De la legítima defensa a la condena confirmada: el veterinario que simuló un robo para ocultar un asesinato

Lo que en un principio parecía un caso de defensa propia frente a un robo violento terminó por transformarse en uno de los episodios criminales más impactantes de San Francisco. En 2017, el veterinario Hernán Vietti Colomé denunció haber sido víctima de un asaltante al que logró reducir y golpear hasta causarle la muerte. Sin embargo, la investigación judicial reveló que la víctima, Jorge Diep Jaider, no era un delincuente improvisado sino un sicario contratado por el propio veterinario.

La historia comenzó con una disputa familiar por una herencia, en la que Vietti buscó intimidar a su hermano Lucio. Para ello, recurrió a Diep Jaider y a Omar “Funyo” Funes, a quienes les prometió una suma de 150 mil pesos para que lo “apretaran”. Incluso los acompañó hasta la provincia de Santa Fe para identificar al supuesto objetivo.

Pero el plan se salió de control: los sicarios decidieron advertirle al hermano del veterinario y fingieron un secuestro con la intención de cobrar igualmente el dinero. En ese contexto, Diep Jaider se presentó en la veterinaria para exigir la suma pactada. Lejos de cumplir lo prometido, Vietti lo atacó brutalmente, provocándole la muerte por asfixia y traumatismo de cráneo, según determinó la autopsia.

Para cubrir el crimen, el veterinario alteró la escena e intentó hacerlo pasar por un robo seguido de legítima defensa, pero las pruebas —incluidos los vínculos previos entre acusado y víctima— terminaron derrumbando su versión. El testimonio de su hermano Lucio, quien describió la relación violenta y conflictiva que mantenían, fue clave en el juicio.

El 1 de septiembre de 2020, la Cámara en lo Criminal y Correccional de San Francisco lo condenó a 17 años de prisión por homicidio simple. La defensa apeló en distintas instancias, pero en 2023 el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba confirmó la pena. Finalmente, en los últimos días, la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró inadmisible el recurso presentado por la defensa y dejó firme la sentencia.

Así, un caso que en su inicio se presentó como legítima defensa frente a un asalto quedó sellado en la Justicia como un asesinato planificado en el marco de una disputa familiar, con una condena que ya no tiene retorno para el veterinario.