Análisis
Descorriendo las cortinas
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La victoria de Milei sorprendió por su contundencia. También, pudo haber logrado el corrimiento de la ventana política nacional hacia un nuevo consenso, donde el equilibrio fiscal y el orden macroeconómico se asumen como condiciones necesarias para la recuperación del país.
Por Fernando Quaglia | LVSJ
Tras el triunfo de La Libertad Avanza, se multiplicaron las interpretaciones sobre las razones del contundente apoyo al oficialismo nacional. Entre los factores señalados, se destaca la efectividad de la boleta única de papel, que simplificó el proceso electoral y desactivó sospechas sobre maniobras clientelistas. También influyó el viraje discursivo del presidente y el impacto emocional del respaldo de Donald Trump, cuya polémica frase -“Si gana, lo seguiremos apoyando”- fue catalizadora. En contrapartida, aquel “ya saben a quién votar” de Cristina Kirchner, al intentar desacreditar ese apoyo, reforzó la decisión de un amplio sector que sabía exactamente a quién no elegir.
El resultado dejó al kirchnerismo en una posición difícil: sufrió una derrota que acentuó su repliegue territorial y las tensiones internas. Su discurso, anclado en categorías ideológicas añejas, aparece desconectado de una amplia porción de jóvenes. Tampoco logró instalarse la “avenida del medio”. Como resumió el politólogo Andrés Malamud, el magro desempeño de estas opciones ratificó que, en tiempos de polarización, “el agua tibia nunca es nítida; el agua caliente o fría te convencen, la tibia no”.
Pasada la elección, la atención se centró en la actitud del presidente y sus aliados. Su primera aparición pública, de tono moderado, disipó temores, y la posterior convocatoria a los gobernadores que “saben que dos más dos es cuatro” exhibió un giro pragmático. La foto del encuentro simbolizó el posible comienzo de un nuevo tiempo. Que, quizás, sea el fruto del “aprendizaje forzoso” -según admitió Milei- nacido de la derrota en la elección provincial bonaerense.
El verdadero triunfo
El desafío de este nuevo escenario político reside en consolidar la convicción de que el equilibrio fiscal, el orden macroeconómico, el control de la inflación y las reformas de fondo en campos como el laboral y el tributario se perciban no como imposiciones, sino como compromisos imprescindibles.
En la teoría política, este fenómeno se explica por el concepto de la “ventana de Overton”, en referencia a Joseph P. Overton, analista estadounidense que en los años noventa describió cómo un conjunto de ideas inicialmente inaceptables, ignoradas o rechazadas por una comunidad y sus líderes políticos puede, con el tiempo, transformarse en políticamente viables o socialmente deseables.
Esa “ventana” se desliza como consecuencia de variados factores: cambios en la opinión pública, el fracaso de algunas teorías, la sucesión de malas experiencias políticas, la irrupción de líderes carismáticos, eventos históricos o movimientos sociales. Hoy, las redes y los medios digitales aceleran este desplazamiento, mientras que la polarización ideológica lo hace más brusco.
El voto popular induce a reflexionar que aquellas ideas pueden estar atravesando la ventana. De ser vistas como falacias defendidas por “gorilas”, un objetivo imposible o consignas tecnocráticas de sectores que solo pretenden aumentar su influencia y su poder económico, se asumen ahora como de sentido común, factibles, razonables y hasta populares.
Overton describe los pasos de este fenómeno: una idea rechazada radicalmente comienza a discutirse. A partir de allí, se vuelve más tolerable para la sociedad y, con el tiempo, debido a factores sociales, culturales y políticos, empieza a percibirse como una opción razonable. La ventana se atraviesa cuando el apoyo popular se hace manifiesto. Que no se cierren los postigos dependerá, finalmente, de que se convierta en política pública perdurable.
Como un estudiante que aprobó una materia sin haber estudiado demasiado, Milei admite haber tomado nota de que hay que aceitar las bisagras.
Luego de la reunión con los gobernadores, es posible las cortinas se estén descorriendo.
