Sociedad
Debate por la cardioprotección en San Francisco: buscan garantizar desfibriladores en espacios deportivos
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Tras la muerte de un joven durante un partido de fútbol en la ciudad, crece el debate sobre la necesidad de desfibriladores y capacitación en RCP en los espacios deportivos públicos y privados.
El lunes 20 de octubre, una tragedia volvió a poner en discusión la preparación de los espacios deportivos frente a emergencias cardíacas. Un joven de 30 años, Ulises Ludueña, falleció en el predio de Unión Eléctrica, en barrio Dos Hermanos, mientras disputaba un partido de fútbol. Según informaron fuentes policiales, el hombre sufrió una descompensación repentina y cayó al suelo. Pese a los esfuerzos del servicio de emergencias, que realizó maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) durante casi 50 minutos, no lograron revertir el cuadro y se constató su fallecimiento en el lugar.
El episodio reavivó una preocupación que atraviesa tanto a instituciones públicas como privadas: la falta de Desfibriladores Externos Automáticos (DEA) y la capacitación en maniobras de RCP en clubes, gimnasios y complejos donde se realizan actividades deportivas. En un contexto en el que la muerte súbita puede ocurrir en cualquier momento y lugar, la posibilidad de una rápida intervención puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Los desfibriladores son dispositivos que, mediante una descarga eléctrica controlada, pueden permitir restablecer el ritmo cardíaco en casos de paro cardiorrespiratorio. Su uso es sencillo y guiado por voz, pero requiere contar con equipos en buen estado y personas instruidas para su utilización. En San Francisco, hay un gran porcentaje de complejos deportivos y espacios recreativos que no cuentan con este tipo de equipamiento.
El costo de un DEA ronda actualmente los 2 millones y medio de pesos, a lo que se suman los gastos de mantenimiento. Las baterías suelen tener una vida útil de entre dos a cinco años y deben ser reemplazadas para asegurar el correcto funcionamiento del equipo. A esto se suma la necesidad de revisiones periódicas y de una señalización clara que indique dónde se encuentran los dispositivos, algo que, según especialistas, pocas veces se cumple.
En ese sentido, el concejal de Juntos por el Cambio, Luciano Stoppani, planteó tiempo atrás la posibilidad de establecer un sistema de mantenimiento y control similar al que realizan los Bomberos Voluntarios con los matafuegos. Destacó que sería importante que instituciones como Ucemed o Cruz Verde pudieran encargarse del control y mantenimiento de los DEA. “Si nadie supervisa su estado, puede suceder que al momento de necesitarlos no funcionen”, expresó. A su vez, remarcó la importancia de la cartelería visible en los establecimientos que cuenten con estos equipos.
En muchas ciudades del país y del mundo, los espacios cardio protegidos están identificados con señalética universal, de color verde o rojo, que facilita su reconocimiento inmediato.
Cabe destacar que, desde el municipio, a través de la Secretaría de Salud, en agosto realizó una entrega de desfibriladores externos automáticos (DEA) a el Club El Tala. En ese momento, la institución se convirtió en la decimoséptima entidad en recibir este equipamiento esencial para la atención de emergencias cardíacas. Además, en los últimos meses se realizaron capacitaciones sobre RCP, con certificación otorgada por la Asociación para la Capacitación en Emergencias y Socorros (Aces). A su vez, la municipalidad sostiene en convertir a San Francisco en una “ciudad cardio protegida” con sus diferentes acciones.
El debate cobró nueva fuerza esta semana a partir de un proyecto de ordenanza presentado por el bloque Juntos por el Cambio. La iniciativa será tratada en el Concejo Deliberante el próximo jueves 30 de octubre y busca que todos los establecimientos donde se realicen actividades deportivas, tanto públicos como privados, cuenten con un DEA y con personal capacitado en su uso y en maniobras de RCP.
El texto del proyecto establece que los dispositivos deben estar ubicados en lugares accesibles, visibles y correctamente señalizados, con mantenimiento periódico y control de funcionamiento. Además, contempla la capacitación obligatoria del personal de los clubes, polideportivos, gimnasios y centros comunitarios. También incluye la colocación de cartelería indicativa con la leyenda “Este establecimiento cuenta con equipo y operadores en RCP”, junto con el número de ordenanza y otros datos relevantes.
Otro de los puntos destacados del proyecto es que el cuidado, reparación y reposición de los equipos estará a cargo de la entidad o establecimiento que los posea, mientras que el municipio deberá impulsar campañas de concientización y divulgación para fomentar la prevención y la respuesta rápida ante emergencias cardíacas.
Desde el bloque autor del proyecto destacaron que la iniciativa tiene un enfoque preventivo y apunta a crear conciencia en la comunidad sobre la importancia de actuar con rapidez. “Una atención inmediata con un DEA puede duplicar o triplicar las posibilidades de supervivencia de una persona con paro cardíaco”, señalaron en los fundamentos.
No es la primera vez que se presenta una propuesta de este tipo. En años anteriores, el mismo espacio político impulsó proyectos similares, aunque no obtuvieron aprobación en el Concejo Deliberante.
La discusión sobre la cardioprotección también involucra un aspecto educativo. Instituciones de salud y organismos especializados insisten en que la capacitación en RCP debe ser parte de la formación básica de toda la población, ya que las maniobras de reanimación pueden realizarse incluso antes de que llegue la asistencia médica. En muchos casos, el tiempo de respuesta es determinante y cada minuto cuenta.
La muerte del joven en Unión Eléctrica expuso una realidad que trasciende lo individual y vuelve urgente la pregunta por la responsabilidad colectiva frente a la prevención. Tener un DEA disponible, saber usarlo y contar con señalización adecuada son medidas que no solo salvan vidas, sino que fortalecen la cultura del cuidado en los espacios comunitarios.
Mientras el proyecto de ordenanza espera su tratamiento en el Concejo, la comunidad deportiva y sanitaria de San Francisco vuelve a mirar hacia adentro. Porque detrás de cada tragedia hay una oportunidad de aprendizaje y, sobre todo, de acción.
