Análisis
“Desierto de médicos”
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Hay que encontrar alternativas para terminar con estos “desiertos de médicos” que terminan agotando los escasos recursos y vulnerando el derecho de la población a acceder a una salud pública de calidad.
Un reciente informe que contenía declaraciones de autoridades médicas de la ciudad reflejó la situación que deriva de la carencia de recursos humanos en ciertos servicios profesionales como clínica médica, pediatría, emergentología y cobertura de guardias, entre otras.
Un párrafo de esa publicación tendría que haber vibrado como una alarma: “Cada vez hay menos médicos. Y eso es un grave problema hacia el futuro. Desde cámaras y entidades médicas alertan que, si esto no se revierte a tiempo, no habrá personal suficiente para atender a los pacientes. "Es gravísimo. Nos estamos quedando sin médicos".
Según el enfoque que se tenga del problema, son numerosas las variables que ingresan en el análisis sobre las causas de este fenómeno que provoca desasosiego en el sistema de salud: la disminución notable de egresados en las facultades de Medicina, la extensión a veces poco comprensible del tiempo de formación, las inconsistentes propuestas económicas que ofrece una economía destruida, la vetustez del sistema de residencias que debería ser actualizado y la histórica irregular distribución de médicos en el territorio de la Nación o de la provincia, entre otras.
Así, la falta de profesionales se siente mucho más en las poblaciones más pequeñas, con lo que se produce una evidente desigualdad en el acceso a los servicios de salud que sufren los cordobeses que habitan algunas zonas del interior. Son varios los pueblos que ya no tienen centros para internaciones de baja complejidad y ni siquiera pueden acceder a las prestaciones de muchas de las especialidades médicas porque no hay profesionales que residan allí o bien lleguen con frecuencia más o menos adecuada a atender en algún consultorio.
El problema de la falta de recurso humano se da también en otras geografías. El diario Le Monde de Francia se hizo eco de una discusión en el parlamento francés sobre el mismo tema. Y calificó de “desiertos médicos” a varias regiones del país galo. “Mientras seis millones de franceses no tienen médico de cabecera, mientras que 57 departamentos de 100 solo tienen un médico general para 2.000 pacientes, la respuesta a la desertificación médica del país requiere nuevas soluciones”.
Si bien existieron algunas medidas desde el Estado para hacer más atractivas las ofertas de radicación de profesionales en el interior cordobés, las cosas no han cambiado sustancialmente en los últimos años. Entonces, el planteo es el mismo. Se acentúa la falta de médicos, pero las respuestas que se proponen no brindan los resultados esperados.
Quizás haya llegado la hora de barajar y dar de nuevo. De encontrar alternativas para terminar con estos “desiertos de médicos” que terminan agotando los escasos recursos con los que se cuentan y vulnerando el derecho de la población a acceder a una salud pública de calidad.
