Sociedad
Damián Bolaño le vuelve a dar vida a la histórica estatua de la loba de Plaza Italia
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Tras el robo de las figuras de Rómulo y Remo, el emblemático monumento de la Plaza Italia se encuentra en restauración. La intervención forma parte del plan del municipio para la recuperación y puesta en valor de todo el sector.
La Plaza Italia de San Francisco, un espacio creado para conmemorar los 100 años de la Sociedad Italiana, atraviesa un proceso de restauración y con ello también la reparación de su emblemático monumento a Rómulo y Remo, los hermanos gemelos que, según la tradición romana, fueron los encargados de fundar Roma y criados por una loba. La obra es una de las pocas en el espacio público de la ciudad que está realizada completamente en bronce, un material que, por su valor y características, ha sido objeto de intentos de robo. Producto de un acto de vandalismo, las figuras de Rómulo y Remo fueron sustraídas, y por el momento no hay fecha estimada para su reinstalación.
El escultor sanfrancisqueño Damián Bolaño, a cargo de la restauración, explicó a LA VOZ DE SAN JUSTO los procedimientos para la reparación. “Se manejaron con herramientas de corte para poder cortar ciertas partes de la escultura y poder ir sacando los pedazos. Lo que tenemos que lamentar en este caso es que se perdieron dos partes casi fundamentales de la obra, que son Rómulo y Remo, las dos figuritas humanas que se encuentran en la parte inferior de la obra”, destacó. Respecto a la loba y su base, mencionó que presentan algunos faltantes menores, como parte de la cola y algunas patas, aunque el cuerpo principal se encuentra completo y resguardado.
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La restauración de esta obra no es sencilla. Bolaño detalló que se trata de piezas importadas y realizadas en fundición a la cera perdida, un proceso artesanal especializado que requiere talleres con experiencia en arte, como los que se encuentran en Rosario, Buenos Aires y, en este caso particular, en Italia, país de origen de la escultura. “Para poder conservar la originalidad de la obra, se debe realizar la técnica de fundición a la cera perdida”, señaló.
El proceso de restauración contempla varias etapas. Primero, se reconstruyen los elementos faltantes en yeso, basándose en documentación disponible que permite respetar las proporciones y el diseño original. Luego, este yeso se utiliza para generar un molde de caucho, a partir del cual se hacen copias en cera. La cera se somete a un segundo molde en tierra de fundición, lo que permite producir la pieza final en bronce. Este método asegura que la figura quede hueca y no maciza, manteniendo la técnica original de la obra. Posteriormente, las partes restauradas se sueldan a la estructura original, respetando posiciones y tamaños.
Una vez finalizada la restauración, se aplicará una pátina con calor y ácidos para darle a la escultura el tono característico del bronce envejecido. “Cuando uno piensa en imágenes de bronce, piensa en figuras doradas y pulidas, pero el bronce no es así. Se aplica la pátina para sacarle el brillo natural y dejar un tono más oscuro, con óxido, que es el que corresponde a las esculturas de este tipo”, explicó Bolaño.
La planificación de la reinstalación también se está trabajando con cuidado. Tanto las asociaciones italianas como la Municipalidad de San Francisco están evaluando el nuevo emplazamiento de la obra para garantizar su seguridad y evitar que sea nuevamente objeto de vandalismo. Se está considerando incluso la posibilidad de conservar marcas que dejen registro del acto vandálico, incorporando ese capítulo en la historia de la obra. “Se está barajando la idea de que no sea restaurada con los métodos tradicionales para que quede como estaba originalmente, sino hacerle alguna reparación en otro material para que quede marcada la huella de lo que le pasó a la obra”, agregó Bolaño.
Actualmente, la loba y la base están en resguardo. “Lamentamos no poder haber encontrado las piezas que faltan, como Rómulo y Remo, pero el resto sigue todo encaminado”, concluyó el escultor. La restauración no solo permitirá recuperar el valor estético y simbólico de la obra, sino que también se espera que vuelva a ser un punto de encuentro cultural y patrimonial de la ciudad.
El monumento a Rómulo y Remo forma parte de la identidad de la Plaza Italia, un lugar que desde su creación en 1997 ha sido símbolo de la comunidad italiana en San Francisco y del legado cultural que deja la inmigración en la ciudad. La intervención de Damián Bolaño busca preservar esa memoria, respetando las técnicas originales y asegurando que futuras generaciones puedan disfrutar de la obra.
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