenzó con el taller municipal de títeres hasta 1995, por lo que "Narigón" tuvo que quedar en el olvido y las exigencias del teatro hicieron que Pedro siguiera adelante con su trabajo sin los títeres hasta que en 2001, junto a su esposa Raquel crearon el Festival Nacional de Títeres "El Barrilete" que ya tiene 17 años de existencia y convoca a titiriteros de todo el país en San Francisco y la región.
"En la Escuela Provincial de Bellas Artes, los títeres son parte de la educación de mis alumnos. Les enseño a crearlos, cómo se usan. Siempre están presentes. El Festival es otra manera de que esté presente este arte; ellos nos llevaron a conocer diversos géneros de títeres y continuamos alimentándonos de ellos como organizador y espectador. Los títeres siempre están, nunca se van de uno", concluye.
Llegan dos obras para contar historias que
enseñan: "Eltítere logra algo que el actor no"
Los días sábado 28 y domingo 29 de julio se presentarán en nuestra ciudad el colectivo teatral Toque Mágico, proveniente de Tucumán, y Teatro de Títeres Libre del Sur, de Chubut, con dos obras únicas para toda la familia.
La muestra cuenta con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro y Teatro Independiente Fida, a cargo de Pedro Ordoñez y Raquel Camusso.
El sábado 28, la función será a las 17 en el Teatrillo Municipal. Saldrá a escena "Historias sin ton ni son" y el día siguiente, el domingo, a la misma hora pero en el Museo de la Ciudad (Bv. 9 de julio esquina Avellaneda), la obra tucumana "Animate un disparate".
Gabriel Sánchez, de la compañía de Teatro de Títeres Libres del Sur, indicó que "volvemos a San Francisco gracias al apoyo del Insituto Nacional del Teatro y Teatro Independiente Fida, ya que estamos de gira y como vamos a estar en el sur de Córdoba, quisimos vivitar también esta ciudad que es un lugar muy importante para el teatro y para los títeres".
Para el titititero, con una vasta carrera artística, "cada función es algo nuevo y el público va cambiando".
"El títere tiene una particularidad y es que es un objeto de magia pura. En sus orígenes, el hombre le daba vida al títere para contar eso que no se sabía o que había que explicar. Por eso digo que cuando uno se para frente a un muñeco, le cree; algo que no pasa con el teatro. El títere logra algo que el actor no, que es ese muñeco al que se le transfiere vida, da confianza y no defrauda"
Por su parte, la titiritera Gabriela Ruiz, de "Animate un disparate", comentó que "estuve por San Francisco en una de las ediciones del Festival Nacional de Teatro en 2016 y la pasé muy bien. Poder volver es como un sueño que se hace realidad, ya que estoy de gira con mis obras y puedo vivir de lo que amo hacer, que son los títeres".
Un espectáculo para toda la familia
"Historias sin ton ni son", del Teatro de Títeres Libres del Sur de Chubut, cuenta la historia de un payaso llamado Fenelón que le gusta cantar pero en el circo donde trabaja, lo menos que hace es dedicarse al canto.
De alguna manera y sin proponérselo, simplemente con el deseo de ser cantante, las cosas se van a confabular y lograr que él concrete su sueño.
Por su parte, "Animate un disaparate", de Toque Mágico de Tucumán, recrea tres historias en simultáneo con un títere bocón, de mesa y de guante. Las tres historias que se conjugan con juegos de clown llegan a un final mágico para que el espectador se lleve un mensaje positivo y una grata sorpresa.
Las entradas para las funciones tienen un costo de $100 y pueden conseguirse antes del inicio de la función en los lugares correspondientes, el Teatrillo o el Museo.