De Entel a Telecom: la historia de Juan, el hombre de las telecomunicaciones

39 años, 9 meses y 7 días trabajó Juan Alberto Molina en Entel que después pasó a ser Telecom y después ... hay muchos después en su historia y en la de su vida laboral que concluyó hace poco ligado a la empresa cuyo edificio gigante se está deteriorando en silencio en el Centro Cívico.
Por Leonela Zapata (*)
Hay un hombre parado frente a Telecom, se llama Juan Molina, trabajó 40 años ahí y toda su vida la vivió trabajando para esa empresa. Hoy tiene 67 años y eso aún le despierta emoción.
Los inicios de Juan en Entel se dan en un país convulsionado por la dictadura militar y lo que será el Mundial de Fútbol de Argentina ´78, para él empezó a escribirse su foja laboral en ese contexto.
"Ingresé el 22 de marzo de 1978 para la época del Mundial, donde las comunicaciones eran manuales, no eran digitalizadas como ahora", sostuvo con nostalgia.
Escucharlo a Juan es un viaje en el tiempo, de esos que te provocan las series como Mad Men o Perry Mason: "Cuando uno necesitaba una comunicación de larga distancia estaba el 1-9, la operadora, quien interconectaba con la localidad a comunicarse".
El problema era que en San Francisco no había telediscado sino que había telefonía automática. Esa modalidad se denominaba punto a punto y "era llamar al 19 para que la operadora te intercomunicara con la localidad que se quisiera ya sea dentro del departamento San Justo, en Buenos Aires o fuera del país".
Cuando en 1982 Entel se traslada al edificio de Bv. 9 de Julio 1606 se empieza a utilizar el telediscado nacional. A partir de la introducción de esta tecnología cada cliente tenía la posibilidad de discar sin la intervención de la operadora. No obstante, en algunas localidades la comunicación seguía siendo manual.
Entre los "saltos tecnológicos" recordados por Juan también resalta otro hito importante como fue la llegada de las microondas. Eso fue una evolución grandísima, ya no había intermediarios para hacer una comunicación y sin saber lo que pasaría en el futuro realmente sería un gran cambio para los años venideros.
Molina fue un "sobreviviente" de la privatización de Entel.
Adiós Entel
En 1990 Entel es privatizada, en la región sur del país pasó a manos de Telefónica y en la zona norte (en la cual se encuentra San Francisco) fue beneficiada Telecom.
La historia de Juan Alberto Molina es la de muchos trabajadores estatales quienes en los noventa sintieron el cimbronazo de las recetas neoliberales pasando a ser empleados privados, y junto con ello vino también la automatización que puso en peligro fuentes laborales.
"Se veía que la privatización y la automatización traían dos cosas: sabíamos que se venía la limpieza, la baja de compañeros que se tenían que ir. Por ejemplo, el sector de tráfico desapareció, el sector administrativo y trámites para un servicio desapareció. Todo lo que quedó en esto (señalando al edificio) es solamente la planta interna y la parte externa que es mantenimiento, ya sea el local y el distante", dijo mientras la voz se le entrecortaba.
Telecom trajo la automatización y con ella algunas tareas se volvieron obsoletas.
"Hoy una llamada, por un mismo caño (fibra óptica) pasan miles y miles de comunicaciones, ya sean de celulares, telefonía básica, datos, televisión. Ahora los equipamientos son reducidos en tamaños. En este edificio puede haber un 30% de ocupación", y lo dice con sólo mirarlo porque conoce las cosas de memoria.
En la lucha
Entre las tantas historias de Juan está su paso por la vida sindical. No sólo formó parte de la Organización del Personal de Supervisión y Técnicos Telefónicos Argentinos (sindicato Opstta) sino que llegó a integrar la federación nacional por más de diez años.
Juan Alberto colgó sus herramientas en Telecom en mayo de 2018 después de cuatro décadas de brindarle a los vecinos del departamento San Justo la posibilidad de acercarse a sus amigos y familiares que están lejos.
"Tuve grandes oportunidades, me ofrecieron trabajar en cooperativas pero mi anhelo era ser técnico electromecánico. La comunicación ya pasó y lo único que me queda dentro de ella es la gran amistad de los compañeros de San Francisco y fuera de la ciudad", contó satisfecho.
A los 67 años Juan Alberto Molina sigue trabajando con el espíritu de aquel joven que ingresó a Entel y soñaba ser técnico sabiendo que cada vez que usa el teléfono alguno de esos cables fue colocado por él.