De la cuarentena en soledad al aislamiento en familia luego de un mes sin verse
Toda una odisea. Para un matrimonio y sus hijos de nuestra ciudad, aislarse en su hogar fue el mejor reencuentro. El padre regresó de Europa y no pudo tener contacto con nadie, ni con su esposa. Pasados los 14 días más solitarios de su vida, otra vez el encierro, aunque ahora lo disfruta.
En la casa de los Valeri, la cuarentena no se vive como en la mayoría de los hogares sanfrancisqueños. En el suyo, el encierro se siente como la libertad misma y cada hora que pasa se disfruta al máximo.
Es que hasta el lunes pasado, Emiliano, el padre de familia, tuvo que pasar el aislamiento en total soledad, ya que había regresado de un viaje de trabajo por España e Italia lo que obligó a su esposa Lucía y sus hijas Nina y Clara, antes de volver a verse a dejar la casa para no correr ningún riesgo.
Con buena salud y bajo la supervisión de los médicos del Hospital "J. B. Iturraspe", este papá cumplió el plazo de su cuarentena solitaria para pasar los días de aislamiento junto a su familia, la que no veía desde hacía casi un mes.
Cuando el presidente Alberto Fernández decretó el aislamiento obligatorio, a Emiliano no le preocupó, porque todo lo que necesitaba y extrañaba ahora lo tendría tiempo completo para él: el amor y la contención de su familia.
"Los días son súper llevaderos con mis hijas en casa. Entre tareas, juegos y todo lo del hogar, las horas se disfrutan al máximo. Además, con mi esposa Lucía por la mañana podemos conectarnos y trabajar desde casa. Nos divertimos mucho los cuatro, aprovechando y disfrutando el tiempo que perdimos por estar distanciados", contó Emiliano Valeri a LA VOZ DE SAN JUSTO.
"Todo por la salud de ellas"
Emiliano llegó de su viaje y se aisló en su casa por decisión propia, mientras sus hijas y esposa se fueron a vivir temporariamente a la de sus suegros. "Fueron 14 días muy duros porque no veía a mi familia desde el 26 de febrero", confesó.
Lucía le llevaba las provisiones, se las dejaba en la puerta y se retiraba. Un saludo a través de la ventana, distanciados, apenas el mínimo contacto.
Mensajes de texto, videollamadas... todo lo que ocurría cuando estaba en Europa siguió igual pero ahora en nuestra ciudad; fueron dos largas semanas.
"Seguí trabajando en casa pero en un momento del día necesitás el abrazo de tu esposa y tus hijas. A pesar de eso, pensaba en que todo se hizo por la salud de ellas porque no quería que sufrieran por mí culpa. Es lo que me tocó, lo acepté y lo que correspondía por nosotros y toda la gente con la que tengo contacto a diario que son cientos en la fábrica donde trabajo", explicó el entrevistado.
El viaje que no imaginaba
El viaje de Emiliano surgió en 2019 con la visita de un proveedor de España a la fábrica del Parque Industrial donde trabaja, el cual lo invitó a un evento deportivo que se desarrollaba en Madrid y él aceptó.
En tierra europea, Emiliano decidió extender su viaje por diez días más para visitar a su hermana que vive en Milán, Italia, y no veía desde hacía un año. También vio la chance de coordinar reuniones de trabajo con empresarios españoles e italianos, otros tanto de Francia, Egipto y otros países.
"Este viaje se organizó entre diciembre y enero. Nadie imaginó que el coronavirus iba a tomar tanta trascendencia", explicó Emiliano todavía sorprendido por los estragos que causa la pandemia hoy en esos lugares donde él estuvo.
"Cuando estuve por España todavía no habían tomado conciencia de la gravedad de este virus pero en Italia, me advirtieron que tome los recaudos necesarios y si podía que no viajara, pero como no iba a hacer turismo a Milán porque ya conocía y solo iba a estar con mi hermana, fui igual", relató.
En camino hacia Milán, Emiliano observó las primeras señales de que algo muy grave estaba ocurriendo. "Cuando tomé el vuelo de Madrid a Milán, el 2 de marzo, noté que había un ambiente raro porque mi avión volaba casi vacío, siendo uno de los comerciales más vendidos. No había más de 40 personas en todo el avión", recordó.
En Italia el Covid - 19 empezaba a ser un tema de preocupación. "En Milán nos tomaron la fiebre a todos los pasajeros y cuando me buscó uno de los proveedores con los que tenía que encontrarme por negocios para llevarme a Brescia a 100 kilómetros de esa ciudad, me sorprendió el poco movimiento en las calles. El hotel donde me iba a alojar había cerrado sus puertas y en el que me hospedé finalmente había solo siete personas. Estaba toda la ciudad desierta".
Un regreso con suerte
La situación de Italia, uno de los países más afectados por coronavirus, vive la desolación de sus calles y más aún, el cierre de todos los accesos turísticos. "Cuando tuve que ir de mi hermana, que vive en el casco histórico de Milán, me llamó la atención que siendo una zona tan transitada, apenas había gente. El trayecto que me podía llevar una hora, lo hice en 15 minutos, toda una sorpresa".
Con la crisis aérea que ya se sentía en todo el mundo, Emiliano cambió su vuelo para regresar el martes 10 con la aerolínea Iberia desde Milán a Madrid, para luego arribar a Córdoba. "Si no hubiera hecho ese vuelo, todavía estaría varado en Italia. Lo cambié justo, tuve suerte", dijo con alivio.
El regreso de Emiliano a la Argentina fue cauteloso y consciente de lo que podría pasar si no tomaba las medidas sanitarias necesarias. "Para ese momento España aún no era país de riesgo. Lo hablé mucho con mi esposa Lucía porque no sabía qué hacer. Me sentía a la deriva; no sabía si me iban a buscar o no al aeropuerto o cómo actuar pero finalmente y para cuidarnos entre todos, la decisión fue volver solo".
Al desembarcar en Córdoba, "los agentes de sanidad no controlaron que mi declaración jurada correspondiera con los datos de mi pasaporte pero tomé los recaudos necesarios. En el aeropuerto tomé un taxi y le dije al chofer que me lleve al Hospital Privado para que me analicen porque volvía de un país de riesgo. En ese lugar me dijeron que si me sentía bien, que regresara a San Francisco pero tomando los recaudos necesarios".
Con barbijo y alcohol en gel, Emiliano volvió en un colectivo de línea a nuestra ciudad y se comunicó con los profesionales del Hospital Iturraspe con quienes coincidió en hacer la cuarentena a pesar de no tener síntomas.
"Pareciera que uno viaja y trae el virus a propósito. No todo el que viaja lo hace por placer, vacaciones o porque tiene dinero. Por trabajo también se sale del país", argumentó Emiliano.
Luego de días difíciles, Emiliano reconoció que todo esto fue una prueba de vida: "Me enseñó a ser consciente de lo que está ocurriendo. Todo el mundo cree que es inmune y no es así. Si bien uno tiene bien claro cuáles son las prioridades y qué es lo importante para uno en la vida, es en estos momentos donde uno se da cuenta quién está para acompañar con un mensaje, con una llamada, con una palabra de aliento. Valoro y agradezco el sostén de mi familia, mis amigos y mis compañeros de trabajo porque no fue fácil", concluyó.