Desde hace 60 años, el Libertador nos indica el camino
El 26 de agosto de 1962 se inauguró el monumento al General San Martín. Te contamos la historia detrás de un día histórico. ¿Sabías que Frenando Annibale fue uno de los vecinos que más bregó por instalación en la Plaza Cívica? ¿Y que Boca Juniors se sumó a la recaudación de fondos para la llegada de esta icónica escultura? Además, el relato de Pablo Britos, uno de los granaderos que participó del acto oficial.
"Nunca
acontecimiento alguno reunió en nuestra ciudad concurrencia tan crecida como la
que se volcó en la mañana de ayer hacia la zona céntrica para seguir el
desarrollo del acto inaugural del monumento al general San Martín. Desde horas
antes de iniciarse el trascendental evento, centenares de personas ocuparon las
graderías levantadas en la Plaza Cívica y sus adyacencias. Otras iban
agolpándose a lo largo del trayecto que seguirían los efectivos militares en su
desfile".
Así comienza la crónica del acto de inauguración del monumento al General José de San Martín, llevado a cabo el domingo 26 de agosto de 1962, hace 60 años, y publicada al día siguiente en la edición de LA VOZ DE SAN JUSTO. Quienes vivieron esa jornada certifican que pocas veces se vivió en la ciudad un acontecimiento tan masivo, con una participación popular sorprendente que acompañó a las autoridades que presidieron los actos y a los efectivos de numerosos cuerpos de las fuerzas de seguridad y militares que protagonizaron el mayor desfile del que fue escenario la ciudad.
Desde hace 6 décadas, la estatua del Libertador preside nuestro principal paseo público. Es una copia de la escultura original que el gobierno argentino encargó al artista francés Louis Joseph Daumas y que había sido inaugurada un siglo antes en la ciudad de Buenos Aires, más precisamente el 13 de julio de 1862. Así lo recuerda la nota editorial del 26 de agosto de 1962, en la que se hace referencia al suceso que ese día vivió San Francisco y al ejemplo del Padre de la Patria: "La escultura de Daumas lo muestra sobre el corcel de batalla en actitud guerrera. Pero los grandes hombres nunca manifestaron su personalidad en una actitud rígida; en los actos sanmartinianos debemos descubrir una orientación y una enseñanza para cada momento histórico", se escribió.
Un largo proceso
El acontecimiento que San Francisco vivió hace 60 años fue la culminación de un proceso que involucró a buena parte de la comunidad, deseosa de contar con un monumento que rindiese homenaje al general San Martín. Fue un largo periplo que comenzó el 12 de febrero de 1960, de acuerdo a la información que se pudo recabar gracias a la información aportada por el Archivo Gráfico y Museo Histórico y las publicaciones que alberga la hemeroteca de LA VOZ DE SAN JUSTO.
Ese día, en un acto realizado en la Casa Rosada, encabezado por el entonces presidente de la Nación, Arturo Frondizi, el intendente Guillermo Peretti, acompañado por el diputado nacional Francisco Ravetti, firmó la escritura de los terrenos del ex predio ferroviario que dividía a la ciudad, en donde se construyó el Centro Cívico.
Ya en mayo de 1960, Peretti emitió un decreto por el que nombró una comisión honoraria Pro Monumento a San Martín. Fue integrada por el jefe de la guarnición militar San Francisco, teniente coronel Alberto Roccatagliata como presidente; Joaquín Gregorio Martínez, titular de la filial San Francisco del Instituto Nacional San Martiniano como vicepresidente primero; Ignacio Alejandro Ugarte, entonces presidente del Concejo Deliberante, fue el vicepresidente segundo. Tesorero fue nombrado Luis A. Scocco, rector del Colegio Nacional San Martín y como secretario general se desempeñó Fernando Anníbale, representante del Círculo de la Prensa. El objetivo de la comisión era gestionar la erección de un monumento que sería financiado por la municipalidad y colectas voluntarias, pudiendo realizar certámenes o concursos escultóricos para la elección del modelo.
Fue inaugurado el 26 de agosto de
1962, aunque se había instalado en marzo. (Archivo)
En septiembre de 1960, la citada comisión mantuvo una reunión en la que se definió que la obra sería una copia de la ecuestre de Daumas. Además, estableció que sería erigida en el terreno del ex ferrocarril, sobre la Avenida del Libertador y equidistante de los bulevares 25 de Mayo y 9 de Julio, "de tal forma que quede en el corazón mismo de la ciudad". También, se le encomendó al vicepresidente de la comisión, Joaquín Gregorio Martínez, obtener un presupuesto y, de parte de la provincia, un aporte para la obra.
Un mes después, la comisión aprobó la firma de un contrato con la fundición Sarubbi y Barilli, de Buenos Aires, para la realización de la escultura en la suma de 800.000 pesos. El contrato para la fundición en bronce de la estatua ecuestre del Libertador fue firmado el 9 de enero de 1961 en Buenos Aires, por el intendente Peretti, el doctor Martínez en su carácter de titular de la filial del instituto Sanmartiniano y Luis Scocco por la comisión Pro Monumento. Se había decidido que el pedestal de 10 metros de altura fuese construido gracias a las contribuciones de la población.
El 5 de abril de 1961 se llamó a licitación para la construcción del pedestal. Se presentó una sola propuesta, la de la Empresa Constructora del Este, del ingeniero Aurelio Raimondo. No obstante, luego se informó que fue construido por la empresa de Elvio Carlos Ronconi. Al mismo tiempo, la Comisión Honorífica Pro Monumento al General José de San Martín, hizo un llamado a la ciudadanía, empresarios, vecinos, obreros y sindicatos, profesores y estudiantes, para que expresen "su adhesión sin reticencias" a la obra encarada. La arenga decía que "la industria y el comercio deben en esta circunstancia expresar su adhesión, sin reticencias. Vinculemos todos, nuestro nombre individual, a la satisfacción de la noble iniciativa en que se han empeñado la Municipalidad y pueblo de San Francisco". La recaudación de fondos también incluyó la habilitación de una oficina a tal efecto en las instalaciones del viejo colegio San Martín y la realización de numerosos bailes a beneficio, entre otras actividades.
Una realidad
Finalmente, el 9 de marzo de 1962, la escultura fue montada en el pedestal, con el auxilio de una grúa procedente de Santa Fe. Numeroso público se detuvo para presenciar la tarea que exigió varias horas de actividad. Relata la crónica: "Primero fue ascendida la pieza correspondiente al corcel, cuyas líneas muestran una contextura nerviosa y viva. Sobre el caballo se colocó luego, cuando las sombras de la noche daban particular emotividad al montaje de la obra, el torso y la cabeza del Capitán de los Andes. Iluminado con los focos de la grúa, fue ascendiendo lentamente el perfil del héroe, con la diestra señalando el camino de la libertad. A las 21 horas, terminó la tarea. Sobre el blanco pie de mármol, de siete metros de altura, semejando un peñasco andino, estaba para siempre, en la eternidad del bronce, el general San Martín montado sobre el brioso corcel de su campaña emancipadora. En esa actitud vigilante y visionaria, señalando con el índice el paso de la cordillera, queda para nosotros y para las generaciones que nos sucedan. Que todos comprendan que esa diestra tendida hacia el oeste, señala la libertad, esa libertad que él aseguró para estos pueblos y que no volverá a ser envilecida".
Frente a la actual estructura, todavía no inaugurada, se llevó a cabo, en 1962, por primera vez el acto central de evocación del 25 de Mayo de 1810. Del mismo modo, en ese lugar se realizó una ceremonia el 17 de agosto para recordar los 112 años del fallecimiento de San Martín. Días más tarde, prácticamente en vísperas de la inauguración prevista para el domingo 26 de agosto, se expidió el jurado del concurso de fotografías organizado por la Comisión Pro Monumento. Estaba integrado por los artistas plásticos Aquilino Chana y Rubén Canelo y el fotógrafo José Curiotto. El primer premio fue para la obra "Amanecer de tres naciones", de Roberto Rognoni. Le siguieron en orden de mérito los trabajos de Elsa F. de Bonino, Elmo Garrone, Carlos Alberto Ferrero y Esteban Oyén.
La histórica inauguración
El largo proceso había concluido. Solo faltaba inaugurar la gran obra con la que San Francisco homenajea desde hace seis décadas al Libertador. El acto central se postergó hasta el 26 de agosto para hacerlo coincidir con los 50 años de fundación de la Escuela Normal Superior Nicolás Avellaneda.
El cincuentenario de prestigiosa institución educativa incluyó un amplio programa de actividades culturales que se desarrollaron en las semanas anteriores. Los actos centrales fueron el sábado 25, presididos por el interventor en la provincia, Rogelio Nores Martínez.
Al día siguiente, las autoridades se dirigieron por la mañana a la Plaza Cívica. "La ciudad vivirá la emoción suscitada por el acto inaugural del monumento al general San Martín. En nuestro país, la sincera devoción al primer patricio originó que en cada plaza de todas las poblaciones se erigiera la estatua sanmartiniana. San Francisco no la tenía y la inquietud de sus habitantes hizo que un grupo de ellos propiciara esta iniciativa", se lee en la edición de aquel día de este diario.
El acto central contó con la participación del citado interventor federal en Córdoba y de su par de Santa Fe, Jorge Nocetti Campos, acompañados por el comisionado municipal Guillermo José Peretti, autoridades militares y el representante del Instituto Sanmartiniano, Dr. Joaquín Gregorio Martínez. Hablaron el teniente coronel Juan López, director de la Fábrica Militar y presidente de la Comisión Pro Monumento; el comisionado Peretti y el general de Brigada Ernesto Florit, presidente del Instituto Nacional Sanmartiniano. El monumento fue bendecido por el primer obispo de San Francisco, monseñor Pedro Reginaldo Lira.
Posteriormente, desfilaron 1.300 soldados de distintos regimientos de tierra, mar y aire, algunos de ellos con sus propias bandas de música. Abrió la marcha la Banda de Aeronáutica de la provincia, seguida por un grupo de soldados del Regimiento de Granaderos a Caballo, luciendo el tradicional uniforme del glorioso cuerpo. Pasó a continuación ante el palco, ocupado por las autoridades, rindiendo honores a la figura del padre de la Patria, la agrupación Institutos, integrada por efectivos de la Escuela de Aviación Militar, Escuela Naval, Liceo militar General Belgrano y Liceo Militar General Paz, escuelas de Suboficiales de Aeronáutica, Escuela de gendarmería y Escuela de Tropas Aerotransportadas. Presidido por su banda de música, cumplió su paso el Regimiento 13 de Infantería, siguiéndole una sección del Regimiento 4 de Comunicaciones, un grupo de zapadores anfibios de Santo Tomé (Santa Fe) y cerrando la marcha una batería de artillería. Ya sobre la avenida Libertador se incorporó una columna de efectivos motorizados.Tras el desfile, se sirvió un banquete de honor en la Sociedad Bomberos Voluntarios.
Por la tarde, las radios porteñas relataron el triunfo de River Plate sobre Boca Juniors por 3 a 1. Luis Artime en dos ocasiones y Delem marcaron para los millonarios. Paulo Valentim había abierto la cuenta para Boca. En barrio Alberione, Sportivo Belgrano y Talleres igualaron sin goles.
Luego de la vivir la pasión futbolera, los vecinos de San Francisco volvieron a poblar la Plaza Cívica para asistir a la retreta ejecutada por la Banda Militar del Centro de Instrucción de Infantería del Ejército.
Desde su elevada plataforma, ya oficialmente, el Libertador señalaba el camino a seguir. Y el editorial de este diario instaba a que "expliquemos a nuestros hijos que ese pedestal de blancura inmaculada ha sido construido por nuestro pueblo, para elevar hacia las alturas de la consagración histórica al hombre que, en su momento de más éxito, supo rechazar todas las mercedes y privilegios diciendo: "No estamos en tiempos de tanto lujo. El Estado se halla en necesidad y es necesario que todos contribuyamos a remediarlo".
"No
debemos olvidar de mencionar al Centro Comercial, Industrial y de la Propiedad,
que fue quien aglutinó este movimiento y, en particular, queremos citar
expresamente el nombre del don Fernando Annibale, gerente de esa institución
que se transformó en uno de sus más entusiastas promotores". Así, este diario
recordaba a quien durante largos meses se desempeñó como secretario general de
la comisión Pro Monumento al General San Martín, constituyéndose en el más
ferviente colaborador de todas las iniciativas que se desarrollaron. Sin embargo, Fernando Anníbale no pudo ver
el resultado de su esfuerzo que fue reconocido por toda la ciudad. Falleció el
25 de junio de 1961. Hasta esos últimos días de su vida bregó sin pausas por la
erección del monumento. Había nacido en 1896 en Nápoles, Italia.
Su madre falleció en el parto y su padre, murió cuando él era niño. Se formó en
el Colegio Militar de Italia, de donde egresó a los 24 años, con el grado de
teniente del ejército real. Ese mismo año -1920-, emigró a la Argentina,
primero a Buenos Aires y después, por vínculos familiares, a San Francisco. Se
casó con Catalina Arnaudo y fue padre de una hija, María Lucía Beatriz. Fue miembro de la Asociación Ítalo
Argentina XX de Setiembre, socio del Jockey Club, miembro fundador del Círculo
de Prensa, corresponsal del diario "La Nación", de Buenos Aires, profesor de
italiano en el Colegio Nacional "San Martín"; secretario del Centro Comercial,
Industrial y de la Propiedad y, desde 1948, fecha de su creación, representante
del Centro de Acopiadores de Cereales.Uno de los vecinos que más bregó por el monumento
Acto inaugural el 26 de agosto de 1962. Hasta entonces, pocas veces se había vivido en la ciudad un acontecimiento tan masivo. (Archivo)
Como se ha señalado, la urbanización de los terrenos ferroviarios y la erección de monumento al general José de San Martín, fueron sus mayores anhelos. También se destacó su participación de apoyo a la comisión encargada de la construcción de la iglesia Cristo Rey, en la década de 1940. En el sepelio de sus restos, hablaron para resaltar su personalidad, Rudecindo Rivoira, secretario del Círculo de Prensa; el Dr. Raúl Moreno, por el Jockey Club; Guillermo Sigel, por el Colegio Nacional "San Martín" y el Dr. Joaquín Gregorio Martínez, por el Centro Comercial, Industrial y de la Propiedad.
La campaña de recolección de fondos para
el monumento a San Martín no escatimó estrategias para conseguirlos. En enero
de 1961, luego de suscribir en Buenos Aires el contrato para la obra, la
delegación sanfrancisqueña visitó a Alberto J. Armando, ex vecino de la ciudad
y en aquel tiempo presidente de Boca Juniors, quien prometió la presencia del
equipo de primera en San Francisco para recaudar fondos para distribuir entre
entidades benéficas y otra parte con destino a la erección del monumento. El partido se jugó en barrio Alberione el
5 de marzo de 1961. El conjunto xeneixe se impuso a Sportivo Belgrano por 2 a 0
ante un numeroso marco de público. La formación de Boca Juniors fue la
siguiente: Roma, Rico y Heredia; Benítez, Novarini y Orlando; Nardiello, Juan
Grillo, Maurinho, Ernestro Grillo y Yudica. Ingresaron Rattin por Novarini y
Pérez por Nardiello. Sportivo Belgrano, por su parte, jugó con Bertoldi,
Riffle y Ponce; Franco, Nisella y Colombo; Peludé, Gómez, Baldesarri, Magnano y
Cattáneo. Ingresó Aimar por Bertoldi. Los goles fueron convertidos por Juan
Grillo a los 22 minutos y el brasileño Maurinho, a los 79, de penal. Pablo Britos tiene 81 años. Vive en la ciudad
de Córdoba. Fue durante 5 años integrante del Regimiento de Granaderos a
Caballo que creó el general San Martín cuando comenzó su epopeya militar en el
continente. El 26 de agosto de 1962 formó parte del
escuadrón de ese regimiento que participó de los actos de inauguración del
monumento al Libertador que se erigió en nuestra ciudad. Hace 60 años, aquel
joven fue partícipe de la alegría popular de una comunidad que no era la suya,
pero mantiene vivo el recuerdo de una jornada que, para él también, fue
inolvidable. "Estuvimos allí cuando se inauguró el
monumento. Fueron momentos emocionantes. Recuerdo que era casi un descampado el
lugar donde se instaló la estatua y que el desfile fue muy grande. Hubo mucha
gente", expresó. Afirmó haber sentido muy fuerte en ese momento el orgullo de
ser integrante del cuerpo de granaderos y ser parte del homenaje que se le
rindió a San Martín en nuestra ciudad. Han transcurrido seis décadas y sigue
sintiéndose granadero. Como cuando hacía guardia en el mausoleo de la Catedral
de Buenos Aires que guarda los restos del Padre de la Patria. Como cuando se
preparaba para participar de los homenajes en el Campo de la Gloria en San
Lorenzo. Como cuando, en la vida interna del regimiento, tenía la
responsabilidad de cuidar a los caballos que forman parte también de la vida de
un granadero. Para serlo "hay que tener muy buena preparación
física y algunos atributos especiales. Como cualquier soldado, hicimos la
instrucción en Campo de Mayo. Practicábamos mucho con los caballos para
participar de los festejos anuales en San Lorenzo", recordó Britos. Al mismo tiempo, rescató como las virtudes más
notables de San Martín "su honestidad y su sentido de la libertad. Seamos
libres y lo demás no importa nada". Agregó que en estrategia militar era
insuperable, pero "también fue un ser humano muy bondadoso". Finalmente, volvió a expresar su orgullo por
ser granadero. Porque todavía lo es: "sentimos mucho reconocimiento de la
sociedad", aseguró. Y, todavía vital, expresa esa identidad "todos los 17 de
agosto a las 3 de la tarde", cuando los
"veteranos" ex integrantes del regimiento se reúnen en la plaza central
para homenajear a San Martín, tal como lo hicieron hace 60 años en nuestra
ciudad.Boca Juniors se sumó a la recaudación de
fondos: en 1961 jugó aquí por primera vez
Recuerdos
de un granadero
Britos guarda como un tesoro el diario que recuerda su participación como granadero en el acto inaugural del monumento en San Francisco.
Pablo Britos.